El presidente Alejandro Giammattei dará a conocer su postura tras las declaraciones del exjefe de la FECI, Juan Francisco Sandoval. Foto La Hora/AP

Ayer el presidente Giammattei, quien sacó el pecho para recibir las vacunas que donó el gobierno de Estados Unidos, anunció que hoy dará a conocer nuevas medidas de contención de contagios en una cadena nacional que se realizará a las ocho de la noche, descartando el cierre total del país lo que, según él, están diciendo en las redes sociales. El caso es que el gobierno se desentendió del manejo de la pandemia desde que el mismo gobernante dijo que cuidarse era tarea de cada quien, liberando prácticamente toda restricción y haciéndose de la vista gorda de los aforos permitidos para distinto tipo de eventos.

En prácticamente todo el mundo se ha visto que en el manejo de una pandemia las autoridades juegan un papel de enorme importancia y que en muchos lugares se han visto obligadas a imponer restricciones a la actividad cotidiana para asegurar la distancia social que, junto a la mascarilla, son elementos fundamentales porque el virus se propaga especialmente por el efecto aerosol con efectos más marcados en reuniones donde mucha gente intercambia sin guardar medidas de protección.

En Guatemala se decretó un cierre total al principio de la pandemia cuando los casos registrados eran muy pocos y luego vino el relajamiento iniciado por el mismo gobierno pero llevado a extremos por la población que, quizá harta de tanta restricción y encierro, dispuso volver a una normalidad que no es prudente todavía esperar. Bodas, graduaciones y parrandas de todo tipo se vienen dando y se siguen dando en el país, lo que repercute en esa situación de superar ya los 3,000 casos diarios de personas contagiadas.

Si se actúa con responsabilidad no hay necesidad de cerrar el país, pero el mismo gobierno tiene que revisar su política de semáforos para adecuarlos a la realidad nacional, sin los tapujos y disfraces que se han adoptado para complacer a determinados sectores. Volver al uso regular y constante de la mascarilla al intercambiar con otras personas es fundamental, sobre todo cuando no disponemos de un programa de vacunación eficiente que garantice la progresiva inmunización.

El gobierno se desentendió de la pandemia y eso tiene consecuencias. En lo que no se desentendieron fue en la negociación con los rusos para la compra de la vacuna porque allí si existió un interés personal muy alto de algunas figuras importantes del régimen, tanto a nivel de funcionarios públicos como de simples “allegados”, pero es obvio que al día de hoy la salud pública les ha importado un gorro, por lo que ahora estamos como estamos.

Redacción La Hora

post author
Artículo anteriorY dale con la vacuna rusa
Artículo siguienteEspaña, Portugal y Chipre, únicos destinos en rojo por coronavirus en el mapa de la UE