Juan Antonio Mazariegos

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Abogado y Notario por la Universidad Rafael Landívar, posee una Maestría en Administración de Empresas (MBA) por la Pontificia Universidad Católica de Chile y un Postgrado en Derecho Penal por la Universidad del Istmo. Ha sido profesor universitario de la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar en donde ha impartido los cursos de Derecho Procesal Civil y Laboratorio de Derecho Procesal Civil. Ha sido y es fundador, accionista, directo y/o representante de diversas empresas mercantiles, así como Mandatario de diversas compañías nacionales y extranjeras. Es Fundador de la firma de Abogados Alegalis, con oficinas en Guatemala y Hong Kong, columnista del Diario La Hora y Maratonista.

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Juan Antonio Mazariegos G.

Bajo el slogan de campaña, “Se van”, el pasado domingo 28 de noviembre, un 53% de los electores hondureños confiaron la presidencia del hermano país, a Xiomara Castro, del partido Libre,  esposa del ex Presidente Mel Zelaya, la que, con una ventaja del  20% de diferencia en el porcentaje de votos,  para con su más cercano competidor, Nasry Asfura candidato ungido del partido Nacional de Juan Orlando Hernández (JOH), se convierte en la primera mujer Presidenta de Honduras.

Las dudas razonables que existían o que las redes sociales se encargaban de promover, a lo largo de todo el día de elecciones, sobre la calidad y capacidad del Consejo Nacional Electoral (CNE), se fueron disipando rápidamente al cierre de las urnas, cuando desde el primer reporte de votos, el CNE difundió la ventaja de Xiomara Castro, la cual no hizo más que consolidarse, mientras los resultados se iban conociendo a lo largo de la noche. Sin duda, la diferencia en la votación fue abrumadora y la señora Castro es la ganadora, sin embargo, considerar que el pueblo hondureño se aglutinó alrededor de esa candidata,  porque la consideraban la mejor opción, podría ser solo parte de la verdad.

Juan Orlando Hernández, abogado de profesión, asumió la Presidencia de Honduras el 27 de enero de 2014 y a pesar de que la Constitución Hondureña prohibía la reelección, se las arregló para modificar a su conveniencia la misma y ser electo en unas cuestionadas elecciones en el año 2017. A lo largo de su gestión, los escándalos no cesaron y a golpe de corrupción, mala administración pública y un engorroso nexo con el narcotráfico, se empecinó en que lo sacaran a escobazos del poder, dejando sin posibilidad alguna a su candidato “Papi a la orden” Asfura, el cual no tuvo más remedio que reconocer la victoria de Xiomara Castro.

No cabe duda, el pueblo hondureño votó harto de JOH y de todo lo que este representaba, seguro que Xiomara Castro tiene sus seguidores y también es un hecho que su alianza con Salvador Nasralla, quien fuera el candidato perdedor en la cuestionada segunda elección presidencial de Juan Orlando Hernández, le ayudó a consolidar un voto más al centro de lo que hubiera podido conseguir, con todo el lastre que le representaba ser la esposa de Mel Zelaya, quien como recordamos, fue destituido por un golpe militar, pero cuando intentaba a su vez violentar la Constitución Hondureña para reelegirse en la Presidencia.

No se puede más que desear la mejor de las suertes al pueblo hondureño, al igual que nosotros, acumulan malos gobiernos y todas las consecuencias que esto conlleva. La crisis de la Pandemia de Covid-19, no vino más que a acelerar un proceso de descomposición que JOH estaba construyendo, pero lo que hay detrás, de la puerta elegida para  sacarlo, no me parece lo mejor. Espero que Castro se deje asesorar por su esposo, pero solo para elegir las cortinas de la casa presidencial. Es legítima la elección, es legítimo el derecho del pueblo hondureño a pedir que un mal Presidente se vaya, lo sacaron, se va, ojala lo hayan cambiado por alguien mejor y no por otro populista que reparta pan para hoy y hambre para mañana.

 

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