David Barrientos
Un foro deliberativo para el análisis de los asuntos políticos, económicos, sociales, culturales comunes y de seguridad del área centroamericana, para impulsar procesos de Integración y la más amplia cooperación entre los países centroamericanos y la presentación de la región como un bloque, no requiere de un elefante blanco pagado por los centroamericanos. Después de 30 años del último intento por la integración centroamericana es pertinente repensar el modelo; resulta que la instancia no respondió a todas luces a una guía que contribuya a tal integración, tampoco el sistema poco conocido como SICA ha mostrado resultados concretos para la región, o por lo menos no se conocen; pese a que los Estados Centroamericanos dedican recursos para tal efecto; tal parece que no nos hacen falta los recursos empeñados en tal inútil instancia regional, al parecer no tenemos claras las prioridades de gasto.
Lo más desvergonzado y ofensivo es escuchar discursos de tales instancias llenos de parafernalia asegurando que las aspiraciones de los centroamericanos se convierten en una realidad, como lo es la integración económica, integración política, integración parlamentaria, integración judicial, incluso asegurando que el actual sistema es la única forma de invitar a los inversionistas del mundo a que vengan a América Central a resolver los problemas que los mismos latinos no hemos podido atender; una desfachatez en tales declaraciones que no muestran mas que la realidad de la actual fachada ofensiva de la integración, que muestra que es necesario repensarla.
Un nuevo modelo de integración debiera recoger la experiencia acumulada sobre la base del desperdicio de recursos de los centroamericanos en foros poco útiles para la región; debiendo reconocer que en las estructuras de la organización de los foros como el SICA, Parlacen y otras instancias del sistema, laboran permanentemente centroamericanos con un valioso conocimiento de la realidad de la integración regional, quienes no solo conocen las vulnerabilidades regionales, los esfuerzos desperdiciados, los proyectos que nunca funcionarán, las ocurrencias unilaterales fuera de toda posibilidad de realización, las estructuras y personas inútiles enquistadas en tales foros que se convierten en sinvergüenzas regionales pero que viven en una acomodada diplomacia ofensiva, en una región llena de desventuras, mismos que debieran de convertirse en un foro permanente con la estructura necesaria (no político partidista) que asesoren a los organismos nacionales desde su diagnóstico y convertir las resoluciones del llamado parlamento, en biblioteca de consulta incluso poco fiable.
La existencia de una instancia o foro regional de coordinación e integración se hace necesaria en virtud de la globalización, debido a las potencialidades y vulnerabilidades regionales, pero sobre todo para el impulso coordinado de un puente regional poco aprovechado. En ese sentido en sistema de integración o gira al esfuerzo de diagnóstico y coordinación o desaparece para dar cabida a una instancia de utilidad real para la región, respetando las instancias nacionales funcionales, una instancia con aportes públicos concretos, claramente identificados con las necesidades de los habitantes de esta rica pero desaprovechada región, de lo contrario seguiremos manteniendo instancias onerosas e inútiles como el Parlacen; a ver si algún país se atreve a presentar una propuesta de interés social.
