Sandra Xinico Batz

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“Entre tormentas” es una investigación periodística de Prensa Comunitaria, realizada por periodistas comunitarios mayas, xinkas y mestizos, que surge de la cobertura realizada durante el paso de las tormentas Eta e Iota en noviembre de 2020. Uno de los objetivos de esta investigación es dar a conocer y que se escuchen las voces de quienes sobrevivieron a las tormentas.

Esta investigación pone en evidencia la situación de vulnerabilidad en que se encuentran las comunidades que fueron devastadas durante las tormentas, que luego de casi 9 meses no solo no se han recuperado, sino que han tenido que enfrentar solas todo el proceso de reconstrucción, que gestionan por sus propios medios, ya que el Estado no se presentó ni les asistió durante la emergencia, así como tampoco proporcionó los medios para la recuperación de las comunidades. El Estado guatemalteco hasta hoy no ha tenido la voluntad de auxiliar a las más de 700 familias que resultaron afectadas y que muchas de estas lo perdieron todo, su vivienda, su patrimonio, sus siembras y animales, sus reservas de alimentos y semillas; el futuro de estas familias es incierto ante esta nueva temporada de invierno que ya inició.

Un elemento medular en esta investigación, es la reflexión que se provoca ante los impactos de los megaproyectos de minería, hidroeléctrica, palma aceitera y otros monocultivos en el medio ambiente y como estos podrían haber elevado los riesgos y potenciado la devastación ante las tormentas. Tan solo en Alta Verapaz hay 21 hidroeléctricas y 4 de ellas se encuentran en el municipio de San Pedro Carchá, que está cerca de Campur, comunidad en donde el agua emergió del suelo inundándola por 66 días, en los que pasaron sumergidas más de 400 viviendas. Las y los habitantes de Campur siguen esperando un estudio que determine si la comunidad aún es habitable, pero el Estado a través de la Conred prefiere no hablar de lo sucedido.

Pico de Oro en Sayaché, Petén, es una comunidad que se ubica en la frontera entre Guatemala y México y es otro ejemplo de la vulnerabilidad provocada por el extractivismo y la ausencia total del Estado guatemalteco. Pico de Oro es una comunidad que quedó encerrada entre 520 hectáreas de palma aceitera, pertenecientes a la empresa Tikindustrias, que ha vetado a la comunidad el derecho de paso y a tener una carretera, la cual hubiese podido aminorar sus pérdidas durante el paso de las tormentas, ya que su comunidad se inundó y desde que fueron rodeados por la empresa Tikindustrias su único medio para movilizarse ha sido el río Salinas, que durante la tormenta se salió de su cauce.

En esta investigación también se hace visible la situación de comunidades como El Mollejón, en Petén, que estuvo inundada por 3 meses, que recibieron asistencia únicamente del Estado mexicano que les auxilió en distintos momentos; así también la comunidad de Trapichitos, en Nebaj, Quiché, que fue duramente golpeada durante el Conflicto Armado Interno y que hoy sigue viviendo las consecuencias del racismo de Estado.

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