David Barrientos

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Guatemalteco con educación para el análisis de coyuntura, administración, dirección, alta gestión y coordinación de proyectos de seguridad, defensa, logística y manejo de crisis, con experiencias en el liderazgo de grandes unidades militares e interinstitucionales, actualmente consultor independiente y doctorando en ciencias sociales.

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David Barrientos

La semana recién pasada los guatemaltecos fuimos testigos de una manifestación a lo largo de la Avenida La Reforma, en la zona 10 de la ciudad de Guatemala; misma que derivó en actos vandálicos; que fueron repudiados por la mayoría de guatemaltecos; actos en los que se pudo observar varios aspectos; entre ellos los siguientes: la utilización de personas provenientes del interior de país por dirigentes, que han encontrado en la movilización de estos grupos una forma de vida; también es evidente que para ello se utiliza una logística que obviamente requiere de financiamiento; pero lo peor de todo, en la presencia de la autoridad, que al parecer está perdiendo la certeza de actuar frente a hechos, que a todas luces están al margen de la ley. Si bien es un derecho el manifestarse en un sistema democrático, ello debe hacerse bajo las normas establecidas para el efecto. Misma semana en la que se atropella la libre locomoción de los guatemaltecos por un grupo de veteranos militares, dos días consecutivos en los que se viola el derecho a la libre locomoción de los ciudadanos.

Es ya una costumbre en los países en vías de desarrollo, la presencia de organizaciones internacionales o extranjeras en tareas de cooperación y observación; sin embargo, es de suma importancia que lo hagan bajo las normas de los países en los que tienen presencia; pues son los primeros que deben respetar las reglas internas, como ejemplo de representantes de sociedades que viven en estados de derecho.
Por otro lados los países como Guatemala deben establecer reglas para la autorización de organizaciones internacionales con representación en el país; si bien es cierto que se encuentra en discusión y entrampamiento la ley de ONG,s por una diversidad de intereses, también es cierto que el Estado de Guatemala, principalmente el organismo ejecutivo tiene las herramientas de control y debe actuar con firmeza; los ciudadanos le han dado a los funcionarios la responsabilidad de gobernar y tener el control de los ciudadanos que ingresan al país con el supuesto interés, misión o negocio de la observación y acompañamiento es parte de esa función.

Para los actos vandálicos señalados en la Avenida Reforma, pudo observarse a través de los medios de comunicación del país y por las redes sociales, la participación de personas con características de no nacionales, identificadas con vestimentas de organizaciones extranjeras. Supongo, si quisiéramos observar o participar en el desarrollo en los asuntos de otros países, si acompañamos una manifestación similar, ya sea en Rusia, EE. UU. o China, como creen que nos iría a los chapines, si fuera el caso.

El respeto debe ser mutuo, el mundo se encuentra en una dinámica constante de cambio; ya México y Estados Unidos establecieron entendimientos la semana pasada, supuestamente basados en el respeto a la soberanía de ambos pueblos, sin duda esa será la dinámica en las relaciones internacionales futuras, sin ignorar las desiguales condiciones, las que sin duda influyen al final de cuentas, pero ya los abusos como los observados la semana pasada en la Reforma deben quedar en el olvido, el Estado debe actuar con la firmeza de la ley.

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