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Editorial La Hora
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El día de hoy publicamos un trabajo en el que queda claro que los diputados del cancelado partido Unidad del Centro Nacional (UCN) de Mario Estrada están presentes en las elecciones 2023.

No pretendemos que nuestra audiencia crea que solo la UCN tenía influencia del narcotráfico o que VAMOS es el único que no tiene empacho alguno en recibir en sus filas a la gente de la UCN, pero sí es significativo que el partido oficial se lleve la mayor tajada de congresistas del partido cuyo líder fue condenado por temas relacionados al narcotráfico en Estados Unidos.

VAMOS hizo alianzas “ocultas” con muchos partidos y en ellos mandó los “rebalses” de las listas de diputados que no cupieron en VAMOS, pero el hecho que 8 de los 12 UCN vayan en los listados del partido oficial, es algo que nos debe poner las barbas en remojo.

En estas elecciones es casi imposible que en los partidos no se haya colado algún candidato a diputado o alcalde con estrechos lazos con el crimen organizado y en algunos casos el vínculo puede llegar hasta los candidatos a presidente y vicepresidente y esto nos debe hacer pensar de lo que nos viene en el futuro.

Ahora que el señor Miguel Martínez anda haciendo videos sería bueno que explique por qué VAMOS recibe con los brazos abiertos a los ex UCN, que hable acerca de la relación partidos/facciones del crimen organizado y que abiertamente exprese cuáles son los partidos con los que alcanzaron alianzas.

La falta de institucionalidad ha sido caldo de cultivo para que los grupos del crimen organizado operen a sus anchas. La corrupción y la impunidad, en la que juegan algunos particulares, son las avenidas perfectas que explotan aquellos que necesitan un Estado cuyas instituciones no funcionen apropiadamente.

Entender estas realidades es imperativo si es que los guatemaltecos más comprometidos, individual y colectivamente y de cualquier origen, desean tomar cartas en el asunto para buscar las avenidas que nos ayuden a ir enfrentando los grandes retos y resolviendo buena parte de los problemas que le complican el día a día a la gente honrada.

El ejemplo de Colombia, al que ahora los políticos hacen referencia, nos permite ver que nuestra realidad para enfrentar los flagelos del crimen organizado es débil por esa falta de institucionalidad que en aquel tiempo operó en Colombia para retomar el control que tenían los grandes capos y eso nos hace más complicada la tarea.

El 25 de junio y los días posteriores podremos ver los niveles de conciencia del elector y el poco o mucho impacto que los flagelos del crimen puedan tener en las mentes de los votantes. Queda en los ciudadanos con mayor conciencia y conocimiento de la realidad, liderar el campo de las propuestas para que las instituciones recobren sus roles dentro del Estado y funcionen por y para la gente.

Redacción La Hora

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