Sergio Penagos

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Sergio Penagos

La socialdemocracia renovada, mejor conocida como tercera vía, es una corriente política que se presentó como alternativa al modelo socialdemócrata clásico y al modelo neoliberal, en la década de los años noventa del siglo XX. En términos generales, se trata de un proyecto político de centroizquierda para renovar la socialdemocracia en el marco de la globalización y para responder a la ola neoconservadora que arribó intensamente en esa época. De acuerdo con Anthony Giddens, uno de los teóricos más importantes de esta corriente, esta nueva ruta iría más allá de la vieja izquierda que se resistía rotundamente a las transformaciones neoliberales, y al mismo tiempo iría más allá de la nueva derecha. Así, para este teórico social la tercera vía es una filosofía política alternativa que adquirió una popularidad importante, a partir de su introducción en el Reino Unido por el Partido Laborista, en Alemania por el Partido Socialdemócrata Alemán y en Estados Unidos por el Partido Demócrata. Este díptico verbal inició su andadura a principios del siglo veinte, incursionó en algunos círculos de la derecha populista, y luego se instaló decorosamente en el lenguaje socialdemócrata de la posguerra, cuando los socialistas europeos buscaban un camino intermedio entre el capitalismo y el comunismo. En su acepción más popular se entiende por tercera vía una interpretación del socialismo, compatible con los evidentes logros económicos de las administraciones liberales y las exigencias de la globalización.
En Latinoamérica tres gobiernos incursionan en una tercera vía, que no tiene nada que ver con comunistas ni anticomunistas. El difunto Chávez la bautizó como Socialismo del siglo XXI y prontamente se diferenció del desodorante que utilizan los llamados progresistas para quitarse el tufo a comunista. Lo destacado en Chávez fue el grado que alcanzaron las creencias afroamericanas en la élite social, política y militar del país, alentadas por su función de brujo mayor. En sus reuniones de ministros siempre dejaba una silla para el libertador y además se cuenta que en ocasiones mantenía charlas con el espíritu de Bolívar.

Los más altos oficiales del ejército venezolano viajaban con frecuencia a Cuba para iniciarse en la santería. Luego participaban en ritos, algunos de ellos conocidos públicamente, como la ceremonia ante los restos de Simón Bolívar en plena noche, oficiada por babalawos (sacerdotes santeros) cubanos, en lo que sería un caso de Palo, es decir, un tipo concreto de culto afroamericano que precisa del uso de restos humanos, con una fuerza simbólica y ritual muy especial. Esto demostró la influencia social y política de las convicciones del presidente de la República Bolivariana. Algo que, por cierto, no supuso una novedad vinculada a su persona, ya que está documentado que sus antecesores en el gobierno venezolano confiaban en brujos o videntes.

Por su parte, Gustavo Petro ha sido grabado en medio de rituales antes de sus presentaciones en público, y durante todas han estado presentes grupos de chamanes, quienes se identifican como la protección espiritual del presidente Petro. Por lo general, los rituales de santeraparicionesía o satánicos generan algunos compromisos con los que se pagará al Diablo el favor obtenido, por lo que deja en el aire la pregunta de ¿El cáncer de Petro y el cáncer de Chávez, representa el precio de la protección y el poder alcanzado?

El presidente Maduro anunció que Petro debía ser la criptomoneda con la que Venezuela iba a vencer el bloqueo financiero. Pero, a más de un año de su debut, analistas económicos, miembros de la industria de las criptomonedas y muchos venezolanos desconocen la situación real de la criptodivisa. El nombre Petro no es por el presidente de Colombia. Se cuenta que Petro fue un esclavo que escapó y se convirtió en un héroe legendario para liderar la lucha contra la esclavitud.

En Nicaragua, Rosario Murillo santera y antifeminista, se refiere al feminismo como sexismo politizado al servicio del Imperio. Porque es odio de sexo y de clase. Es odio a la vida. Es anticultura familiar y destrucción personal. Es una cultura de aniquilación que atenta contra la Iglesia Católica. Sin embargo, esos esfuerzos de presentarse como una devota católica han chocado durante estos últimos días con ataques a la Iglesia, siguiendo las consignas de sus gurús orientales. A raíz de ello, el gobierno sandinista se ha dedicado a coquetear con los líderes evangélicos para no perder su disfraz de cristiano.

Para la santera Murillo, los héroes y mártires del Frente Sandinista y otros, con quienes ha tenido afinidad, como Hugo Chávez y Fidel Castro, no murieron, sino que pasaron a otro plano de vida y desde allí guían los procesos revolucionarios. Un ejemplo de su fantasiosa verborrea ocurrió el 15 de abril del 2020, al mencionar a un grupo de sandinistas que cayeron en combate más de 40 años atrás, dijo que había conversado con ellos a pesar de que ya estaban muertos. Un auténtico retorno de los brujos.

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