Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Algunos aquí suponen que este es un día de gran preocupación para la Casa Blanca porque el desairado Alejandro Giammattei podrá desahogar su enojo por no haber sido invitado a la Cumbre por la Democracia y lo hará nada más y nada menos que en un saloncito de la Heritage Foundation que le ha ofrecido el podio para que pueda despotricar contra la “agenda partidista y altamente politizada de la administración del presidente Joe Biden”, señalando que para esa fundación conservadora el gobierno de Guatemala es un socio plenamente confiable, repitiendo casi al pie de la letra lo que decían ellos y gente de la anterior administración de Donald Trump respecto a su muy especial amigo y colega Jimmy Morales, con quien compartía mucho más que la condición de gobernantes.

Quien conozca un poco a Giammattei sabrá que viajó a Washington con la cabeza llena de ideas de cómo él, con su apabullante discurso, hará añicos la Cumbre por la Democracia que él se encargará de pintar como una pura movida del socialista que preside hoy por hoy Estados Unidos. Lo que Giammattei no termina de entender es que en lo que le resta de mandato siempre tendrá que tratar con ese despreciable Joe Biden que le cae como patada en la espinilla porque resulta que aunque los Demócratas perdieran el control que tienen de las dos cámaras legislativas, de todos modos el manejo de la política exterior estará en manos del Departamento de Estado, aunque doña Consuelo Porras crea y sostenga lo contrario.

Por supuesto que los ultraconservadores se sentirán muy satisfechos de tener al menos un aliado en la región, aunque sea alguien todo maltrecho por su desempeño como gobernante que tuvo que gestionar la destitución de un Fiscal que estaba investigando por qué llevaron a su casa una alfombra llena de dinero para pagar un soborno. Pero no puede olvidarse que ese “detallito” se conoció primero porque fue el “New York Times” el que publicó la noticia de la razón por la que en el Ministerio Público le estaban haciendo la vida a cuadros a Juan Francisco Sandoval.

Lo que no sabía Giammattei antes de aceptar la formidable invitación que le hicieron para ir a defender “su democracia” en Washington es que el gobierno de Estados Unidos se prepara para dar a conocer algunas medidas ejemplares en el tema de la corrupción justamente antes de que se inicie la Cumbre que tendrá lugar el jueves y viernes. No sería raro que alguien del entorno del gobernante guatemalteco caiga en las tenebrosas garras de la lista en las que los señalados no se libran de sanciones muy fuertes.

El ego de Giammattei es tan grande que sin duda se inflará mucho hoy cuando lo presenten no como orador principal sino como él único orador del evento organizado precisamente para él por la Heritage Foundation que no desconoce lo que sucede en Guatemala, pero que encuentra así una forma de ser mencionada en los medios para tratar de empañar el gran evento que, sin duda alguna, es la Cumbre por la Democracia que dejó fuera a Guatemala.

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