Luis Fernando Bermejo Quiñónez

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Por: Lic. Luis Fernando Bermejo Quiñónez
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A finales del año pasado hubo expectativa sobre si la Comisión de Asuntos Electorales (CAE) iba aprobar o no dictamen para seguir con el proceso de una reforma electoral. Sin embargo, la Comisión presidida por Lorena de León Teo no lo hizo. Ahora es presidida por José Alberto Rivera Nájera, diputado del Partido Creo, quien ha sido proponente de varias iniciativas en material electoral y bastante activo en la promoción de ellas. El tiempo se le está acortando en demasía y debe acelerar el paso de un dictamen para su aprobación y luego enviarlo a recabar el dictamen de la Corte de Constitucionalidad acerca de su constitucionalidad previa aprobación del Congreso.

¿Qué proyectos de modificaciones están en discusión? Por un lado, la iniciativa 5833 del Partido Humanista parece un ejercicio de “proyección” de lo que la “partidocracia electorera” quisiera que fuera la LEPP. Así la iniciativa 5833, en lo más relevante, propone: 1) le otorga el derecho al voto a los miembros de la policía, 2) en materia de financiamiento de partidos elimina los controles impuestos por la reforma del 2016, eliminando la obligación de llevar libros de contribuciones y eliminando la facultad del TSE de poder requerir de particulares información sobre contribuciones a partidos políticos y de apoyarse en la SAT, Superintendencia de Bancos, IVE y SIT para ello, 3) Hace “agua” el monto de las multas que puede imponer el TSE al reducirlas a montos ridículos y elimina la facultad del TSE de cancelar partidos políticos, y por si no fuera suficiente lo anterior 4) Elimina las comisiones de postulación para nombrar magistrados del TSE para que el Congreso los elija directamente. El proyecto pareciera que, más que mejora, busca la regresión por un par de décadas de nuestra legislación electoral.

En cambio la iniciativa 5886 del TSE es una propuesta, en comparación, mucho más técnicamente sustentada que contiene “ajustes” a la LEPP actual. Cabe destacar lo siguiente de la misma: 1) La reforma plantea diversas aclaraciones y modificaciones operativas, administrativas e incluso presupuestarias que mejoran o aclaran la LEPP, 2) propone para diputaciones distritales el régimen de listados cerrados y desbloqueados (parcialmente) para que de los listados ofrecidos por los partidos el votante pueda asignar preferencia en ellos, sin respetar el orden de las “casillas” de la lista, 3) por otro lado, sustituye el actual sistema de distribución igualitaria de recursos públicos para espacios y tiempos en los medios de comunicación social, eliminando la tarifa electoral (20% del valor de mercado) y lo sustituye con la creación de una franja electoral de 20 minutos que podrán usar los partidos en forma igualitaria, liberando la posibilidad que los partidos puedan contratar pauta fuera de esta franja.

En lo particular, considero que debemos ponerle mucha atención a las reformas a la LEPP, en particular, para que no exista una “regresión” en materias de fiscalización del financiamiento de las organizaciones políticas y campaña, sino en todo caso corregir los errores de la anterior reforma. Un tema de trascendental importancia es la representatividad de los diputados ya que 2/3 del electorado no se siente representado por sus diputados en el Congreso según la LAPOP/Latinobarómetro. En este tema hay dos propuestas en consideración, una del TSE y la otra es la propugnada por el actual recién nombrado presidente de la CAE.

La propuesta de reforma del Tribunal Supremo Electoral (TSE) propone la introducción de un artículo 203Ter por el cual se establecería el “sistema de voto preferente”. En este sistema, los partidos siempre proponen sus listas o planilla ubicándolos en planillas en casillas numeradas en forma descendente, pero el votante tiene opción de variar, parcialmente, el orden establecidos por los partidos políticos o simplemente votar por la planilla. Entonces en el sistema propuesto, en distritos de uno a tres diputaciones, el elector puede escoger una preferencia del listado, en los de cuatro a siete podrán elegir dos preferencias numeradas uno y dos, y en los distritos de más de ocho diputados, podrán elegir tres preferencias, numeradas del uno al tres. La complejidad de ese método es que al ser imputados los votos por partido para efectos del cálculo de escaños por el Método D`Hont, cuando luego se tiene que determinar quiénes son electos por el partido, el voto debe “fraccionarse” ya que el voto en primer lugar de la lista otorga una “unidad”, el ser electo segundo, una mitad de una unidad, y luego un tercer lugar, un tercio de unidad. Esto es complejo y puede ser un problema al momento de escrutinio y su cómputo en las Juntas Electorales.

