Edith González

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Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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Edith González

Bien estar o estar bien.  Son  términos que significan o llevan a lo mismo.  Y que en la actualidad, promocionan los humanistas.  No es un tema nuevo, pues lo podemos encontrar en los  escritos de los pensadores y filósofos griegos, de la Antigua Grecia, que hablaban ya  de la eudaimonía   que   se entiende  como  la  felicidad  que  proviene  del  buen  espíritu,  genio  o  conciencia.

Sin embargo  para nosotros los mayores es un término que quizás llegó a tener un significado  distinto, más como hacer el bien.  Crecimos  en una sociedad que cultivaba  la pena, el dolor, el castigo, en una iglesia que nos  arrastraba al infierno por una vida no perfecta.

Y en algunos casos, quizás  pudo más el temor que la conciencia, pero la conducta  en general  buscaba el buen actuar.

La misma psicología se dedicó a tratar de enmendar nuestra conducta, sentimientos y hasta pensamientos.  Y más de alguna vez a tratar de remendar los corazones rotos.  Hablando de premios y castigos.

Sin embargo ya hace  veinticinco años que Martin  Seligman,  como  presidente  de  la  Asociación  Americana  de  Psicología  (APA),  señalaba  que  la  psicología  como  ciencia  tiene  como  objetivo  tanto  curar  lo  que está roto como promover lo mejor de cada persona.

 Y esa idea  que planteó en su discurso  de toma de posesión , dio nacimiento a un  enorme legado de investigaciones referidas al  bienestar  humano,  aspectos  positivos  y  virtuosos  de  comportamiento  que  se  denominó  psicología  positiva.

 La  teoría  del  bienestar  de  la  psicología  positiva  plantea  que:  “ el  bienestar  está  constituido  por  cinco  elementos:  emociones  positivas,  experiencias  óptimas,  relaciones  interpersonales, sentido de vida y logros, y un eje trans-versal constituido por las fortalezas del carácter. “

Aunque ya antes  Viktor Frankl  tras  sus  vivencias  como  prisionero  de  guerra  en  los campos de concentración nazi,  habló y escribió sobre la importancia del sentido de vida para un desarrollo pleno.

Considerando el desarrollo de los valores de creación, experiencia y actitud, y la falta de sentido como la neurosis, que viven muchas personas.

La psicología positiva  integra el desarrollo del sentido de vida como cuarto elemento del bienestar y  en la clasificación de las fortalezas del carácter en la virtud de la trascendencia, particularmente representada en la fortaleza de la espiritualidad.

Al investigar el bienestar psicológico identificando, midiendo y logrando aumentar la promoción de una vida saludable en los diferentes contextos del quehacer humano.

  Surgen  así  muchos nuevos gimnasios y programas para la salud física, grupos de auto ayuda, y se fortalecen técnicas como aromaterapia, arteterapia, el mindfulness, en la búsqueda de  estar bien y sentirnos bien.

Claro  que esa búsqueda de mi bienestar debe estar acompañada del bienestar del otro, con mi actuar con responsabilidad, con compromiso y respeto. Porque si en la búsqueda de mi bienestar provoco daño, estaríamos retornando a la época de las cavernas.

Y quizás debamos preguntarnos en este momento a donde nos está conduciendo esta  búsqueda loca no del bienestar sino del placer, sin responsabilidad, compromiso ni respeto.  Una noche de ni me acuerdo con quién. Una madrugada de no recordar cuanto bebí o consumí. Y peor aún un deseo  sin control, sinónimo de un enorme vacío interno.

NO SE PUEDE  ALCANZAR EL BIENESTAR  SI NO SE HA ENCONTRADO PRIMERO EL  RESPETO A SI MISMO, COMO SER HUMANO.

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