Víctor Ferrigno F.

Jurista, analista político y periodista de opinión desde 1978, en Guatemala, El Salvador y México. Experiencia académica en las universidades Rafael Landívar y San Carlos de Guatemala; Universidad de El Salvador; Universidad Nacional Autónoma de México; Pontificia Universidad Católica del Perú; y Universidad de Utrecht, Países Bajos. Ensayista, traductor y editor. Especialista en Etno-desarrollo, Derecho Indígena y Litigio Estratégico. Experiencia laboral como funcionario de la ONU, consultor de organismos internacionales y nacionales, asesor de Pueblos Indígenas y organizaciones sociales, carpintero y agro-ecólogo. Apasionado por la vida, sobreviviente del conflicto armado, luchador por una Guatemala plurinacional, con justicia, democracia y equidad.

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En esta época en la que el mundo cristiano celebra la Natividad, el nacimiento de Jesús, en México una caravana de más de 15 mil migrantes, de 24 nacionalidades, inició un peregrinaje desde la frontera de Guatemala hacia Estados Unidos, el pasado domingo 24 de diciembre. Huyen de sus países, donde se les ha negado pan, salud, trabajo, escuela y posibilidades de un futuro con justicia y dignidad.
Este contingente de peregrinos, el mayor de 2023, en su mayoría niños, mujeres y familias completas, cruzó el primer retén del Ejido Viva México, donde los observaron impotentes los efectivos de la Guardia Nacional y del Instituto Nacional de Migración (INM). Uno de los migrantes declaró: “Hoy caminamos los más pobres de los más pobres, de los que estamos en la cúspide de la necesidad, los que no tenemos dinero para pagar visas o polleros”.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) calcula que en 2023 más de 400 mil migrantes han cruzado la selva del Darién, entre Colombia y Panamá, rumbo al norte, lo que es una cifra abrumadora comparada con los 250 mil de 2022, lo cual ya suponía un récord.
Según cifras de la Secretaría de Gobernación de México, de enero a octubre de este año, se registraron 588 mil 626 eventos de personas en situación migratoria indocumentada. Se trata de la cantidad de veces que los migrantes han ingresado una o más veces al territorio nacional, con la finalidad de cruzar a Estados Unidos o pedir refugio en México.
El investigador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Tonatiuh Guillén, declaró a la prensa mexicana que parte de la tragedia es que, de esas personas, entre tres y cuatro mueren a diario, en este drama de la movilidad. Además, advirtió, no hay factores para pensar que la situación se vaya a suavizar. También alertó que “son de los números más altos de migrantes y refugiados vistos en el país, con un perfil dominante de los segundos. El flujo de migrantes aumentó muchísimo, incluyendo el de mexicanos en busca de ir a Estados Unidos”.
Según Melissa Vértiz, secretaria técnica del Grupo de Trabajo de Política Migratoria (GTPM), red integrada por 13 organizaciones civiles defensoras de migrantes, 2023 fue un año no sólo de tránsito de personas extranjeras en situación irregular, sino de dureza en las políticas migratorias impuestas por el gobierno de Joe Biden. Desde mayo obligaron a miles de personas a quedarse en México para conseguir su ingreso regular mediante una app.
Desde mitad de año, cuando se derogó una restricción migratoria que se había emitido por la pandemia de COVID-19, la administración demócrata ha promulgado, infructuosamente, una serie de normas para intentar frenar la llegada de migrantes a la frontera y reducir el acceso al asilo.
Las autoridades migratorias estadounidenses detuvieron a más de 242 mil migrantes y solicitantes de asilo en la frontera sur en noviembre pasado, según cifras publicadas por la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP).
En noviembre pasado, la CBP registró más de 64,811 detenciones de personas de nacionalidad mexicana, seguido por los venezolanos, con 34,063 arrestos y los guatemaltecos, con 26,299 capturas.
Estas cifras muestran un aumento de la migración desde Guatemala, con un incremento del 10 % en comparación con el mes de octubre. A esta ampliación del éxodo han contribuido sustancialmente la corrupción y los intentos golpistas del pacto de corruptos, que siembran desconfianza en las instituciones, e incrementan la desesperanza en un futuro con desarrollo y justicia social.
En otra latitud del planeta, la situación es aún peor. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, imploró de nuevo, el pasado martes 19, que las partes implicadas en la guerra en la Franja de Gaza atiendan el llamado a un alto el fuego sostenible. Mientras tanto, en Nueva York el Consejo de Seguridad de la ONU buscaba consensos sobre acciones posibles ante la crisis humanitaria en el territorio palestino.
Al describir “el sufrimiento intenso” de los 2,3 millones de habitantes de Gaza, Türk destacó que “más de 19,400 palestinos, la mayoría de ellos mujeres y niños, han sido asesinados desde el 7 de octubre de 2023. Se cree que varios miles más están enterrados bajo los escombros”.
Por su parte, las organizaciones humanitarias denuncian una escasez catastrófica de alimentos en Gaza. En un nuevo informe publicado el martes 19 de diciembre, Human Rights Watch (HRW) acusó al gobierno israelí de utilizar «la inanición de civiles como método de guerra en la Franja de Gaza ocupada, lo que constituye un crimen de guerra». Agregó que “los líderes mundiales deberían pronunciarse contra este abominable crimen de guerra, que tiene efectos devastadores sobre la población de Gaza”.
Mientras terminaba de redactar esta columna, añorando un mundo más humanitario, resonó una estrofa de la conocida canción de León Gieco: “Solo le pido a Dios/ Que el dolor no me sea indiferente/ Que la reseca muerte no me encuentre/ Vacío y solo sin haber hecho lo suficiente….”
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