La otra propuesta que propugna el diputado José Alberto Rivera Nájera es el sistema de “listados desbloqueados” para sustituir el artículo 203Ter propuesto por el TSE. En este sistema los partidos políticos igualmente propondrán su listado de diputados en orden descendente, pero el votante deberá elegir directamente un candidato de un partido político en las listas propuestas. De esta forma, entonces siendo electos en cada distrito los que obtengan más votos totales en las papeletas. Este sistema es lo más cercano al “voto por personas” no por partidos que clama la población y puede ser una forma “intermedia” entre el sistema proporcional de mayorías de un sistema de representación y un sistema uninominal de distritos pequeños de elección de un diputado por distrito que, por ahora, por no poderse sub-distritar por criterio de la Corte de Constitucionalidad, no es factible en Guatemala. El escrutinio me parece que será más transparente y fácil para determinar la asignación de escaños que el propuesto por el TSE. Una objeción que hacen a la reforma es que aborda el problema de la falta de representatividad únicamente al momento de “votar” pero no en la raíz del problema, los partidos políticos y la anti-democrática selección de candidaturas. Adicionalmente, se objeta que con el ánimo de mejorar la “representatividad” en realidad se obtenga menos de ésta al posiblemente llevar en la práctica a mayor concentración en los partidos políticos grandes, típico de un sistema electoral “mayoritario”.

Sin lugar a dudas, las propuestas descritas anteriormente deben analizarse muy cuidadosamente, sopesando ponderadamente, la practicidad de estas para ser implementadas en corto tiempo vis a vis con los efectos en el sistema electoral. El movimiento de un eslabón en la LEPP puede causar efectos inesperados en otras áreas, como en el financiamiento de campañas, al introducir incluso competencia intra-partidaria en ambos esquemas, pudiendo llevar a más gasto.

Ahora bien, ¿qué debería discutirse y no se encuentra en las iniciativas? 1) Para permitir el crecimiento orgánico de los partidos a través del tiempo, eliminar la necesidad de obtener el 5% de votos sobre el padrón electoral o una diputación para no ser cancelado como partido político, estableciendo en contrapartida para evitar la fragmentación del Congreso un umbral (5% mínimo) para entrar al cálculo de asignación de escaños bajo el método D´Hont como se tiene en Colombia y otros países; 2) Para “democratizar” los partidos eliminar la potestad de los comités ejecutivos nacionales de designar candidatos en los municipios sin organización territorial, esto para  fomentar que los partidos “necesariamente” inviertan en expandir su estructura a más distritos, 3) En materia de “acceso igualitario de medios de comunicación” la solución al esquema errado de la tarifa electoral (20% valor de mercado) es mantener el sistema de registro de medios de comunicación pero que la “tarifa electoral” sean las “tarifas de mercado” del año anterior y que el TSE siga siendo el “único pagador” dándole la potestad a los partidos de que con su presupuesto “finito” decidan dónde, cuándo y cómo invertir el presupuesto. Indudablemente esto conllevará que el TSE tenga una asignación presupuestaria mayor para poder pagar la pauta publicitaria a mayor costo. El esquema propuesta por el TSE en la iniciativa 5886, destruiría de cimientos, el régimen igualitario que se persigue e inclinaría, de nuevo, la balanza electoral a los que tengan la “chequera más grande.”

La CAE y su nuevo presidente tienen la importante hacer un concienzudo estudio de las reformas planteadas y de introducir nuevas como las planteadas aquí para mejorar nuestra LEPP. Sin embargo, debe apresurar el paso porque el tiempo se le acaba ya que la fecha de los próximos comicios se acerca cada vez más.

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