Claudia Virginia Samayoa

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Claudia Virginia Samayoa
@tucurclaux

“Se puede más con miel que con hiel” decía mi abuelita. Tenía mucha razón; sin embargo, la miel en política ha sido prostituida por el populismo y la comercialización del liderazgo. Tal vez, en estos momentos en que buscamos quitarle el consentimiento al sistema de muerte sería más interesante acuñar la frase de que “se puede más con crítica que con insultos”.

La Compañía de Jesús de Guatemala comparte a través de sus redes sociales un pequeño programa denominado “Un momento para este tiempo” donde comparten la lectura del evangelio del día y la reflexión sobre el mismo por parte de un miembro de la Compañía. Los lunes, el Evangelio lo comenta el Sacerdote y Antropólogo Ricardo Falla. El lunes, 22 de mayo, el Presbítero reflexionaba sobre la persecución contra operadores de justicia y señalaba la necesidad de mantener la lucha por la justicia y por el fin de la corrupción.

Sin embargo, llamó más mi atención, la segunda parte de la reflexión que versaba sobre las formas de llevar esa lucha; planteando cómo Jesús mantuvo la crítica a fariseos y sacerdotes por haberse alejado de la palabra de Dios, pero desde un discurso del amor. Para Ricardo Falla, utilizar un discurso altisonante, agresivo e incluso de odio para responder al odio, la violencia y la impunidad es contraproducente y llama a no utilizarlo.

El pensador sufí Rumi decía: “Eleva tus palabras, no la voz. Es la lluvia lo que hace crecer las flores, no los truenos.” ¿Qué significa hoy esta frase de ‘elevar las palabras’? En el mundo de hoy las palabras no son solo aquellas que pronuncian o cantan nuestra boca o que se escriben, es también las imágenes de los memes y los tick tock, las películas y los videos cortos. En particular, creo que es más fácil distinguir el trueno de la lluvia en los memes que circulan en las redes. A veces llegan imágenes donde la han puesto la cara de un funcionario a figuras femeninas o animales que fomentan y profundizan una serie de prejuicios y estereotipos para denigrar una figura pública.

Más mordaz puede ser la lengua cuando utiliza palabras soeces e insultos para descalificar a una persona, lo que sigue corroyendo el tejido social y destruyendo las posibilidades de crecimiento que la lluvia genera. Elevar la palabra es poder explicar, denunciar y anunciar sin denigrar o violentar; mas no implica ocultar la realidad sino develarla.

Llegando a este punto quiero aprovechar para indicar que elevar la palabra no implica dejar de decir las verdades que duelen, cómo el hecho que existe un Pacto de Vorruptos, que la reelección de la Fiscal General es un golpe contra la democracia en Guatemala o que hay una élite oligárquica que ha conspirado para cerrar los espacios de la sociedad civil. Así como Jesús denunció la mercantilización del templo, la denuncia en torno al racismo, la misoginia y la homofobia en nuestro país es necesaria.

En estos momentos donde se instala una narcocleptodictadura en Guatemala pintada por las actitudes totalitarias de nuestros gobernantes debemos mantener nuestra actitud de resistencia rebelde a través de un lenguaje que no replique y multiplique el odio sino que informe la indignación y llame a la creatividad para que nazca esa Guatemala Distinta.

Así que a desarrollar memes, escribir twitters, canciones y artículos; dar discursos, clases y cantar canciones que critiquen pero no insulten para cambiar nuestra realidad.

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