Luis Fernández Molina

Un sol en su pecho al ritmo de vida,
vibraba en silencio, brillaba en sus ojos.
Un claro horizonte despejan los cielos,
un nuevo camino allende el altar.

Los sueños de infancia,
capullos de rosa, semillas de estrella,
historias de reinos, poblados por hadas,
por fieros dragones, enanos y brujas,
¡Y príncipes bellos!
Son hoy realidades.

Allá los ancianos observan de lejos,
acaso preguntan ¿es esta la niña?
¿Aquella que ayer dormitaba en su cuna?
¿La misma que en brazos llevaron?

Y los padres ¿Están tristes? ¿Por qué lloran?
Es que avanza su princesa, por la luz del arco iris
por esa misma vereda, que otrora ellos pasaron
buscando constelaciones.

Los hermanos la contemplan
con nostalgia y regocijo,
recordando aquellos juegos
de carritos y casitas, de tableros y muñecas.
¡Ya se va la compañera!
Terminaron esos juegos.

Se engalanan unicornios para presidir la marcha,
vienen después elefantes y rebaños de jirafas,
en nubes de mariposas.
en cantos de ruiseñores.

Y cuando llegue la tarde
y se acumulen las hojas,
el destello de este día
será aliento y luminaria,
que alumbrará su destino.

¡Oh Virgen de la Asunción!
¡Oh Reina de los hogares!
Bendice como en Caná
a tus hijos que en este día,
te ofrecen sus ilusiones.

La Antigua, agosto 15, 2014

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