Jorge Santos

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Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Por Jorge Santos

Según Aristóteles, la tiranía es el peor de todos los regímenes políticos existentes, en la medida que este no es más que la degradación producto de una mezcla de vicios de la oligarquía y la demagogia; obviamente para los tiempos en los que vivió el filósofo, esta decadencia se producía en el seno de las monarquías. Sin embargo, recientemente la tiranía es una forma de Gobierno que se caracteriza porque quien lo ejerce goza de un poder absoluto, no limitado por las leyes y se comporta autoritaria y despóticamente.

Actualmente, los gobiernos tiranos pueden acceder al poder por las vías legales o aparente y formalmente democráticas, pero no por ello, podemos manifestar que sus ejercicios sean considerados a favor de los intereses populares o del bien común, más bien suelen utilizar formas autoritarias y hasta violentas para imponer un modelo determinado de Estado o de Desarrollo a favor de ciertas élites o grupos de interés. Los tiranos, como buena expresión de la degradación social, suelen ser populistas y demagogos, que mandan a voluntad, sin respeto por las leyes, incurriendo en muchos casos en la violación de derechos humanos y de libertades fundamentales de las poblaciones que oprimen.

Esto ha venido sucediendo desde hace unos años atrás, los actores principales no son más que una marioneta de un poder despótico que oprime, violenta y empobrece a la población. Hace dos años atrás era Jimmy Morales, hoy es Alejandro Giammattei y aunque él no es más que el resultado de grupos económicos, políticos y militares mafiosos, es el rostro de la dictadura, de la tiranía que se impondrá a sangre y fuego. Mañana lo será la imposición que se dará a través del amañado y fraudulento proceso electoral.

Con la captura institucional del Estado guatemalteco, las mafias organizadas en cámaras empresariales, se aprestan a subir el último escalón y abrir de par en par las puertas de la tiranía y la violencia. Las evidencias están a la orden del día y la más evidente la realiza el mal llamado Tribunal Supremo Electoral -TSE- quien a manera de portero, decide arbitrariamente quien entra o no al proceso electoral. Con los mismos argumentos que deciden permitir participar a hijas de jefes de Estado de Facto y Genocidas, deciden negar la inscripción a otros.

El grave problema de todo esto, es la pérdida absoluta de derechos y de cómo en pocos años hemos retrocedido a pasos agigantados. Este régimen inició cortando cualquier resquicio de justicia en el país, yendo tras jueces, juezas, fiscales y otros magistrados o magistradas que con dignidad y honorabilidad impartían justicia en el país. Más recientemente la Alianza Criminal y fascista que nos gobierna ha decidido emprenderla contra las y los periodistas, no importa el costo que esto tenga, lo importante es acallar toda voz disidente o que saque a luz la verdad. Luego irán tras la vida, como lo hicieron ya en el pasado.

Derrotar a estas mafias y su régimen tiránico es nuestro deber ciudadano, para construir una sociedad distinta para las nuevas generaciones.

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