Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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A 81 días de haberse iniciado el proceso de Paro Nacional Indefinido y ahora convertido en Resistencia Digna frente a la sede del Ministerio Público (MP), los Pueblos Indígenas han provocado uno de los parteaguas o quiebres más importantes en el desarrollo político y social del país. La Guatemala que conocíamos no podrá ser igual después de este histórico hecho. Es decir, que al igual que hace 2023 años un nacimiento produciría un cambio, hoy los Pueblos en Guatemala están haciendo nacer una transformación, ojalá y sin precedentes para el país.

Como todo nacimiento, este proceso de emergencia de los Pueblos como el actor central en la agenda pública y toma de decisiones en Guatemala, ha sido doloroso. Hoy quienes resisten y luchan de manera mayoritaria han sobrevivido a lo largo de la historia a violencia, discriminación, racismo, opresión, pobreza y exclusión, incluso en ciertos periodos han sufrido del más grave de los delitos que se puede cometer contra los Pueblos, el Genocidio y aún así bajo estas circunstancias nos dan un ejemplo sin precedentes sobre el acto más revolucionario que viviremos en nuestra historia reciente.

Cuando el 2 de octubre los Pueblos Indígenas a través de sus Autoridades Ancestrales nos hacen el llamado a toda la sociedad a iniciar el Paro Nacional Indefinido, lo hacen bajo un largo recorrido de resistencia, lucha y experiencia acumulada y trasladada de generación en generación. Este proceso de lucha y resistencia, hará parir en este país un Estado plurinacional, democrático, justo, equitativo y con garantía de derechos humanos para todos y todas. Si usted recuerda esta fecha tan cercana, sin lugar a dudas recordará el profundo dolor e indignación al que nos había sometido el Pacto de Corruptos; un Gobierno de la República conducido por un personaje acusado de ejecuciones extrajudiciales y que junto a su pareja han cometido actos de corrupción que han producido muerte y dolor a la población. También recordará el dolor e indignación que nos produjo una mayoría parlamentaria que se recetó más privilegios y recursos para los grandes capitalistas, mientras la pobreza y el hambre azotaba a pueblos enteros en buena parte del país. Pero también recordará un Ministerio Público y jueces y juezas que sometían espuriamente a prisión a todas aquellas personas que ya sea desde el periodismo, la comunicación social, el activismo social y político, la academia o desde los partidos políticos plantearon su voz y oposición a este régimen de podredumbre mayor.

El ejemplo de lucha y resistencia histórica de los Pueblos Indígenas, concentrado en el llamado a desarrollar el Paro Nacional Indefinido fue visto por primera vez por la sociedad guatemalteca como un aliciente en medio de tanta maldad vivida. El 2 de octubre y el inicio de este nacimiento deberá ser recordado no sólo como el día en que arrancamos nuestra transformación como sociedad, sino también como la fecha que marcará la asunción de los Pueblos al poder y su cambio radical, posibilitando y creando las condiciones para romper el racismo, pobreza y exclusión histórica al que las élites nos han sometido.

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