Flaminio Bonilla

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No sé por qué razones, en mi etapa de juventud de mi vida tuvo un fuerte arraigo, un raigambre muy positivo en mi formación como profesional, pero sobre todo en mi actuar como hombre consciente que entiendo la in­suficiencia de nuestros sistemas, lo injusto de nuestros es­tamentos sociales, lo inhumano de nuestras posiciones racis­tas y esclavistas y lo angustioso de nuestra situación como Nación. Por esas razones, después de mi trayecto universitario he tenido la compulsión de seguir formándome y conociendo más y más de nuestra aberrante y desviada realidad y destino social, de seguir tratando de buscar lo positivo de aquel entendible nihilismo en el que nos encontramos muchos de esa generación. Porque a la rebeldía nata de aquella edad, se sumó una situación económica, política y social asfixiante y violenta, que indujo a muchos a escoger el camino de la lucha armada, sendero en el que se quedaron truncadas esperanzas jóvenes sin realizarse, porque murieron en las sierras y montañas o cayeron en las ciudades.

Eso resulta ineludible para situar su figura de Francisco Arredondo, un médico, académico, un empresario y político, quien tiene una formación social, moral e intelectual de nuestra generación de los 60’s y 70’s. En esta generación nos sentimos vivos al lado de universitarios valientes y democráticos, quienes supimos la diferencia entre la libertad y la opresión, entre la dignidad y el vasallaje, entre la justicia y la arbitrariedad, entre la decencia y la inmoralidad. Así es el doctor Arredondo, en quien jamás tuvo asomo la antinomia y el desdobles, la farsa y la irracionalidad.

Cuando los pueblos han orientado su rumbo por el camino de la democracia, no ha sido una tarea fácil, y arribar a un sistema de vida democrático encuentra una ruta sembrada de obstáculos y sinsabores. Ahora es la tarea de conjuntar y obtener consensos de grupos que pretenden practicar la democracia real y no una democracia de fachada, es un estorbo y un escollo. Estamos hoy acogidos con beneplácito y con esperanza de Francisco Arredondo para Presidente de nuestro país, y empezar el nacimiento de un Frente Democrático Social por la Dignidad y con Acción Positiva. Por ello entendemos que grupos o personas para esta conformación de este esfuerzo acuerpan abierta la inclusión de un partido comprometido con sus principios, cuando se da un partido con una génesis de profunda conceptualización social.

Creemos que el asunto de las candidaturas podría ser el quid del conflicto, pero estimamos que si hubo consenso en su nacimiento, en el trabajo de plantear una abierta plataforma ideológica, en su estructura programática y en un proyecto de Nación que beneficie a todos los guatemaltecos. Personal­mente vemos con buenos ojos a Francisco Arredondo que juegue en primera fila, para su nominación de presidente porque tiene el perfil, una figura con el consenso que se ha delineado y requerido.

Arredondo como docente siempre fue un acucioso investigador; pero en el aspecto humano, Arredondo es un hombre valeroso, esforzado y útil a la causa de lograr la justicia so­cial y el bienestar para todos los hombres. Con el doctor Arredondo nos conocimos en la política, me siento honrado de ser su amigo; Francis es ciudadano que tiene hombría de bien, un intelectual que tiene valor y templanza.

Por ello se debe arribar a con­sensos, lo hizo no sin antes pasar por etapas de disenso, enfrentamientos conceptuales donde se han conciliado dialéc­ticamente diversos enfoques sobre cómo estructurar un proyecto de Nación, se han producido diferentes sesgos de acción y pensamiento de todos los actores sociales que lo conforman, pero lo importante es que se ha dado la participación y el consentimiento, elementos esenciales y fundamentales para acceder a la práctica de una democracia real. Las organizaciones políticas, cívicas, populares y al­gunos notables ciudadanos que integran este Frente.

Por esto es necesario revisar la metodología de este movimiento por la simple inserción de un partido político humano, que no solo ha sido rebasado por la Historia, sino que ha demostrado en múltiples circunstancias y ante diferentes coyunturas que es un ente político indefinido, impuro y poco serio, son necesarios los espacios políticos, un movimiento que ha nacido de decencia, la moralidad y la honestidad con la forma de hacer política.

Francisco Arredondo es un galeno, culto, empresario, docente y político, que siempre está al lado de los correctos, acertado y respetuoso, que ama la libertad y la democracia. Y un verdadero patriota, un hombre legítimo e idóneo para ser Presidente, un ser justo, hombre recto, sensato, honesto porque siempre está al lado de los derechos humanos. Francis Arredondo, es un hombre vertical, valiente, útil a la causa de lograr la justicia so­cial y el bienestar para todos los hombres, un hombre innovador rebelde, un intelectual, pensante, justo y solidario. Por ello mi voto es para Francisco Arredondo. “Qué todos se levanten, que nadie se quede atrás, que no seamos ni uno ni dos de nosotros, sino todos”. Popol Vuh.

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