Sandra Xinico Batz

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Sandra Xinico Batz

Una república que cada día hunde un poco a su ciudadanía, esa es la Guatemala colonial, un país controlado por el crimen y la mafia, en el que la cotidianidad es la injusticia y la desigualdad. Un hito histórico es el nivel de corrupción que el narco-Estado-colonial ha venido alcanzando; parece que no aún se toca fondo con eso de “elegir” al “menos peor”, salir de un Jimmy Morales para caer en tremendo descalabro llamado Alejandro Giammattei es muestra de ello, de que la “votocracia” no significa en si misma un cambio, sino como hasta hoy, ha sido el afianzamiento de la impunidad y el empobrecimiento de la mayoría.

El problema con el Estado colonial no es solo que no garantice el acceso a los derechos básicos (lo que ya es muy grave), sino que además, sea un ente empecinado en perjudicar a los pueblos, en hostigar y ejercer múltiples violencias en su contra. Los grupos de poder juegan con la democracia, nos hacen pensar que algo mejor vendrá, que hay que celebrar el hecho de que en la historia democrática del país es la tercera vez que una mujer asume la presidencia del Congreso de la República, lo cual en la realidad no significa un cambio de nada, porque se trata de una mujer que está al servicio del patriarcado, que está dispuesta a seguir perpetuando la corrupción y garantizar la cooptación de este ente, a legislar en favor de los ricos/poderosos/criminales y mantener sumida a la población en la crisis. Esto mismo ocurrió con Allan Rodríguez, un indígena funcional al sistema, un servil descarado, un achichincle de los ricos, el tapete en el que los poderosos se limpian los pies.

Para la mayoría este país sigue desmoronándose; el 2022 inició con un encarecimiento voraz que estrepitosamente se contrapone a los salarios de miseria y el desempleo, de esto huye la gente cada día porque acá, en “su” país, no les queda nada, solo hambre y angustia. En 10 días de enero ya se han cometido 5 femicidios y desafortunadamente la cifra seguirá aumentando, como la ha venido haciendo en los últimos años. El futuro de los pueblos, de las mayorías, en el narco Estado colonial se sortea a la ficha. Ya iniciaron también los desfalcos, ayer fue firmado en privado el contrato del ferrocarril del bicentenario, que implicará una inversión millonaria, cuya rehabilitación fue otorgada de forma anómala a una empresa que tal como denunció el Procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas, “no cumplieron con la Ley de Contrataciones que están obligados por ser una empresa con el capital mayoritario de origen público”.

Esta es la ante sala de un proceso electoral cuya campaña ya inició. No debemos olvidar que ningún cambio real vendrá de un partido político tradicional y que, si el Estado no se restructura, la realidad que hoy estamos describiendo, seguirá siendo la misma. La memoria es fundamental, no olvidar quienes han sido los responsables de que este país esté inmerso en la miseria.

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