Grecia Aguilera

Periodista, escritora, filósofa y musicóloga. Excelsa poeta laureada. Orden Ixmukané, Orden de la Estrella de Italia, Homenaje del Programa Cívico Permanente de Banco Industrial, Embajadora y Mensajera de la Paz.

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Grecia Aguilera

Cada año el advenimiento del Niño Dios colma nuestro espíritu de ternura y buenos deseos, su luz ilumina la vida de aquellos seres humanos que celebran de corazón su nacimiento, y es de inspiración poética, así como la Navidad misma, palabra derivada del latín “Nativitas” que significa nacimiento.

En el poema titulado “Al nacimiento de Cristo” de Lope de Vega encontramos una descripción muy lírica del advenimiento:

“Repastaban sus ganados
a las espaldas de un monte
de la torre de Belén
los soñolientos pastores,
alrededor de los troncos
de unos encendidos robles,
que, restallando a los aires,
daban claridad al bosque.
En los nudosos rediles
las ovejuelas se encogen,
la escarcha en la hierba helada
beben pensando que comen.
No lejos los lobos fieros,
con los aullidos feroces,
desafían los mastines,
que adonde suenan, responden.
Cuando las oscuras nubes,
de sol coronado, rompe
un Capitán celestial
de sus ejércitos nobles,
atónitos se derriban
de sí mismos los pastores,
y por la lumbre las manos
sobre los ojos se ponen.
Los perros alzan las frentes,
y las ovejuelas corren
unas por otras turbadas
con balidos desconformes.

Cuando el nuncio soberano
las plumas de oro escoge,
y enamorando los aires,
les dice tales razones:
Gloria a Dios en las alturas,
paz en la tierra a los hombres,
Dios ha nacido en Belén
en esta dichosa noche.
Nació de una pura Virgen;
buscadle, pues sabéis donde,
que en sus brazos le hallaréis
envuelto en mantillas pobres.

Dijo, y las celestes aves
en un aplauso conformes
acompañando su vuelo
dieron al aire colores.

Los pastores, convocando
con dulces y alegres voces
toda la sierra, derriban
palmas y laureles nobles.
Ramos en las manos llevan,
y coronados de flores,
por la nieve forman sendas
cantando alegres canciones.

Llegan al portal dichoso
y aunque juntos le coronen
racimos de serafines,
quieren que laurel le adorne.
La pura y hermosa Virgen
hallan diciéndole amores
al niño recién nacido,
que Hombre y Dios tiene por nombre.
El santo viejo los lleva
adonde los pies le adoren,
que por las cortas mantillas

los mostraba el Niño entonces.
Todos lloran de placer,
pero ¿qué mucho que lloren
lágrimas de gloria y pena,
si llora el Sol por dos soles?
El santo Niño los mira,
y para que se enamoren,
se ríe en medio del llanto,
y ellos le ofrecen sus dones.
Alma, ofrecedle los vuestros,
y porque el Niño los tome,
sabed que se envuelve bien
en telas de corazones.”
Y en el poema “Nochebuena” de Amado Nervo leemos:
“Pastores y pastoras,
abierto está el edén.

¿No oís voces sonoras?
Jesús nació en Belén.
La luz del cielo baja,
el Cristo nació ya,
y en un nido de paja
cual pajarillo está.
El niño está friolento.
¡Oh noble buey,
arropa con tu aliento
al Niño Rey.

Los cantos y los vuelos
invaden la extensión,
y están de fiesta cielos
y tierra y corazón.
Resuenan voces puras
que cantan en tropel:
Hosanna en las alturas
al Justo de Israel.

¡Pastores, en bandada
venid, venid,
a ver la anunciada
Flor de David!”
De igual forma la llegada de los Reyes Magos es líricamente expresada en el poema “Los tres Reyes Magos” de Rubén Darío:
“Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso.
Vengo a decir: La vida es pura y bella.
Existe Dios. El amor es inmenso.
¡Todo lo sé por la divina Estrella!
Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todo.
Existe Dios. Él es la luz del día.
La blanca flor tiene sus pies en lodo.
¡Y en el placer hay la melancolía!
Soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguro
que existe Dios. Él es el grande y fuerte.

Todo lo sé por el lucero puro
que brilla en la diadema de la Muerte.
Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos.
Triunfa el amor y a su fiesta os convida.
¡Cristo resurge, hace la luz del caos
y tiene la corona de la Vida!”
Asimismo, en la inspiración de Julio Cortázar encontramos su poema romántico titulado en inglés “Happy New Year” que nos dice:
“Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.

Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.

Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.”

Ahora para este último mes del año dedico mi poema titulado “Diciembre” que manifiesta:
“Los centauros claman su trono,
diciembre sostiene
el peso de los días,
del último día…
Llegan las pitonisas
envueltas en hiedra,
amarran su brújula al viento,
cabalgan sobre el tiempo
rescatando sueños,
ahogando esperanzas,
regando ilusiones,
azotando promesas.

Diciembre,
libre después
del último minuto,
en la acelerada noche de año nuevo.”

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