Tras su participación en Tokio 2020, Erick Barrondo señaló que él llegó a Japón gracias a sus patrocinadores y sus ahorros, pero el COG emitió un comunicado justificando lo que han gastado el el atleta desde hace más de una década. Foto. COG.

Tras la queja del deportista Erick Barrondo sobre que él llegó a Tokio gracias a sus patrocinadores y sus ahorros, el Comité Olímpico Guatemalteco emitió un comunicado detallando lo que según ellos ha sido el gasto realizado a lo largo de más de una década en la preparación de Barrondo. Cualquiera que conozca y entienda cómo funciona la dirigencia deportiva en nuestro país le dará la razón a Barrondo porque desgraciadamente dentro de esa “institucionalidad” que defienden algunos a capa y espada está precisamente la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala y el Comité Olímpico Guatemalteco, instituciones en las que se enquistan dirigentes que trabajan “ad honorem” y que pese a no tener ingreso de sueldo viven a cuerpo de rey y no abandonan el hueso, moviendo todas las pitas e influencias para asegurarse reelecciones.

Y no se crea que es sólo el tema de los viajes y los viáticos lo que se convierte en el gran atractivo de la dirigencia deportiva nacional. Es una auténtica mafia, como en el resto de esa tenebrosa “institucionalidad” que es protegida con algodones por políticos y empresarios que le sacan provecho a un sistema podrido.

Habrá que ver cuánto costó la delegación de Guatemala a Tokio y cuánto de ese dinero se usó para los atletas, y cuánto se utilizó para los dirigentes del Comité Olímpico que, pobrecitos, se fueron sin ganar sueldo porque ellos están dedicando el cien por ciento de su tiempo a un trabajo puramente honorífico. Ha habido presidentes del COG que llevaban a toda la familia a los eventos olímpicos, pero eso es pequeña coima.

En medios y en redes sociales hay abundante información de cómo es que se administran los fondos de las entidades deportivas de “alto nivel” y sobre la manera en que se tejen redes de poder que forman nutridas telarañas para repartirse los beneficios dejando apenas migajas para la inversión en los deportistas. Y aún de esas migajas siempre se sacan jugosas comisiones.
¿Posibilidad de una investigación seria? No, porque el Desconsuelo es total.

Redacción La Hora

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