Fernando Mollinedo C.
Eso de creer en los censos que se realizaron en Guatemala es como creer en el cuento de la Caperucita Roja. Viene esta aseveración por lo que se publicó en los periódicos y redes sociales de la queja que hizo en sus declaraciones el presidente del país en relación a que Estados Unidos está “promoviendo el indigenismo” y eso él lo considera como una seria amenaza a «su gobierno”.
También se quejó de la administración estadounidense al creer que pretende introducir una versión del multiculturalismo y convertir al país en un Estado Plurinacional, ¿acaso no lo somos? O ¿sólo para efectos publicitarios y políticos se emplea la versión de que Guatemala es un país “multicultural, plurinacional y multiétnico?
Con el respeto que me merece la figura administrativa del Presidente de la República, considero inadecuado que en esa calidad haya manifestado su queja pública acerca del acoso político que a su gobierno ejerce el gobierno de los Estados Unidos con sus instituciones y dependencias por medio de su embajador acreditado en el país.
Cuándo van a entender los políticos guatemaltecos con tendencias a la delincuencia institucional, sí, me refiero a esos pobres de alma, espíritu, educación y sin reserva moral que generalmente han asaltado el poder con el financiamiento de los oligarcas descendientes de europeos y que durante siglos han mantenido el control de esta sociedad; que la mayoría de su población está integrada por los pueblos originarios y que oficialmente está reconocida como población multilingüe, plurinacional, multiétnica con práctica de veinticinco o más idiomas. Tales características sociales ¿no hacen a Guatemala un país plurinacional, o riñe esto con el artículo 66 de la Constitución Política de la República de Guatemala?
Guatemala no es un país europeo de gente canche y de ojos claros, aunque algunos segmentos de la población quienes por su escaso nivel de educación no sepan ni entiendan que su FALSA CONCIENCIA DE CLASE los hace considerarse a sí mismos como “descendientes directos” de los extranjeros conquistadores y que ello les da el derecho a comportarse de manera peyorativa, discriminativa y abusiva respecto de la mayoría de la población indígena.
Yo soy guatemalteco, y conozco las raíces de nuestra sociedad, pues un par de letras aprendí en las universidades donde estudié; allí entendí el proceso histórico del desarrollo social, con sus imperfecciones administrativas, políticas, religiosas y económicas que los políticos han desarrollado como funcionarios y empleados de la cosa pública guatemalteca a través de los años.
La sociedad guatemalteca, que ya se acostumbró a vivir esclavizada, ve con desgano, apatía, abulia y dejadez, como los políticos guatemaltecos disponen de los bienes nacionales y del territorio como que sí fueran de su propiedad, vendiéndolos, concesionándolos, “alquilándolos” y/o adjudicándoselos a los compadres hablados, “al mejor postor o a sus familiares, amantes, correligionarios, amigos o como pago de deudas políticas. ¡¡Y no reacciona!! Da la impresión de que se conforman con trabajar para la obtención del pan de cada día y eso es suficiente; pero, para quejarse lo hacen “calladita la boca” porque saben que de una u otra manera pueden ser susceptibles de un acto criminal como el asesinato.
Entonces, ¿Guatemala es un país que por conquista es sólo para los descendientes de europeos y de quienes se “creen y sienten” europeos sabiendo que sus costumbres (manera habitual de pensar y comportarse) son guatemaltecas? ¿Qué es Guatemala para el presidente Giammattei con pasaporte italiano? ¿Será un país con población originaria esclava de los europeos y sus “descendientes” o un país multiétnico, plurinacional y multilingüe en el que “supuestamente” las leyes consideran la igualdad de derechos para sus nacionales indígenas, ladinos, negros, amarillos y pelirrojos? O ¿los europeos serán una etnia pura?
