Raul Molina Mejía

rmolina20@hotmail.com

Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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Raúl Molina

Desde la mitad del siglo XIX ha asolado la región americana el Tío Caimán, que representa al imperio estadounidense, siempre tratando de engullirse los países de América Latina y el Caribe, particularmente de Panamá hacia el norte. Tuvo la argucia, después de varias experiencias nada felices, de modificar el descarado robo a mano armada, como hizo en México, y pasar a las ocupaciones de limitada extensión, aunque a veces largas, para instalar oligarquías y dictadores a cargo de “sus” negocios.

Desde luego, el Tío Caimán seguía las orientaciones del Gran Pulpo, el capitalismo, para apoderarse de tierras y recursos, generando además pulpos comunes, pequeños y subdesarrollados, que le imitaran. Pese a su gran poder militar, representado por sus cañoneras, el Tío Caimán se llevó grandes sorpresas y tuvo malas experiencias. Dice la canción de Inti-Illimani: “Yo tenía mi casa chica, clavada entre mar y mar; pero vino la tormenta y con ella tío caimán. De repente el territorio de sur a norte se abrió, la parcela que allí estaba, tío caimán se la tragó. Hoy con su cola cortada, anda loco el tío caimán, le dieron palos en Cuba y le dan palo en Vietnam… caimán se cayó al agua, le dieron palos en Cuba y también en Nicaragua”.

Entre las múltiples vicisitudes que el Tío Caimán vive en las iniciativas ordenadas por el Gran Pulpo (grande, de 5 metros), no se dan sólo los merecidos palos que le dan. Están también los disgustos que generan los pulpos comunes (chiquitos, de 30 cm) que se rebelan, tratando de establecer relación directa con el Gran Pulpo en Wall Street o Mar-al-Lago. Es así hoy en Guatemala, en donde el pulpito cacifero se ha vuelto altisonante con el Tío Caimán y ha puesto un títere italiano en uno de sus tentáculos y una marioneta malencarada para “hacer justicia a su manera” en otro.

Títere y marioneta se han venido burlando del Tío Caimán y hacen todo lo contrario a lo que éste pide. Se encuentran celebrando el triunfo reciente en el MP y con otro tentáculo se presiona a la USAC. En la quasi fábula, mientras el pulpo cacifero celebra junto al mar, inesperadamente aparece el Tío Caimán y de un solo mordisco le corta los dos tentáculos burlones. Por más gritos que da el pequeño molusco, al desangrarse su “tinta azul”, no tiene más remedio que ver partir a sus tentáculos, con sus juguetes, y acurrucarse para huir de otro mordisco que le pueda privar de su adinerada bolsa.

El Tío Caimán es incapaz de tragarse al títere y a la marioneta y termina por escupirlos en lo más profundo del océano. Ya no retornarán nunca, pese a que sí saldrán a flote, como toda inmundicia. ¿Cómo y cuándo se cumplirá esta quasi-fábula? Si el Tío Caimán actúa solo, escogerá su momento, como ocurrió en Honduras, contra Zelaya y Hernández, o contra el primer ministro haitiano; si el Tío Caimán prefiere esperar a que reaccionemos las y los afectados en Guatemala, confío en que no se quede esperando sentado. No nos gusta el Tío Caimán y tampoco nos gusta el pulpito cacifero. Si nos decidimos a actuar, podríamos degustar sopa de caimán y calamar en su tinta. La universidad ya despertó, ahora le toca al movimiento social y popular.

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