Flaminio Bonilla

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Por vocación soy jurista, más sobre todo me considero una persona con firmes y arraigados valores humanos. Sumado a ello, se acaece un periodista, que escudriña, investiga y denuncia; creo que en los pocos años que lleva este espacio he obtenido ya la credibilidad que debe tener un columnista. Por ello no pueden sino llamarme una necesaria declaraciones de tres abogados de la Fiscal General Consuelo Porras Argueta, Rafael Curruchiche Cucul, jefe de la Fiscalía Especial contra la impunidad (FECI) y el Juez Fredy Raúl Orellana letona de sus exposiciones estupidez, ilegales, venales, corruptas y prepotentes. Estos tres guatemaltecos son parte de la Lista Engel del Departamento de EE. UU., señalados como actores antidemocráticos. Esos cretinos y torpes que pretenden erigirse en el censor y defensor de la Constitución sus posiciones y conductas. Para todo guatemalteco la Constitución de la República, es la máxima y soberana ley deben respetar con clara conocimiento de consciencia, entendimiento, ética y democracia.

Hace tres días, el columnista Walter Juárez Estrada dijo en este vespertino expuso con certeza una verdad: “El guatemalteco debe cerrar filas y defender la Constitución, que es un derecho que le asiste al ciudadano, sin importar su ideología. Es una clara violación a la Ley Electoral y de Partidos Políticos y a la Carta Magna que el pasado 31 de mayo cumplió 39 años de haber sido promulgada, pone ante la petición del Ministerio Público y del juez Fredy Orellana, quien como juzgador es un incapaz y no debió aceptar la petición del Ministerio Público, que pidió la cancelación como institución de derecho público del Partido Semilla.”

Por ello es necesario, una digresión ineludible suficiente hablar de derecho, en el campo de la filosofía y sus enseñanzas que son la norma moral, aquella que prescribe a los hombres realizar actos morales absolutamente deter­minados. En algunas ocasiones otros colegas Abogados, han aceptado además del color púrpura de la TOGA y de la vocación de la consagración académica. Un académico puede lucir cualquier otro ropaje con dignidad, honestidad y decoro; lo degradante y denigrante es que algunos pronto olvidan su origen y formación en las aulas universitarias y se tornan en tiralevitas de los jefes de turno. No es el puesto ni el chance, sino la conducción testaferril y la indecorosa conducta. Nosotros, en nuestra posición de egresados universitarios y por el testimonio de aquellos que nos conocen y por esa circunstancia nos conceden un espacio cívico, le reconocemos un valor especialísimo a la alta investidura que la Universidad nos otorga. Y por ello no puede prostituirse, jamás venderse, ni ponerse a subasta o permitirse que se le confunda con ac­titudes pueriles que desvalorizan lo que un día el ilustre Maestro don Ángel Osorio les dijo a los juristas argentinos: «la Toga no es casulla de religión, no es ninguna calidad ni ningún disfraz irrisorio. Para el que la ha conquistado y la lleva es FRENO e ILUSIÓN y para aquel que la contempla, es DIFERENCIACIÓN Y RESPETO».

Para mí la Toga es una sensación de conciencia, la representación de un total espíritu solidario, un arco iris de Justicia, un simbólico ropaje de autonomía. La Toga es albedrío, es escrúpulo, es respeto, es compenetración, es el simbolismo de la verdad; es la identificación con la universalidad, con la justicia, con el humanismo, con el derecho, con la fraternidad, con el cientificismo que dan las aulas universitarias. Su conceptualización es sencilla, si entendemos los elevados valores que representa.

La Toga es humanismo, encierra un concepto real y verdadero de los valores, en contraposición a los antivalores. La TOGA es anteponer el valor de la vida ante el antivalor de la muerte. La TOGA es curación de la herida ante el antivalor de la tortura; la TOGA sirve y debe servir para defender la realidad hiriente de un pueblo y hacerle frente a la desvalorización sociológica del guatemalteco miserable.

La Toga es concederle la dimensión exacta al valor de la vida. Los enemigos de la Toga le dan un valor reducido a la vida y reniegan el valor simbólico de la casulla académica. La Toga significa para muchos una ver­dadera «posición de vida». Los irreverentes que reniegan de la Toga, pretenden manipular los valores que de la misma dimanan, con una posición de anti humanidad, de an­tijuridicidad y manejan a su sabor y antojo conceptos e instituciones, que les fueron inculcadas creando figuras inexistentes, producto únicamente de una torcida inventiva.

Una figura poco afortunada para pretender llevar la juridicidad al ámbito totalmente doloso, abusivo, autoritario contra la Constitución. Están linchando a la Carta Magna sin formar un proceso o en un acto ilegal, sin observar las normas que se ajustan a lo jurídico y que atañen de consiguiente al derecho.

Pero aquí lo que vale es la JUSTICIA en contra de la IMPUNIDAD. ejecutaron extrajudicialmente la Constitución y la ley. Aquí hay tal linchamiento contra la Constitución, con estos tres abogados que son Fiscales y Juez, más pareciera que lo que existe es el montaje de toda una trama para borrar y desaparecer al Movimiento Semilla, creyendo que nuevamente salga vencedora la impunidad, pretendiendo ocultar una abultada verdad. Son una partida de bandoleros y forajidos, que ha para pisotear una y mil veces la Constitución y la ley, que fueron prostituidos y envilecer su alma, sus conciencias, su perversidad, inmoralidad y corrupción. Por eso tanto tres Abogados no tienen ética, no son íntegros, son antijurídicos, “les vale madre la Constitución”.

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