Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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El miércoles pasado, el MP y un juzgado condenó prácticamente a no participación en segunda vuelta, al Partido Semilla y su candidato. Ayer el TSE le dio luz verde al grupo, haciendo caso omiso de la sentencia emanada del juzgado, por lo demás ilegal. Entonces la CC amparó al partido Semilla, pero creo que aún habrá más.

A estas alturas, el estallido persecutorio de la autoridad judicial, obedeciendo más a intereses propios que a justicia, se ha convertido en noticia mundial y la opinión pública se caldea. Es evidente que, desde el momento de la orden judicial contra el Partido Semilla, las acusaciones (pues eso son más que pruebas) han venido cayendo por tierra y el ánimo perverso que les dio vida, muestra a plena luz falta de calidad ética y moral a los planteamientos que hace por conservarse en el poder.

La paradoja de este nuevo artilugio de los corruptos: su persecución a los que quieren hacer buena y honesta política, ofende el sentido moral de nuestra sociedad y normativa de gobernarnos. Es cierto que cabe investigar los partidos políticos, pero la ley marca tiempos, formas y responsables de hacerlo; cosa que le ha venido guango al MP y al juez. La forma indebida en que se ha realizado la investigación al partido Semilla, tiene más de político que dé judicial y es el de disminuir la popularidad del partido indagado e incluso va más allá: sacarlo de la contienda a puro chaleco y exhibirlos ante la opinión publica (sin ni siquiera ser oídos) como delincuentes. Tal maniobra, busca crear anticuerpos contra los candidatos basándose en un montaje torpe e inconstitucional que facilite que partido y candidatos pierdan la conciencia y fuerza que han venido ganando en la opinión pública, contrario a lo esperado en el grupo incrustado en el poder: corrupto y cuya fuerza se ha perdido.

Hay otro hecho que merece resaltarse: la posibilidad de ganar las elecciones presidencias de parte del Partido Semilla son grandes y por lo tanto de pedir cuentas a los corruptos y de congelar y eliminar la corrupción y quitarle toda propiedad política dentro del Estado. Es una alta posibilidad que asusta y tienen temblando a los que han delinquido contra personas, propiedades y el erario público y que viven incrustados dentro del trust de corrupción de la vida política.

Es por lo tanto presumible, pensar que las autoridades gubernamentales actuales de los tres poderes, buscan neutralizar y destruir todo aquello que vaya en contra de sus intereses y para ello continuar con toda clase de fechorías. Por consiguiente, van a seguir con toda clase de huisacherías para impedir el triunfo de quienes quieren hacer de Guatemala, un lugar basado en el sagrado patrimonio de Justicia, equidad y Libertad.

Como oferta de renovación el Partido Semilla y sus candidatos, se han presentado ante la población como protagonistas muy diferentes a los actualmente conocidos políticamente y ligados y comprometidos a movilizaciones -de llegar al poder- anticorrupción y facilitadores de un desarrollo humano nacional justo y equitativo, a través de operaciones políticas-sociales que fortalezcan una mejor relación Estado-Sociedad que propicie el desarrollo nacional. Eso de hacerse realidad, constituye una verdadera rebelión moral que rompe el estatus quo actual y devuelve aliento social en todos los grupos que conforman la sociedad guatemalteca. Pero algo sí resulta claro: las batallas contra las mafias corruptas no es cuestión gubernamental, es también social, y la ciudadanía está llamada a participar con más allá del voto en el gobernar si quiere cambiar la situación actual y obtener poder político. El momento actual es una oportunidad para poner un alto a la corrupción pública manejada por delincuentes que nos desfalcan desde hace décadas.

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