Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

post author

Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella.” Joan Baez

En Guatemala es una constante que; hecha la ley hecha la trampa, durante el transcurso de la vida, se va aprendiendo, pero además, así como la historia no se detiene, tampoco los cambios en la sociedad en general, desde mi propia experiencia de vida, veo cómo se ha utilizado la norma para, de alguna forma al abonar a intereses personales, se destruye sin miramiento, lo que ha sido considerado como de nobleza obligada, en detrimento de una sociedad que aspira a crecer, en todos los aspectos.

En el contexto anterior, haciendo un símil entre una vida y las circunstancias históricas, inicié a impartir docencia en la USAC, cuando era difícil encontrar quien quisiera hacerlo, (porque no se obtenían réditos) éramos pocos los que nos arriesgábamos a pararnos frente a una clase, y tratar de hacerlo de tal forma, de que tenga sentido hacerlo, al mismo tiempo inicié la única maestría con la que cuento, que fue en Ciencias Económicas, ¿Qué si me costó? Si me costó, siendo madre, esposa, trabajadora, he trabajado toda mi vida, ser estudiante, con la carga que tuvimos dos abogadas y 60 profesionales en las Ciencias Económicas, en esta carrera académica, porque lo fue, terminamos 32 compañeros, nosotras las dos abogadas logramos graduarnos de la maestría, en la USAC no existía el Cum Laude, ni ese tipo de honores, pero en 1999, una maestría era eso, una maestría.

Posteriormente, tuve el honor de formar parte de la cohorte del primer programa de Doctorado de la Escuela de Estudios de Posgrado de la Facultad de Derecho de la USAC, la carga académica fue exhaustiva, todos nos esforzamos en estar a la altura de los docentes que nos acompañaron, vivimos en dos años, que eso duró efectivamente el tiempo de clases reales, un crecimiento en muchos aspectos, los trabajos que realizamos fueron especiales, sobre la calidad de los mismos solo pudieron calificarlos los docentes, pero la entrega que pusimos, fue de casi todos los que emprendimos ese camino.

Fue tan elevada la calidad académica que, en mi caso personal, no he podido trabajar la tesis porque el tema que elegí era muy complejo, por lo que no tengo el título de Doctora, aunque muchas personas me hacen el favor de llamarme así, si estudié y cerré el doctorado.

¿Por qué este relato? Porque por otro lado he presentado mi expediente para las Cortes TSE, y SAT en Guatemala, y llenando el perfil, no he contado con la cintura política, ¿O politiquera?, para siquiera ser parte de las listas, con excepción de la SAT, no he ofrecido nada, más que trabajar y eso parece no es suficiente, ¿Que ha hecho falta? El lector lo sabe tan bien como yo, me queda como satisfacción que puedo escribir y hablar sobre el tema de forma crítica, porque a mi manera he luchado.

En el camino de mi vida, fui asesora de EG, y participé de lleno en la creación de la Ley de Comisiones de Postulación, derivado de lo anterior, la conozco muy bien, puedo decir que fue una buena norma, lo que sucedió es lo que sucede con todo en este país, principiando desde la Constitución hasta los reglamentos, siempre hay quien se encargue de manipular su interpretación para intereses personales, cuando se creó la misma, lo que se buscó fue darle a los diferentes comisionados un instrumento, pero repito hecha la ley hecha la trampa, no ha servido de nada una norma que nació para encausar el mandato constitucional.

Creo firmemente que la academia, así como la docencia deben salir de lo que se ha convertido en el mercado de las profesiones para que deje de serlo, creo también con firmeza, que debería reestructurarse todo lo relacionado a las Comisiones de Postulación, por medio de la reforma de toda la ley, para que funcione como concursos de oposición, en lo que la misma Constitución permite, porque al tratarse de una ley que regula directamente un mandato constitucional hay elementos que se deben mantener.

El porcentaje de comisionados que deben votar por un candidato no se puede modificar, así como algunos representantes de las instituciones, pero sí de alguna forma, se debe asegurar la estructura de la ley para que lleguen los mejores, cuyas calificaciones no deben depender de doctorados y maestrías muchas veces bastantes cuestionables, tampoco la docencia porque no todos merecen ese calificativo, no solamente por su calidad, también la de su centro de estudios.

Mientras continué, como actualmente se encuentra la Ley de Comisiones de Postulación, va a responder a intereses particulares, no de la colectividad, y no porque la misma sea mala, la mala es la sociedad, y si una sociedad lo es, lo mejor es quitarle los instrumentos para favorecer a unos en detrimento de todos los demás.

Una sociedad se construye con un Estado de Derecho, que sea como mínimo de derecho.

Artículo anteriorCreo en el mañana y seré parte de él
Artículo siguienteLos ejecutores del terror