Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Todos los sacrificios que exigía la pobreza, ellos los cumplían con resignación”.

Franz Kafka

La pandemia se ha convertido en endémica a dos velocidades, los que si se están vacunando en su tiempo y con ambas dosis, porque viven en los países del primer mundo y tienen acceso a las vacunas solamente por el hecho de ser ciudadanos de primera y los que no se han podido vacunar, por no tener acceso a las vacunas, simplemente porque viven en países como el nuestro sin desarrollo, dicen los expertos que las variantes más fuertes del virus, surgen en los países más pobres como la variante india que es más agresiva que las demás.
¿Cómo vivimos en esta nuestra sociedad este problema de salud pública? Lamentando no tener acceso a la inmunidad temporal, derivado de que, mientras en los países del primer y segundo mundo, los gobiernos están preocupados por lograr la mayor protección, nosotros acá, derivado de las decisiones del MSPAS, estamos esquematizados en ciudadanos de tercera, cuarta y nada, veamos, los de tercera nos vemos obligados a ponernos una vacuna de la que aparentemente no nos podremos poner la segunda dosis, porque si se trata de AstraZeneca ya avisaron que es probable que no nos envíen más, y en relación a la Sputnik V, lo que todos sabemos, es precisamente que no sabemos qué sucederá, los de cuarta, probablemente tengan acceso a las donaciones, porque de vacunas compradas nada, estamos por sobrevivir de regalado teniendo los recursos suficientes para encontrarnos todos vacunados ya.

Mientras los que no están en nada, son todos esos ciudadanos que no aparecen entre las estadísticas de los probables vacunados, porque se ha priorizado a los empleados del OJ, SAT, Congreso, maestros docentes, estudiantes universitarios, ahí me quedo, porque los demás a estas fechas de la entrada de la pandemia, no aparecen, no existen, son parte de la Guatemala Profunda, la base sin la cual no podemos subsistir.
¿Quiénes componen ese gran mundo de los invisibles? La señora de las tortillas, el chiclero, el albañil, el campesino, el vendedor de la terminal, el que lleva las verduras, el que vende la carne, la señora de la limpieza, la secretaria, el mensajero, en fin todos los que hacen posible que Guatemala exista, porque no solamente somos los propuestos a la vacunación, definitivamente más de la mitad de la población ha quedado invisibilizada, derivado de que cambiaron el sistema de vacunación y en lugar de continuar vacunando de acuerdo a las edades, se ha segmentado la vacunación por ciertas características en las que se incluye, si se estudia o no, y si se trabaja en determinada institución,

Es altamente discriminatorio que se decida vacunar a una persona por su lugar en la sociedad, no por la edad que se tenga, vamos, que es el primer país en el que se ha privilegiado el estatus para tener acceso a un derecho universal como lo es la salud, ¿En qué sociedad vivimos, que en pleno siglo XXI, se establece una especie de apartheid sanitario? Me niego a aceptar que, sumado a la corrupción galopante, una economía sumamente pobre, se le vede un derecho universal a una persona por trabajar honradamente en el campo, en la economía informal, o ser simplemente económicamente la última escala de la producción, aunque la tortilla sea esencial en la dieta diaria, por poner un ejemplo del mínimo valor que se le da a la salud las personas que nos proveen de ese sustento.

La percepción que deja esta decisión es que no existe un plan de vacunación (ya lo sabíamos), con tanto tiempo que ha pasado desde que entró al país el Covid-19, es por lo tanto, altamente cuestionable que se improvise de una forma tan primaria un tema tan importante, como lo es el sistema de salud de una sociedad que ya tiene bastante con uno de cada dos niños sufriendo de desnutrición crónica.

Adicional a todo lo anterior, diferenciar a los ciudadanos dependiendo de su condición económica constituye una violación a los derechos fundamentales de los ciudadanos en general, porque: 1) Viola el derecho de igualdad instalar los centros de vacunación especialmente en la capital, sin tomar en cuenta que más de la mitad de la población se encuentra en el interior, y 2) Aún en la capital, segregar a la población entre ciudadanos de primera, de segunda, o invisibles, dependiendo de los estudios que se tengan, más aún si acá todos somos de tercera en el globo terráqueo, ¿En dónde estamos?
En el infinito de la nada.

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