Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Nos pueden seguir golpeando, que conste, si pueden. Tú siempre serás la victoriosa, libertad. Y cuando nos disparemos el último cartucho, tú serás la primera que cante en la garganta de mis compatriotas, libertad. Porque nada hay más bello sobre la anchura de la tierra, que un pueblo libre, gallardo pie, sobre un sistema que concluye. La libertad, entonces, vigila y sueña cuando nosotros entramos a la noche o llegamos al día, suavemente enamorados de su nombre tan bello: libertad. Escribía Otto René Castillo, el gran poeta revolucionario guatemalteco. Aunque su poema se escribió en la década de 1960, sigue con una vigencia central en nuestro contexto, dados los últimos acontecimientos en el país, en particular el amplio y cada vez más masivo rechazo a las acciones que el grupo de funcionarios enquistados en el Ministerio Público, algunos juzgados, en la junta directiva del Congreso de la República y la Presidencia realizan contra el Estado de derecho y la democracia. 

Si al Pacto de Corruptos le diéramos forma de cuerpo humano, podríamos decir que este, es uno que se fue pudriendo poco a poco y que en estos momentos se encuentra agonizando en total soledad, abandonado a su suerte, pero que aún y a pesar de esa soledad, le fue dada respiración artificial y que esta es la única condición que le mantiene con vida. Ese simil de la oxigenación al cuerpo agonizante del Pacto de Corruptos, lo está llevando a cabo la Fiscal General y Jefa del Ministerio Público, Consuelo Porras y los funcionarios más cercanos que le rodean. Ángel Pineda, Rafael Curruchiche, Cinthya Monterroso y otros pocos que en su locura y desesperación le dan aire al Pacto con cada acción que impulsan en contra del Movimiento Semilla y el Presidente electo Bernardo Arévalo o contra operadores y operadoras de justicia, periodistas o personas defensoras de derechos humanos.

Por ello, es que la población al entender esta situación, comprende que la renuncia de estos funcionarios es central, y más aún la renuncia de la Fiscal General y con ella ese grupo que le rodea. La población tiene claro que hoy el eje central del Golpe de Estado emana de las investigaciones y persecución penal espuria que emprende el Ministerio Público, que sin estos actores, no habría persecución contra el Tribunal Supremo Electoral, no se le daría paso a las denuncias sin fundamento presentadas por los grupos de extrema derecha como las presentadas por la Fundación de terroristas o por Sandra Torres y la Unidad Nacional de la Esperanza -UNE-. Si este grupo de golpistas no hubiera cooptado el Ministerio Público, las acciones en contra de Virginia Laparra, José Rubén Zamora o más recientemente contra la abogada Claudia González, jamás hubieran prosperado por el tamaño de la ilegalidad cometida en estos y en otros casos.

Es por ello, que la población guatemalteca, que deseamos construir democracia, necesitamos articularnos más y hacer crecer el movimiento que pondrá fin en definitiva a este grupo de Golpistas.

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