El presidente Alejandro Giammattei, ha destacado la supuesta reducción de la violencia. Foto La Hora/Presidencia

Una investigación periodística realizada en más de 4 terabytes de correos electrónicos y archivos de la empresa minera Solway y sus subsidiarias Pronico y Compañía Guatemalteca de Níquel se ha convertido en un nuevo escándalo que mancha nuevamente al gobierno de Alejandro Giammattei. Un esfuerzo de 65 periodistas y 20 medios se enfocó en la minería de Guatemala y las evidencias resultan brutales y apabullantes pero eso, en nuestro país, no tiene mayores consecuencias porque los ciudadanos ya no ponen ni atención a ese tipo de cosas, aunque constituyan un soberano bochorno y permitan que se diga, como hizo el diario El País, de España, que “Así se compra un Estado. Cómo una minera rusa corrompió a todos los poderes en Guatemala”.

Por supuesto que en el tema está incluido el tema de la famosa Alfombra Mágica, asunto que además mereció titulares en Colombia donde se publicó otro trabajo periodístico sobre la visita que hicieron a esa nación sudamericana los oligarcas rusos responsables del generoso envío a la residencia del mismo Presidente de la República. Oligarcas que, por cierto, ahora están siendo puestos en evidencia como parte del cúmulo de sanciones que se vienen en contra de las mafias que rodean a Putin y que gozando de su apoyo han amasado inmensas fortunas que les permiten hacer grandes inversiones en todo el mundo, muchas de ellas como las que se van conociendo poco a poco en Guatemala.

Ayer, en medio del escándalo provocado por la divulgación del trabajo periodístico, la oficina de comunicación social de la Presidencia anunció una cadena sorpresiva a las cuatro de la tarde y no faltaron los incautos que pensaron que Giammattei hablaría del escandaloso tema, pero en cambio anunció las festividades por el Día por la Familia y la Vida luego que él, por sí y ante sí, haya dispuesto nombrar a Guatemala Capital Iberoamericana del tema.

Lo que ocurre es que ya le tomaron la medida a la opinión pública del país. Llega a tal extremo el descaro que el inútil Comisionado Presidencial contra la Corrupción, que no ha hecho nada en el tiempo que lleva en el cargo, se postula para Fiscal General por aquello de que a cierto lienzo se le traben las carretas.

Los guatemaltecos vamos saltando de escándalo a escándalo, cada uno peor que los otros, pero como que ya nos dimos por vencidos ante la corrupción y su tremendo poderío que ahora está enviando a la cárcel o al exilio a todos aquellos que tuvieron la osadía de investigar ese tipo de delitos y tal vez por eso se prefiere callar y resignarse.

Redacción La Hora

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