Jóvenes por la Transparencia

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Pablo Mendoza

Fundador del Proyecto ‘Poder en tu Voz’, exbecario UGRAD del Departamento de Estado de los EE. UU. y estudiante de Ciencias Jurídicas y Sociales.
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Según el Diccionario Panhispánico de dudas de la Real Academia Española (RAE), “arbitrariedad”, significa: “Acto dictado solo por la voluntad o el capricho”. Y, honestamente, no existe un término más preciso para describir la calidad de las resoluciones judiciales que se emiten a lo largo y ancho del país. Asimismo, “certidumbre” significa, según el mismo diccionario, “obligación de cumplir algo”; capacidad de la que carecemos, ya que en nuestro caso sería la obligación de cumplir las normas del derecho.

Dicen que la palabra favorita de nosotros, los abogados (y cuasi abogados), es “depende”. Yo creo que depende de las circunstancias, paradójicamente. El otro día escuchaba a un abogado que, al ser consultado por miembros de un partido político respecto de los requisitos legales para su inscripción como candidato en la contienda electoral, compartía A), B) y C) requisitos; mientras manifestaba que, por si acaso, “no le gustaba al tribunal”, había que incluir D), E) y F) requisitos; finalizando, con la frase: “pero bueno, depende de muchas cosas, el TSE hace lo que quiere, así que hay que probar cómo nos va”.

En algún momento, entre el 2013 y el 2021, que es el período denominado como la “primavera judicial” en Guatemala por algunos sectores, aún era posible discutir criterios jurisprudenciales, analizar a profundidad las sentencias y encontrar algo fundamentadamente sustancioso. Ahora, viviendo uno de los puntos más álgidos del lawfare, algo así como ‘guerra jurídica’ en su traducción al español, no hay más que contradicciones, carencias e inseguridad, en lo que refiere a lo social, político y legal. El lawfare consiste en el empleo selectivo y la tergiversación del derecho penal, en nuestro contexto, para la destrucción de las voces disidentes del gobierno de turno, incluyendo a jueces, fiscales, defensores de derechos humanos, entre otras. NO hay líneas argumentativas. NO hay uniformidad en el derecho y, mucho menos, NO existe un “estricto” apego a la ley, como le gusta decir a nuestro Ministerio Público.

Y… ¿eso es importante? se preguntan algunas personas, mientras las empresas, la cooperación internacional y otras instituciones lo tienen claro. LA FALTA DE CERTEZA JURÍDICA HACE INESTABLE A UN PAÍS… y afecta a los derechos de los particulares, que parecen insignificantes, pero que a la larga constituyen una parte representativa de la situación en el territorio en todos los ámbitos. También afecta, de manera generalizada, a los derechos de las instituciones públicas y privadas que se encuentran con la discrecionalidad sin límites de aquellos administradores de justicia y operadores jurídicos que van prácticamente legislando en el camino. Además, limitar claramente la inversión extranjera y el establecimiento e implementación de proyectos de desarrollo en el país, por dicha inestabilidad.

De tal forma, acceder al conocimiento es imposible. Tratar de hacer un litigio estratégico para la defensa de derechos humanos es un calvario, porque no existen criterios claros, o mínimamente establecidos, que orienten o permitan dilucidar la manera en la que se resolverá un caso. Las resoluciones judiciales son emitidas dependiendo de los sobornos, de la estrategia política de dominación en el país que convenga a ciertos actores, y, en parte, debido al vago conocimiento del derecho nacional e internacional de los tomadores de decisión. Siendo así que, no importa si los profesionales del derecho poseen una licenciatura, una maestría o un doctorado en Derecho, no solo porque aquellos que toman las decisiones han falsificado títulos para llegar al tribunal constitucional o han plagiado tesis para graduarse y acceder al Ministerio Público, sino porque aquellos que interpretan o aplican el derecho en su pobre, pero retorcido entendimiento para lograr sus objetivos particulares, van “creando” el derecho a su gusto y antojo mediante sus actos institucionales.

Por ello, hoy más que nunca, o al igual que siempre, es fundamental que los ciudadanos se informen, que aprendan a crear un criterio propio, lo suficientemente robusto para defender sus ideales, y flexible para crear acuerdos con otros. Principalmente, porque las luchas de dominación entre sectores siempre han existido, así como las relaciones desiguales de poder, desde lo más público, a lo más privado e íntimo. La única forma de avanzar en colectivo, y no dar un paso adelante un día y otro días atrás, es fomentando el desarrollo social, creando acuerdos intersubjetivos, y entendiendo que la uniformidad de criterios, creada mediante la dialéctica de sectores, es maravillosa cuando se forma y se nutre de la diversidad de opiniones y no mediante el silencio de las voces disidentes.

Referencias
Real Academia Española (RAE). Arbitrariedad. Diccionario Panhispánico de
Dudas. Consultado en febrero 2023. Recuperado de: https://www.rae.es/dpd/arbitrariedad

Real Academia Española (RAE). Certidumbre. Diccionario de la Lengua
Española. Consultado en febrero 2023. Recuperado de: https://dle.rae.es/certidumbre

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