Jóvenes por la Transparencia

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Por Gabriela Sosa Díaz
Estudiante del Posgrado en Comunicación Política e Institucional
De la Pontificia Universidad Católica Argentina
Instagram y Twitter: @gabriiela_sosa
Gabrielaa.sosad@gmail.com
fcccmarcodeaccion@gmail.com

Quisiera escribir algo grandioso de un país tan maravilloso, como lo es Guatemala; pero no, en esta ocasión escribiré sobre el país que poco a poco pierde su derecho a la libertad. Un país que por más que intenta pierde la oportunidad cada cuatro años en las urnas, en las que se ve un panorama desfavorable para la mayoría y favorable para la minoría. El ciudadano que ejerce el voto, pero vota emocionalmente y no racionalmente, y es por eso que pasa lo que pasa. Pero, ¿Por qué dejamos que alguien más elija por nosotros? Se los diré: porque Guatemala es lo que pensamos, así es como votamos, un reflejo de nuestro propio espejo. Existe una gran desconfianza y un temor que pasa a ser manipulada y utilizada fácilmente. Esto no solo pasa en nuestro país, pasa en todo el mundo y más en países como en los nuestros que podríamos llegar a pensar que estamos en “vías de desarrollo”.

La política pasó del pensar al sentir, que la ciudanía da su voto a la persona que considera “es como yo”. Es por ello que los candidatos en Guatemala y en cualquier parte del mundo tienen que ser más personas que políticos. Nuestro país necesita líderes natos, que se logren distinguir dentro de “los mismos de siempre”. Por eso es muy importante votar racionalmente y no emocionalmente para no repetir los mismos patrones.

La ciudadanía siempre ha tenido el poder de mover las masas y de ser libre, pero no lo hace, prefiere quedarse en su zona de confort. Hablar de política en Guatemala resulta ser un tabú, en el que expresarse pareciera ser un delito y no un derecho, en el que reaparece el miedo y prefieren ser solo espectadores y escapar de su verdadera realidad, refugiándose en el “¡Qué dirán!”. Pero tienen toda la razón, la desinformación que se genera diariamente ha logrado esta coyuntura, que la ciudadanía viva con el miedo y la desconfianza.

Ciudadano, ahora no solo bastan las palabras, necesitamos pasar a la acción. Le recuerdo que usted tiene el poder. ¿Quiere seguir en su zona de confort o cambiar su entorno y así poder dejar un legado en la sociedad? Es un trabajo en conjunto que llevará su proceso, en la reestructuración de una nueva narrativa para dejar de ser un país cooptado por gobernantes que han creado un entorno sin oportunidades. Y que se logre cumplir una verdadera democracia.

Si cada ciudadano supiera las leyes de su país conocería cuáles son sus derechos y obligaciones, y seguramente sería un país libre.

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