Martín Banús M.
marbanlahora@gmail.com

Además de la comida y el aire propiamente dichos, el ser humano es impresionado por estímulos naturales y no naturales. Los naturales son, obviamente, aquellos que son parte de su propia naturaleza y de aquella otra que lo rodea. Los no naturales son aquellos otros estímulos creados por el hombre para influir sobre los demás hombres, por razones económicas, ideológicas, religiosas, políticas, etc.

De lo anterior se desprende que todo lo que el hombre ve, oye y siente, lo marca y lo modela, esté o no consciente de ello. La estructura emocional, o sea aquello que lo estimula y lo predispone a actuar o a no hacerlo, será también la que lo oriente constructiva o destructivamente, en primera instancia consigo mismo, luego con su familia y posteriormente con la sociedad a la que pertenece.

En este sentido hoy queremos referirnos específicamente a la nefasta influencia de la T.V., especialmente a esa porquería, en su mayor parte, que nos brinda el llamado, “servicio de cable”, que ofrece Claro de Telgua. Una transmisión cuya calidad ha venido gradual y calculadamente a menos.

Estamos sorprendidos cada vez más por la casi absoluta ausencia de elementos positivos y formadores, en contraste con una masiva y apabullante programación violenta, barata y vergonzosa, que no es sino una anticultura deformante, evidenciada en esos llamados “reality shows”, donde abundan los gases (pedos) disfrazados de chiste, los noticieros “light” y además sesgados como CNN en Español, los espionajes a la infidelidad, las convivencias amorales, la violencia sanguinaria, la venganza como fin de la acción humana y la más vulgar pornografía, entre otras formas de alienación que riñen frontalmente con cualquier ética o credo religioso. ¿Dónde la presencia del Estado previsor y protector?

¿Qué es lo que hace la mal llamada Dirección Técnica de Espectáculos Públicos? ¿Qué es lo que se supone que “dirige” esta “Dirección” adscrita al Ministerio de Cultura y Deportes?

Se nos informó por parte del personal de tal ”Dirección”, que la actividad se limita a ver anticipadamente y a clasificar las películas del cine, –más no de la T.V.–, y en función de su contenido establecer las edades mínimas del público para cada película o filme. Quisimos hablar con el Director de dicha Dirección, el Sr. Pablo Cristiani, pero se mantuvo de 9 a.m., a las 13 horas de ese día, en una reunión con su “equipo contable”.

Afortunadamente, dos empleados de dicha Dirección, nos brindaron información de gran ayuda.

Uno de ellos nos dijo que hay una ausencia absoluta de control, censura y de aplicación de las leyes de ese Ministerio, en la T.V., tanto nacional como la de Cable, porque simplemente a los señores de la T.V., no les ha dado la gana de plegarse a las leyes y exigencias de esa dependencia, y ante eso, dice, “no podemos hacer más”. ¿Qué tal?

“Ha habido, dijo, esfuerzos reiterados e infructuosos para llegar a acuerdos con los responsables de la T.V., pero no se ha podido hacer nada más y no se pasa de ahí.”

Evidentemente tampoco ha habido voluntad política para hacer pública tal transgresión y desobediencia a las leyes. Así como tampoco para aplicar las sanciones respectivas o para intervenir de acuerdo a la ley. ¿Se oye, Sr. Ministro de Cultura y Deportes, Batzín Chojoj?

Tal incumplimiento por parte de la T.V., y la falta de una pronta y adecuada denuncia por parte de las autoridades ministeriales (Sr. Pablo Cristiani), puede ser visto incluso como una conjuración para impedir, –por dinero y/o en complacencia en el delito–, el desarrollo óptimo emocional y ético del guatemalteco. ¡Ni más ni menos que un boicot al país, a su cultura y tradición!

Tal omisión por parte de los encargados directos del Ministerio de Cultura, puede dar lugar a una demanda legal, como mínimo, por incumplimiento de funciones.

Hoy por hoy, nos guste o no estimados lectores, la televisión es directa responsable de las conductas violentas y delincuenciales dentro y fuera del hogar. Son auténticas escuelas del crimen y de todo tipo de morbosidad y mal gusto para nuestros hijos, nietos y otras gentes sin criterio formado, por lo cual no podemos quedar indiferentes ante estas nuevas formas de crimen organizado formadas y toleradas por “incapaces, corruptos y mercantilistas”.
Estaremos pendientes.

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