Adrian Zapata

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Profesor Titular de la USAC, retirado, Abogado y Notario, Maestro en Polìticas Pùblicas y Doctor en Ciencias Sociales. Consultor internacional en temas de tierras y desarrollo rural. Ha publicado libros y artículos relacionados con el desarrollo rural y con el proceso de paz. Fue militante revolucionario y miembro de organizaciones de sociedad civil que promueven la concertación nacional. Es actualmente columnista de el diario La Hora.

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Por: Adrián Zapata

La Vicepresidenta estadounidense antes de irse definió las iniciativas que su gobierno ha acordado impulsar para Guatemala, en el marco de su estrategia hacia el “Triángulo Norte”.

Dejó en jaque al Presidente Giammattei en relación a la lucha contra la corrupción, la impunidad y, en general, para enfrentar la cooptación del Estado por las mafias político criminales y el subyacente narcotráfico internacional. Su afirmación fue categórica al decir que “la corrupción no conoce de fronteras”. Todo en el marco del propósito de controlar la migración “irregular” hacia su país. Pero no sólo el Presidente está en jaque, también los empresarios, porque sin duda la señora Harris conoce la posición complaciente y convergente que muchos de ellos tienen en relación a esas mafias criminales.

La intervención imperial ya está diáfanamente expresada, lo cual no es nada nuevo en nuestra historia nacional, pero la diferencia fundamental es que ahora los hipócritas “adalides de la defensa de la soberanía” son los mafiosos y corruptos.

La dimensión más profunda que tiene el fenómeno de la migración “irregular”, relacionada con los problemas estructurales (desigualdad, pobreza, exclusión y deterioro ambiental), fue objeto de poca atención. Abordar el tema de “Aumentar las oportunidades económicas”, rubro para el cual anuncia 48 millones de dólares de ayuda, merece reconocimiento, pero carece de una visión más profunda de la realidad guatemalteca. Es necesario impulsar el desarrollo de los territorios rezagados que expulsan a su población hacia la migración porque no son capaces de generar oportunidades en ellos, Y dichos territorios, mayoritariamente rurales, están habitados fundamentalmente por campesinos, cuya actividad productiva es, básicamente, la agricultura familiar. A ellos toda esa importante visión de “apoyar el espíritu empresarial y la innovación para el desarrollo” aún les pasa muy arriba de su lamentable condición actual.

Fomentar las Pymes es atinado, tanto las agrícolas como las que no lo son. Pero paralelamente debe atenderse la situación de los agricultores familiares, tanto los de subsistencia, como los apenas excedentarios. Me refiero de nuevo a los campesinos, aunque sea una palabra que les de pánico, no justificado por cierto, a los empresarios guatemaltecos. Apoyarlos es importante no sólo en términos de su seguridad alimentaria y nutricional, sino que también para garantizar la producción de alimentos y que ello se constituya en una actividad productiva que les permita obtener ingresos para salir de la pobreza estructural. Olvida la Vicepresidenta Kamala que en EE. UU., a pesar de su desarrollo, los “farmers” son abiertamente apoyados y subsidiados por el Estado.

Ahora bien, también es importante señalar que una estrategia de desarrollo para ir superando las causas estructurales de la migración, rebasa la visión cuasi militar de Triángulo Norte. El expresidente Vinicio Cerezo, actual Secretario General del SICA, atinadamente escribió en su cuenta de twitter el pasado lunes: “… es fundamental que EE. UU. tenga una visión de desarrollo regional en Centroamérica para transformar la realidad”. Asumir esta visión regional es sin duda difícil, más aún en las condiciones políticas prevalecientes ahora, pero eso no le quita veracidad.

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