Jorge Santos

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Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Por Jorge Santos

La historia reciente no oficial en Guatemala, nos enseña que los pueblos y su permanente movilización y popular han logrado importantes avances, aún y cuando el impune y corruptor poder económico, político y militar se niega a la posibilidad de construir una nación y abandonar de una vez por todas la finca. Una de las más importantes movilizaciones sociales que permitió una profunda transformación del Estado fue sin duda la que culmina en la Revolución de Octubre de 1944.

Lo que conocemos de la Revolución de Octubre es que las movilizaciones de distinta índole arrancan desde mayo de 1944, al punto que, gestan la Revolución que culminará el 20 de Octubre. De ahí lo que se conoce como la Primavera Democrática y con una importante participación popular se organiza un Estado que beneficia a las grandes mayorías. Luego las Jornadas de Marzo y Abril de 1962 emprendidas principalmente por estudiantes de educación media y universitaria contra la dictadura de Idígoras Fuentes, plagado de actos de corrupción, nepotismo y represión. La importante lucha social contra esta dictadura militar se desarrolló ampliamente en varios departamentos. Estas jornadas aglutinaron a importantes sectores de la población tales como estudiantes de educación media, universitaria, obreros, campesinos, pequeños empresarios, mujeres, artistas entre otros.

Es ahora, frente a una rampante corrupción del gobierno de Giammattei y la instalación de la Dictadura, que la población indignada debe resistir y volver a tomar las calles, exigiendo la renuncia de las y los impunes y ladrones, pero también exigiendo transformaciones profundas al sistema político y al modelo de desarrollo impuesto, que ha dado como resultado pobreza, exclusión, racismo y violencia generalizada. Es por ello que se hace necesario que el movimiento social y popular alcance otros niveles de su movilización hacia una que articule, que profundice su demanda de transformación a partir de la construcción de una agenda política, económica y social clara.

De esa cuenta que hoy asistimos de nuevo frente a la historia a no permitir que los mismos impunes y corruptos de siempre la escriban. Por lo tanto, este movimiento ciudadano debe ser el heredero de la histórica lucha de los Pueblos en Guatemala por su liberación y la construcción del bien común. Esta Resistencia debe de construirse desde abajo, colectivamente, con amplia participación de los Pueblos Indígenas y de las resistencias pacíficas. Es decir, darle vida a las palabras que Manuel Colom Argueta refirió en torno a los hechos de 1962: “Marzo y Abril fueron gestas populares, hechos populares, en las que el nivel de organización logró una resistencia contra un sistema antidemocrático y represivo. Pero no es un hecho aislado, forma parte de un proceso histórico social que no ha terminado aún, frente a un sistema de dominación de una minoría económica oligárquica, subordinada al capital extranjero (que es el que se ha apropiado de Guatemala), que aprendió a usar técnicamente formas fascistoides de represión para coartar el desarrollo de la organización popular por la liberación de los pueblos”.

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