Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

post author

Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82

He recibido muchas expresiones de diversas personas de distintos estratos con un punto de coincidencia: estamos frente a una bomba de tiempo, si no hacemos nada esto va a reventar y se nos van a complicar aún más las cosas.

Argumentan que es tanta la “metida de mano” en todo que van a terminar de sacudir la moral de la gente a un punto en el que no será posible parar la ira, detener la frustración y la molestia como gasolina.

Y a eso le suman el hecho que el año entrante “veremos un manoseo de las elecciones como nunca antes”, la gente se pregunta qué harán los seguidores de los candidatos a los que Alejandro Giammattei y Miguel Martínez (que están operando la parte política a través de Shirley Rivera) les van a prohibir la participación.

Además, coinciden muchos de ellos, del robo que a manos llenas están haciendo con los casi Q8 mil millones que eran para “infraestructura” y está siendo un peligroso fuego que en cualquier momento escala a incendio forestal porque la gente está muy molesta de que el país se nos cae a pedazos, pero las bolsas de los mañosos se llenan tan rápido como echaron el cemento en el hoyo.

Creo que son preocupaciones reales, temas que se hablan en “bajito” para no enojar al déspota y a Martínez, pero más que lo que harán ellos la gran pregunta es qué haremos los ciudadanos que estamos sufriendo las consecuencias.

Veo puntos de encuentro (preocupaciones similares, lastimosamente) entre empresarios, trabajadores, personas de la capital, del Interior, ladinos e indígenas y debemos tener la capacidad de lograr transformar eso en acciones concretas que nos permitan proponer y demandar pasos precisos para retomar el rumbo.

Giammattei, en medio del “poder”, está preocupado y se le nota cada vez que abre la boca. Basta ver la sarta de babosadas que fue a decir a Washington, la manera en la que refuta lo de la CIDH con pura palabrería sin sustento y cómo se aferra al tema religioso como un salvavidas, aunque ya sabemos que cuando habla de sus creencias hay un pleno divorcio entre fe y vida como diría el Papa San Juan Pablo II.

Y por eso decía que basta ver la historia de los seleccionados Sub 20 porque en ellos se resume mucho de lo que viven nuestros ciudadanos. Gente a la que siempre se le dijo no iba a ser posible, pero lo lograron, como ahora nos dicen a nosotros que un cambio es imposible.

Personas que tras nacer en recónditos lugares son ahora grandes héroes, algunos tuvieron que nacer en otro país para tener más oportunidades (le decimos a muchos tácitamente que migren para tener chance), pero nunca se rindieron.

Estamos frente a una complicada situación, pero aún estamos a tiempo si somos capaces de exacerbar los puntos de encuentro y darle a las diferencias la poca cabida que deben tener cuando nos estamos jugando el futuro del país, de su gente (especialmente la más necesitada), el futuro de nuestras familias y de los negocios que son clave para muchas personas.

Ojalá logremos, como la Sub 20, el camino, aunque nos digan, como les decían a ellos, que llegar al Mundial era imposible y coquetear con las Olimpiadas era para otro momento. Ellos nos demostraron que por difícil que se vea, es posible si trabajamos con alma, corazón y atributos.

Artículo anteriorEl abominable dictador…
Artículo siguienteMundo de oportunidades