Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Según expresó el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, el presidente Alejandro Giammattei le dijo que entregará el poder a quien resulte electo en la segunda vuelta que se disputa entre Sandra Torres y Bernardo Arévalo.

Si uno no conociera de las mañas que padecen, las declaraciones deberían bastar para saber que tendremos una ordenada transición de poder entre el Gobierno saliente con el entrante, pero la verdad es que depende, dijo Pepito, porque si gana Torres el Gobierno con gusto le entrega la batuta pero si pierde la ex primera dama, el cuento será otro.

Este Gobierno ha sido de los más hábiles en decir una cosa pero operar totalmente otra y se han sabido dividir los roles de jugadores clave del sistema para lograr su objetivo.

Hay mucha resignación de que las elecciones se deben llevar a cabo la semana entrante, aunque no debemos descartar las últimas acciones para evitar que se dé la segunda parte del evento electoral y prueba de ello es que recurso que interpuso un abogado con el afán que se repitan las elecciones.

Pero las fuerzas las están centrando para que gane Torres. La estructura oficial que utilizaron para apoyar a Manuel Conde y al que querían como alcalde de la ciudad, ahora están al servicio de doña Sandra. Tienen muchísimo dinero para seducir a los mercaderes políticos y Torres se ha jurado que la traición que le hicieron los alcaldes en la elección pasada no se repetirá.

Hay quienes aseguran que todo el dinero que ofrecen queda condicionado a que ella sea la ganadora y esperan que esa herramienta, más la movilización de votantes rurales y las complicaciones que puedan hacer a los votantes urbanos que pueden favorecer a Semilla, les den los votos necesarios para salir victoriosos.

Pero como saben que puede no alcanzarles, ya están listos con los pasos que darán luego del 20 de agosto. Torres ya preparó el terreno para gritar fraude porque dirá que como no cambiaron a los miembros de la Juntas Electorales los resultados no pueden ser confiables.

Seguramente, junto con la cantaleta del fraude, volverán los pedidos de reconteos de votos y ahora aumentan las presiones contra quienes ellos consideran clave para que les apoyen sus locuras. Esperan tener listos a los sindicatos y otros brazos que usarán para dar una demostración de fuerza que asuste y haga recular.

Los antejuicios en contra de los magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE) están en el menú y cortejan los votos necesarios en el Congreso para darles trámite y si es necesario, declararlos con lugar para que lleguen a ser unos nuevos magistrados los ordenen lo que estimen necesario.

Al fin y al cabo sienten que tienen poco menos de 5 meses para evitar que Arévalo asumiera si es que gana y trabajarán para que el TSE no certifique los resultados. Ese manual, ya lo tienen de la primera vuelta y tratarán de lograr al menos el cotejo de actas y así ganar unos días.

El rol que juegue el Ministerio Público (MP) será clave en esos esfuerzos pueden seguir haciendo lo necesario para “incentivar” a quienes necesiten con el afán que se cumpla lo que les está demandando el Olimpo. Ahora es cuando ese pacto que se hizo en la reelección de Consuelo Porras vale.

Tras saber en todas las opciones que trabajan, las palabras de Giammattei ante Almagro queda como cuando dijo que iba a desaparecer la SAAS, acabar con el Parlacen y luchar contra la corrupción.

Esta “tensa calma” no es porque ya se les hayan quitando las ganas, solo están afinando la puntería en caso los esfuerzos que hacen en favor de Torres no les alcancen el 20 de agosto.

Ojalá los guatemaltecos defendamos la voluntad de los electores y aprovechemos esta oportunidad para expandir el acuerdo más allá de la democracia, puesto que para existir plena y sostenible vida electoral necesitamos un verdadero Estado de Derecho y esa sigue siendo una asignación pendiente de aquellos que anhelan un mejor país.

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