Walter Juárez Estrada

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Hasta hoy, nadie puede anticipar quién de los candidatos presidenciales será el triunfador en las elecciones de segunda vuelta el 20 de agosto. Se podría decir que hay un aparente empate y las dudas podrían quejar despejadas si Sandra Torres de la UNE y Bernardo Arévalo de Semilla, antes del balotaje, despejen las dudas de cómo integrarán su gabinete, que ojalá sean personas probas, idóneas, honradas y no sean esos personajes que, por compra o financiamiento ilícito, logran escalar posiciones.

De ser así, seguiremos igual y es ahora cuando el pueblo les exige a los dos aspirantes presidenciales que tengan el valor y el coraje de cambiar la imagen áspera que ha tenido Guatemala, tanto a nivel nacional como internacional. Las promesas que han hecho no sean simples ofrecimientos. La exlíder de la internacional socialista Torres, ha hecho ofrecimientos y su función en los tres procesos electorales ha dicho que reactivara la bolsa solitaria y que ofrecerá bonos para gente pobre que se duda.

Arévalo, hijo del recordado e histórico expresidente Juan José Arévalo Bermejo, ha sido mesurado en sus ofrecimientos, diciendo que no hará alianzas con los corruptos y que su meta principal de obtener el voto, será romper con las acciones ilícitas que por años ha tenido Guatemala, pero los ofrecimientos son esos, pues el presidente se ve forzado a cambiar presionado por esas entidades que a ultranza autogobiernan y se transforma todo en un fracaso y una desilusión, como ha sido la vieja política del gobernante de turno.

El artículo 194 de la Constitución dice claramente las funciones de los ministros de Estado. Ejecer jurisdicción sobre todas las dependencias de su ministerio, nombrar y remover a los funcionarios empleados de su ramo, refrendar los decretos, acuerdos y reglamentos dictados por el presidente, relacionados a su despacho, presentar al gobernante el plan de trabajo… el proyecto de presupuesto, dirigir, tramitar, resolver e inspeccionar todos los negocios relacionados a su despacho, participar en las deliberaciones de su gabinete y velar por el estricto cumplimiento de las leyes, la probidad administrativa y la correcta inversión de los fondos públicos en los negocios confiados a su cargo.

Desafortunadamente los presidentes de la Republica, con raras excepciones designan a un ministro con las mejoras hojas de vida. Lo hacen por su filiación al partido que lo patrocinó y desoyen el clamor popular. Los ministerios más conflictos que por su misma naturaleza sus titulares y principales colaboradores deben ser tener capacidad y conocer su ramo: gobernación, que debe tener clara consciencia que su función es, terminar con la violencia organizada, que las instituciones de seguridad sean su brazo derecho y termine con la corrupción que por años ha tenido el sistema penitenciario. Educación que es una de las carteras más conflictivas que por años ha sido manejada por el líder vitalicio Joviel Acevedo Ayala, Salud Pública, que debe tener como obligación hacer una reorganización a fondo en su cartera y terminar con la corrupción. El Ministerio de comunicaciones no sea la cartera más corrupta de la historia.

Se espera que con sus asesores cercanos y de confianza Torres y Arévalo, nombren un gabinete que tenga clara consciencia cada ministro que debe cumplir con lo que indica la carta magna y que no sea el corrupto. Que se aisle de los compadrazgos políticos, sea fiel colaborador del Presidente para sacar a Guatemala del atascadero que ha tenido con los últimos gobiernos.

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