Los groseros actos de corrupción de Alejandro Giammattei y Miguel Martínez han tenido, tienen y por lo visto tendrán Consuelo y un Ángel que los proteja.
La Fiscal General, Consuelo Porras, el Secretario General, Ángel Pineda y Rafael Curruchiche de la FECI, no tienen forma de justificar su apaño a la corrupción de quien hasta hace unos días era el Presidente de la República.
Se han hecho los ciegos, sordos y mudos con todas las acciones que realizó la pareja presidencial, que además de negocios y dinero para ellos y su círculo, significó un pleno control de todos los entes del Estado.
Ni en la explosión de la autopatrulla que protegía a Leyla Lemus avanza el Ministerio Público (MP) porque tiene aroma a Giammattei y su pareja, porque se esmeraron en hacer notoria su molestia por la posibilidad de quedarse sin el Presupuesto 2024 y recordemos que Porras y Pineda son el Consuelo y el Ángel de quienes dejaron el poder.
Entonces, ¿qué les queda?
Hacer lo que han hecho, los exabruptos que son como declaraciones de una guerra en la que pierde el país y su gente que ha sido tan afectada por la corrupción en este país.
Poco a poco se irá sabiendo de la corrupción de Giammattei, Martínez y Cía y el MP no hará nada porque a ellos también, Giammattei, Martínez y Cía le saben sus pecados y lo que han cobrado los operadores por “resolver” temas.
Es el momento que los ciudadanos discutamos las rutas para fortalecer el Estado de Derecho, la justicia del país y las instituciones y por eso hablar entre los actores de más peso y comprometidos, se vuelve fundamental.
Poco necesitamos para enderezar la ruta del país y si con todo y los vicios hemos logrado seguir avanzando, caminar sin tanto vicio y corrupción puede ser determinante.