Samuel Flores

Periodista, fotógrafo y catedrático universitario, interesado en la recuperación de la memoria histórica del periodismo en Guatemala. Comprometido con la formación académica de la juventud mediante la investigación, verdad y justicia. Opositor a la corrupción, despilfarro y excesos cometidos por los gobernantes y funcionarios que se han enriquecido a base de la pobreza extrema de la población principalmente en el área rural.

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Samuel Flores

Con la firma de los Acuerdos de Paz -29 de diciembre 1996-, el despilfarrador, detestable y corrupto presidente Álvaro Arzú, benefició e indemnizó a los oficiales subalternos (subteniente, teniente, capitán, capitán primero), Oficiales superiores (mayor, teniente coronel, coronel), generales de Brigada y de División. Aseguró en “bañar” de “pisto” a los militares para que no le dieran “golpe de Estado”.

En esa firma de Acuerdos de Paz plasmó el resarcimiento para especialistas y tropa. Sin embargo, Arzú lo único que hizo fue asignar recursos en el presupuesto anual para cubrir indemnización a los oficiales. Esas indemnizaciones nunca las recibieron los especialistas y tropa. Al contrario, el Estado Mayor del Ejército con instrucciones directas al Instituto de Previsión Militar (IPM), redujo las indemnizaciones al 50% y 25% para cada especialista.

Hoy, soldados, tropa, especialistas que fueron excluidos por ese gobernante instalan bloqueos y protestas para demandar ese resarcimiento que fue signado por Guatemala ante la ONU. Resulta ofensivo el proyecto de presupuesto para el Ministerio de la Defensa 2021, en Q2,630 millones, en tiempos de paz. Esos recursos deberían combatir la extrema pobreza en el área rural.

Su hijo, dirigente del partido Unionista junto a la bancada del partido Vamos, manipula e incita a los veteranos de guerra para practicar bloqueos y cierre de las principales vías de la capital y departamentos.

La tropa y especialistas del Ejército debieron ser indemnizados en 1996-97. Cumplieron órdenes de los desquiciados militares guatemaltecos que fueron entrenados por el Ejército de los Estados Unidos en la década de los 70 y 80. El Ministerio de la Defensa y el Estado Mayor del Ejército, siempre se aprovecharon de las órdenes bajo el “slogan”: “obedientes y no deliberantes”. El ex presidente Álvaro Arzú lo hizo en los 90. Esas prácticas del pasado las replica su hijo que se considera “heredero de la finca” que somos unos 18 millones de guatemaltecos.

Para que el hijo de Arzú cumpla debe impulsar un proyecto que contemple la rebaja de sueldos a los diputados del Congreso integrantes del “Pacto de Corruptos”. Reducir sueldos a los oficiales subalternos, superiores, generales. Y de allí redistribuir esos recursos para cubrir las necesidades de la tropa y especialistas veteranos.

Luchamos contra un gobierno del partido Vamos, con una junta directiva del Congreso, y algunos empresarios que integran el “pacto de corruptos”, que continúan con su expansión de “sitiar” y atemorizar a la población. Los guatemaltecos debemos alzar nuestra voz para exigir el cese de la corrupción e impunidad.

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