El reto sigue estando en los alumnos del sector público. Foto La Hora

Uno de los aspectos de la pandemia que recibe poca atención es el tema del sistema educativo nacional porque, si acaso, la opinión pública parece centrarse únicamente en los centros de enseñanza privados que tienen la capacidad de ofrecer clases virtuales y que han abierto sus puertas cuando el famoso y discutible semáforo se los permite. Pero la situación de la enseñanza pública no es siquiera objeto de debate a pesar de la carencia de medios para atender a los alumnos por medio de clases virtuales, no sólo por la falta de internet y equipo, sino también por la incapacidad de la mayoría de maestros para proceder de esa manera luego de que el gremio se convirtió en un instrumento de negociación de una mafia que, al subirles sueldo periódicamente, se llena de millones de quetzales.

La niñez y juventud de Guatemala, sobre todo en el interior del país o en las escuelas o institutos citadinos, prácticamente han perdido dos años de su formación, salvo casos aislados de esfuerzos de algunos maestros. Y eso que ya era patética por los pésimos índices de aprendizaje de lectura y matemáticas. Nos preocupa la falta de contacto y el impacto que ello puede tener en los niños y jóvenes, pero hablamos de quienes tienen la suerte de acceder a colegios privados. Los miles de niños que no tienen esa suerte han pasado estos meses de pandemia en terribles condiciones sin que el asunto cause preocupación a nadie, especialmente a las autoridades.

En la mayoría de actividades la pandemia ha obligado a adaptarse a nuevas modalidades y acciones. En el mundo la educación lo ha hecho gracias a las facilidades que la tecnología ofrece para comunicaciones virtuales, mismas que muchas empresas han desarrollado para facilitar la continuación del trabajo a distancia para preservar la salud. En la educación hemos visto cómo muchos niños y jóvenes han continuado su aprendizaje, tanto escolar como universitario, gracias a la implementación de eficientes programas que permiten las clases virtuales o híbridas, dependiendo del nivel de contagios.

La pandemia vino para quedarse por mucho tiempo y por lo tanto es indispensable que las autoridades de educación se preocupen por la enseñanza, por tomar medidas que permitan no sólo mantener el paupérrimo sistema existente, sino en mejorarlo, como han hecho muchos al volverse hasta más productivos durante esta crisis. Sin vacunas y sin una política sanitaria acertada, Guatemala pasará aún mucho tiempo sufriendo los efectos del pésimo gobierno y no es justo que eso imponga a nuestra juventud una nueva y mayor limitación en su aprendizaje.

Redacción La Hora

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