José Roberto Alejos Cámbara

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José Roberto Alejos Cámbara

Pareciera que a muchos candidatos y candidatas a elección popular se les olvida que la población no nos quiere. A raíz de la forma en la que la clase política en este país ha operado, las personas se han hartado de un sistema que no funciona y le han cargado toda la culpa a la clase política.

Pero no se toma nota de esto. Al contrario, parece que seguimos haciendo lo mismo para que las personas se sigan hartando y nos sigan odiando. Mucho antes de que se diera el banderazo de salida a la campaña electoral, ya veíamos ataques entre candidatos en las redes sociales. De hecho, se vuelven más virales cuando hay un ataque entre un candidato y otro. Tuvimos el caso de Carlos René Pineda, que renunció al partido de la familia Baldizón, pues el tema llegó a convertirse en insultos, y después una especie de guerra entre el mismo candidato y otro.

Anteriormente escribí sobre lo confrontados que estamos. He tenido la tentación de escribir sobre los chismes, rumores y ataques que no se dan a conocer públicamente, sino van de boca en boca circulando en la clase política. Esto no sólo divide amistades, sino también familias. Deberíamos estar unidos en la misión de mostrar temas de interés y no insultos inesperados o ya esperados, que causan daño. La población nos ve como los dueños del chisme y es entre nosotros mismos que lo llegamos a vivir. Incluso hemos llegado a recibir ataques en algunas redes sociales y la población tampoco los ve. Cuando estos ataques se dan en los medios masivos, la población cambia de canal o de medio de comunicación.

Recientemente, hemos podido ver en las redes sociales y otros medios, cómo han empezado los ataques de carácter físico, amenazas con armas, peleas de otra índole, sin darnos cuenta que todo esto lejos de sumar resta. Además, aunque nos defendamos, sólo contribuimos a destruirnos, pues si de algo está hasta la coronilla de la población es de vernos pelear, confrontarnos y acusarnos unos a otros. Al final, nada de eso les causa ningún beneficio, y acusarnos de corruptos unos a otros nos deja muy mal.

No considero que deberíamos de regresar a la lucha ideológica, a los buenos planteamientos, a los planes de gobierno y de partido, porque eso es soñar demasiado. Pero, por lo menos deberíamos de ver cómo aquéllos que están participando en la contienda política llevan a cabo sus mítines y reuniones, entregando regalos y utilizando la forma de convencer a la gente de comprar los votos de una manera decente, si es que se le puede llamar así.

Sin embargo, lo que vemos ahora es cómo se quitan los letreros, cómo se destruye la propaganda, cómo se insultan y ahora hasta cómo se pelean y se agreden. Y por supuesto, nunca falta quien se aproveche del pleito para hacer un llamado de atención, creyendo que con esto va a ganar votos, lo cual a la gente tampoco le llama la atención.

La verdad es que los guatemaltecos no esperan nada de la campaña política. Hoy ya ni siquiera la esperan, hasta hay quienes dicen «ojalá pase algo, y no tenga por quien votar». Los que están a favor del voto nulo suman y suman adeptos. Puede llegar a darse lo que nos ha ocurrido en otras ocasiones y no tengamos ningún final feliz.

NO SE VALE que vayamos de mal en peor, que con tanta experiencia política acumulada, la mayoría de las y los que están allí, actúen igual que los que no la tienen. YA ES HORA de hacer la diferencia y devolverle el poder a la verdadera clase política.

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