Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Según fuentes del pacto, Allan Rodríguez cayó en desgracia porque se le fue la lengua con el Centro del Gobierno, fue grabado y sus palabras llegaron a los oídos de Casa Presidencial. El ex presidente del Congreso hizo de todo para ser perdonado y quién olvidará aquellas famosas imágenes cuando estuvo prendido del teléfono ofreciendo a diestra y siniestra para conseguir los votos por aquella fallida extensión del Estado de Calamidad.

Ni esa forma en la que se arrastró abyectamente alcanzó para ser perdonado por el presidente y Miguel Martínez, quien influye en Giammattei de una manera en la que ni Sandra Torres ni Roxana Baldetti hacían con Álvaro Colom y con Otto Pérez, respectivamente.

Comentan dentro del pacto que la “patada” a Rodríguez fue considerada como una “traición” e incluso hay fuentes que comentan que Rodríguez comentó su situación con Silvia Patricia Valdés y con Consuelo Porras, quienes lo alentaron a “dar batalla” para quedarse y para no defenderse a futuro.

Un Allan Rodríguez caído en desgracia trató de incidir en la elección de la Asociación Nacional de Municipalidades (ANAM) pero con Q23 millones lo quitaron del camino. Lo han dejado en ridículo en pleno Congreso, lo han criticado en público y hasta presentaron una denuncia en su contra por actos que él alega, hizo con el consentimiento de quienes eran sus amos.

Rodríguez sabe cómo se han hecho los negocios, cómo se han pactado y pagado los votos en el Congreso, qué obras han otorgado para saldar los acuerdos, qué diputados han tenido plazas en el Ejecutivo, pero tiene la desgracia que no es Consuelo Porras, entonces sus “amenazas” no pasarían de ser denuncias que pueden convertirse en algo mediático.

Por el otro lado, cuando Consuelo Porras se sintió traicionada al no quedar en la lista y ver que el Gobierno hacía tan poco por ella, montó en cólera, amenazó y sí que logró mover toda la maquinaria para ser metida a puro chaleco a la lista de los 6.

Ella sabe igual o más que Rodríguez de los negocios del poder de turno y el poder tras el trono, pero con la gran diferencia que al ser la Jefa del Ministerio Público (MP) sus decisiones sí pueden derivar en acciones penales que pondrían en jaque todo el plan de consolidarse como los amos y señores del sistema.

Porras reclamó que gracias a sus acciones, ellos han podido amasar el control total. Alegó que ella le dio Consuelo a Leyla Lemus cuando mandó por un tubo un pedido de antejuicio por negarse a dar información en torno a la trama de cómo habían pactado para tomar el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) desde el día uno y de cómo estaban operando con el Congreso para caerle a la Junta Directiva.

A Giammattei, ni porque sea su amiga, le gusta que lo amenacen, que alguien que sepa sus pecados le recuerde que en cualquier momento ella libera lo que hoy, como su confidente, le sabe y le guarda en el baúl de la impunidad y por eso es que creo que no hemos visto el fin de esta trama.

La elección de Porras tensará la pita con nuestros principales aliados comerciales y se debaten si poner todo el sistema en juego por Porras, si exponerse a sanciones como ya fue mencionado por Brian Nichols o si todos siguen y se reafirman en el barco de la impunidad con un destino pretendido pero incierto al final.

Esta elección es clave para sus planes de meter las manos en las elecciones generales. Ahí ya están tronando las “tusas” y empezamos a ver cómo un operador/amigo de Martínez empieza a criticar a Roberto Molina Barreto y eso nos debe decir que el pacto entre Zury Ríos y el Gobierno (a la primera le dieron dos magistraturas en la Corte de Constitucionalidad (CC)) se empieza a resquebrajar porque ya olieron que se quieren comer todo el pastel.

Urge que la ciudadanía, los actores de más peso, los que más quieren a este país, los que luchan honradamente y hasta los que no quieren ser sancionados, logren una articulación para retomar este país y no dejarlo llegar a las entrañas tipo las de Ortega y Murillo.

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