Danilo Santos

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Politólogo a contrapelo, aprendiz de las letras, la ternura y lo imposible. Barrioporteño dedicado desde hace 31 años a las causas indígenas, campesinas, populares y de defensa de los derechos humanos. Decidido constructor de otra Guatemala posible.

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Danilo Santos

Un conflicto de casi doscientos años sigue vigente entre Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán, que no se haya resuelto, retrata perfectamente la ausencia de Estado en Guatemala, principalmente en la Guatemala rural. Desde diciembre han sucedido hechos lamentables, las muertes ya llegan casi a la veintena entre pobladores y fuerzas públicas.  El asunto es, por qué no se quiere la presencia policial en el lugar, por qué se hace caso omiso al estado de sitio y, por qué hay evidente organización y resistencia contra el Estado representado en este caso, por las fuerzas policiales y militares. La respuesta puede ser compleja, no debemos caer en el facilismo de culpar al crimen organizado o a quien sea, hay que profundizar en la causalidad del conflicto y en las razones que llevan a la población a rechazar al gobierno.  El punto es que este tipo de conflictos han sido minimizados o ignorados por los gobiernos, a tal grado, que el actual, desmanteló la poca institucionalidad que se dedicaba a atender la conflictividad agraria.  Como el problema que ahora hace crisis en Nahualá, hay muchos en Guatemala, no los notamos porque solo se les da importancia cuando ocurren hechos graves y entonces se vuelven noticia. Si en Guatemala, el polvorín de conflictos con los que convivimos: unos bicentenarios, otros desde la contrarrevolución, los más recientes desde 1986 y, los más cercanos, desde la firma de la paz; si este polvorín explota, entonces sí que se lamentará la clase política y las élites, por el mal manejo que han hecho del país.

El tratamiento que se le está dando a la problemática es a todas luces errado, además, irresponsable. Por un lado, se intenta simplemente a través de la fuerza, poner en “orden” a la población, sin dimensionar el conflicto, su desarrollo y el actual estado de situación. Por otro lado, se pone de carne de cañón a la fuerza pública y los resultados están a la vista.  Además, no se presentan soluciones ni una estrategia integral que considere todos los elementos que causan el conflicto. Por último, se pretende una legitimidad que el Estado no se ha ganado en ese territorio (y en casi ningún territorio rural). Ojalá el conflicto se maneje con seriedad y responsabilidad por todas las partes, porque aquí no solo es gobierno y Estado contra la gente, hay más actores involucrados y son esos los que realmente tienen la capacidad de solucionar la actual crisis.  De no hacerse así, simplemente escalará el conflicto y sus resultados serán una página más, de la injusta historia nacional, escrita con sangre de las comunidades y de las fuerzas policiales y militares que provienen de esas mismas comunidades en general.

Nahualá es el claro ejemplo de lo que sucede cuando el Estado se ausenta 159 años de una población, la olvida, y luego va y quiere ponerla, imponer cordura. Nahualá es solo parte del polvorín llamado Guatemala y que explotar algún día, no tendrán oportunidad de controlar. Saldrán huyendo echando la culpa a los de la banqueta de enfrente, mientras se organizan para retomar el poder. Nahualá tiene solución, y el polvorín también. Otro Estado: presente y representativo.

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