Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

post author

Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Los efectos de la polarización ideológica radican, entre otras cosas, que con tal de ganar, “se está aceptando cualquier cosa en el nombre de tomar el control”, me dijo alguien acompañado de un buen habano. “No se están cuestionando las formas, se están demandando resultados”, sentenció.

Y cuánta razón lleva este caballero y solo así puede explicarse por qué en Guatemala estamos viendo maniobras tipo Nicaragua y el silencio de muchos es lo que domina.

Claro que es necesario modernizar el sistema ferroviario del país, pero no podemos hacerlo obviando descaradamente la ley en el nombre de la “modernidad”. Así es como hace Daniel Ortega y no puede ser esa la manera en la que hagamos los negocios en el país. El artículo 1, literal C de la Ley de Contrataciones es claro:

“ARTICULO 1. Objeto de la ley y ámbito de aplicación. Esta Ley tiene por objeto normar las compras, ventas, contrataciones, arrendamientos o cualquier otra modalidad de adquisición pública, que realicen: … c) Las entidades o empresas, cualquiera sea su forma de organización, cuyo capital mayoritariamente esté conformado con aportaciones del Estado;”.

Con tal de buscar venganza, el Ministerio Público (MP) se va contra una jueza en un caso que la misma Fiscal General (cuando aún intentaba guardar apariencias) autorizó y uno que contó con competencia ampliada (para ir a caso de Mayo Riesgo) por una resolución de la Cámara Penal, de la Corte Suprema de Justicia.

La manera en la que se instrumentaliza el MP en contra de los enemigos de los amigos del régimen, es exactamente igual como usa Daniel Ortega al ente investigador.

Usar la Corte de Constitucionalidad (CC) para empezar a bloquear el trabajo de los diputados no es correcto y es otra señal de la ruta al autoritarismo sin control a la que nos llevan. Claro está que hay diputados transísimas que no cumplen bien su labor, pero la solución no está en limitar el derecho sino en asegurar que el mismo se ejerza de manera correcta.

Daniel Ortega usa la máxima corte de su país para hacer lo que se le venga en gana.

Y quienes tienen mayor poder de incidir están haciendo un terrible error de cálculo. Unos pocos en el mundo de los negocios, porque hay muchos más buenos y comprometidos, están incentivando acciones como estas sin darse cuenta que todo esto está inflando a las mafias que van de manera descarada tras los negocios.

He sabido de al menos 2 casos que están sufriendo terribles embates de una mafia de crimen organizado que falsifica documentos para lograr intervención judicial de empresas (medida precautoria en un proceso civil), con el afán de controlar la caja, asegurar que se junten al menos Q1 millón en una cuenta que controlen para desaparecer con el dinero.

No está pasando en un lejano departamento, está sucediendo aquí mismo en la ciudad capital y con empresas grandes porque se están dando cuenta que en la supercarretera de la impunidad que algunos (que no deben) han ayudado a construir, caben más carros y los más rudos están empezando a ganar espacio.

Ya vamos tarde, pero aún hay tiempo para abrir los ojos. Los que están presionados por los que apoyan las movidas tipo Daniel Ortega, deben marcar distancia con sus cuasi captores. No se trata de pelear, se trata de remar en una dirección distinta, se trata de proponer, se necesita articulación y consenso para no caer en las llamas.

Quieran o no verlo, las movidas como las de Daniel Ortega ya se viven y ya se sienten en Guatemala.

Artículo anteriorGuatemala: una república colonial
Artículo siguienteAlábate coles