Factor Méndez

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Defensor Derechos Humanos. Catedrático. Periodista/Escritor. Estudió Derecho, Derechos Humanos y Trabajo Social en Guatemala, Honduras y Costa Rica. Catedrático San Carlos y Rafael Landívar. Fundador Centro de Investigación, Estudios y Promoción de Derechos Humanos CIEPRODH. Autor de ensayos y artículos sobre temas sociales, políticos, memoria histórica y Derechos Humanos.

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En una fecha como hoy hace 334 años, el 14 de julio de 1789 se produce en Paris, Francia, la toma de la Bastilla e inicia la Revolución Francesa que representó el fin del antiguo régimen y el inicio de la modernidad.

El título de esta nota parafrasea el de la novela histórica del premio Nobel de literatura el genial escritor colombiano Gabriel García Márquez, llamada “El general en su laberinto” en la que recrea los últimos días de Simón Bolívar, uno de los líderes de las luchas independentistas desarrolladas en el siglo XIX en América del Sur.

Me refiero al laberinto en el que se encuentra actualmente el presidente Alejandro Giammattei, quien vive sus últimos días en la soledad palaciega como mandatario de Guatemala y principal representante del pacto de corruptos, que mantiene la captura del Estado guatemalteco y cooptadas las instituciones públicas del país para saquear los fondos públicos y satisfacer intereses personales y de grupos, con la pretensión de consolidar una dictadura corporativa criminal.

Pero después del resultado de las votaciones generales del pasado 25 de junio, la ciudadanía guatemalteca harta de su gobierno corrupto e impune expresó con su voto un rechazo absoluto a las redes de corrupción, responsables de la extendida pobreza de la población, de la nula educación de calidad, de la desnutrición crónica de la niñez, de la emigración forzada de miles de guatemaltecos y de la injusticia social que coloca a Guatemala como uno de los países más desiguales de América Latina.

¡La ciudadanía ha dicho basta!, es una de las consignas que sostiene la Convergencia Nacional de Resistencia CNR y que alude al hartazgo de la población que como ya dije, se manifestó en las urnas al ejercer su derecho soberano de elegir y ser electos para desechar a la escoria de la clase política corrupta y escoger una opción que representa la esperanza y el renacer de una nueva primavera democrática.

En la citada votación ningún partido político obtuvo mayoría absoluta, por tanto, el Tribunal Supremo Electoral TSE convocó a una segunda vuelta que debe realizarse el próximo 20 de agosto entre los dos partidos que obtuvieron mejores resultados, siendo en su orden la Unidad Nacional de la Esperanza UNE y el Movimiento Semilla.

Este resultado no fue el que esperaban quienes creyeron que iban a continuar con el saqueo del Estado, es decir, no agradó a los corruptos, entonces en un esfuerzo desesperado iniciaron una serie de acciones ilegales con la intentona de eliminar al Movimiento Semilla, pero fracasaron y así, se abre la oportunidad de poner fin al antiguo régimen de corrupción, de recuperar el deterioro del Estado de derecho y consolidar un régimen democrático y participativo.

El 20 de agosto la ciudadanía tiene dos opciones claras para escoger entre la oscuridad o la luz, entre la corrupción o la decencia. La UNE representa la continuidad del antiguo régimen, el Movimiento Semilla es la oportunidad del cambio y la consolidación de la lucha contra la corrupción e impunidad.

Las cartas están sobre la mesa, solo la sabiduría ciudadana decidirá si quiere el continuismo de la corrupción o escoge el camino del cambio y de transición hacia el bienestar común. La semilla está sembrada para que florezca la primavera.

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