Durante muchos meses nos hemos centrado en lo que, para las mafias que utilizan el Estado a su antojo, significó que la población les diera la espalda en las elecciones presidenciales. Dadas las acciones por revertir las elecciones, la atención se ha centrado en eso.
Pero sabiendo que anular la elección era una misión casi imposible por mucho que hubo momentos en los que se sintieron cerca, lo que ahora realmente le duele a la mafia antidemocrática es que su “sorpresa” como en el final de las piñatas, era el Presupuesto 2024 y se han quedado en la nada.
Todos se frotaban las manos sabiendo que iban a tener consolación en forma de miles de millones de quetzales porque el presupuesto fue hecho de forma tan burda y mañosa que les aseguraba que se iban a seguir forrando al menos por un año más.
Sabían que habían hecho mal las cosas y que en la Corte de Constitucionalidad (CC) se podían topar con hueso y fueron a hacer esa bestialidad a la casa de Leyla Lemus, un hecho que tiene aroma a terror de Estado y que apunta a Casa Presidencial.
Al día de hoy, siguen buscando formas en las que la CC no confirme de manera definitiva la suspensión del Presupuesto 2024 pero tienen los caminos muy cerrados. Pocos quieren ya seguir respondiendo a los berrinches de Miguel Martínez y por ende a los gritos de Alejandro Giammattei, toda vez que sienten suficiente lo que ha pasado por meses.
Nunca se debe bajar la guardia porque las mafias desesperadas son sumamente peligrosas, pero los caminos sí se les han ido cerrando.
Ahora el reto se vuelve cómo el Presupuesto 2023 que regirá para este año que inicia, se destina para lo que se necesita a pesar de los nudos que dejará la administración saliente y los mandos medios que no facilitarán las cosas.
Yo he insistido en que una cosa es el fracaso de las mafias, pero otra más importante debe ser el éxito de aquellos que deseamos un país más justo, pujante, sólido, incluyente y generador de oportunidades para cerrar brechas y poder empoderar más gente.
Así como debemos estar atentos a los esfuerzos de aquellos que quieren preservar la corrupción y la impunidad, debemos ser firmes y consecuentes con todo lo que sea necesario para asegurar que empecemos a sentar la bases en torno a las reformas, a los cambios y ajustes que necesitamos para tener un futuro más viable y sostenible, en especial para aquellos que desean hacer bien las cosas.