Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Escenarios a atender

Dentro del proceso salud-enfermedad, hay dos grandes campos de desafío: los sociales y comunitarios y los institucionales, acá nos referiremos a ambos.

Primero que nada partamos de un hecho: Los temas de salud nacional que trascienden los confines del Ministerio de Salud Pública o del IGSS y los del sistema privado de prestaciones clínicas y sociales, casi todos sus problemas precisan para su solución, de una acción multidisciplinaria y pluriinstitucional a base de esfuerzos múltiples y flujos de acciones y recursos mayores.

Segundo: La característica distintiva que están demandando todos esos problemas, su producción y su solución, involucra a la entera población del país y a todas las instituciones de Estado,  y a la comunidad internacional y organizaciones multilaterales. La solución de esos problemas de salud, se vuelve un terreno de encuentro entre las ciencias sociales, biológicas, de la salud, climáticas y financieras.

Entonces cualquier intervención ad hoc de un problema de salud, se refiere a procesos de negociación multinivel y de múltiples actores que forman y manejan el espacio de políticas de salud, para enmarcar (crear políticas), planificar y realizar acciones e intervenciones encaminadas a su solución. Se refiere sobre todo a temas de enfermedad y determinantes que son sus causales y que exigen establecer marcos e intervenciones trans-institucionales en su naturaleza de detección atención, y que requieren de acuerdos globales interinstitucionales, para poderlos manejar de forma apropiada. Pone en conjunto disciplinas como la salud pública, la sociología, el ambiente, las áreas de gestión que van desde leyes hasta economía. Y eso abarca desde detección y vigilancia del proceso salud-enfermedad hasta la atención de enfermos y su rehabilitación.

Qué se debe pretender cambiar del proceso salud enfermedad

Partamos de una situación: a pesar de los avances, Guatemala tiene los peores indicadores de salud de la región en atención a las enfermedades transmisibles y prevenibles con vacunas; todavía mueren cientos de niños cada año que podrían evitarse. Las enfermedades incluyen neumonía, sarampión, enfermedades diarreicas, desnutrición y HIV/AIDS y deja lesionados a varios: pese a ello, el Ministerio de Salud Pública no cuenta con  sistemas adecuados de vigilancia para abordar las enfermedades transmisible y mucho menos con acciones que sean de gran peso para evitarlas y al detectarlas corregirlas como es debidos. No se han establecido sitios centinela que cubran las principales 10 enfermedades y no existe un laboratorio nacional de referencia con amplia cobertura al respecto, además de otro para animales también. Un verdadero sistema preventivo y predictivo al respecto y una mejor atención de casos, demanda de una mayor colaboración accionar entre instituciones para abordar la falta de vigilancia de enfermedades en el sector animal y humano, de causales como el agua, la contaminación ambiental, el mal manejo de desechos de todo tipo, junto con la escasa capacidad de investigación en los laboratorios del sector de salud pública y animal. Es necesario centrarse en el desarrollo de capacidades para la biotecnología, junto con un mayor intercambio de datos y experiencia para atacar estos males.

En el caso de las enfermedades no infecciones, las necesidades de su atención por el sistema nacional de salud son similares y muchas de ellas añaden factores casuales relacionados con condiciones y situaciones laborales.

Es indudable que los desafíos apremiantes relacionados con la investigación, prevención y respuesta a enfermedades infecciosas y no infecciosas demandan de una nueva estructura y organización del Sistema Nacional de Salud (SNS).

Por ejemplo, no obstante existir controles de vigilancia aceptables de  diarrea aguda, infecciones respiratorias graves, síndrome hemorrágico agudo, parálisis flácida, difteria, rabia y tétanos neonatal, dengue y chicunguya, esos sistemas de vigilancia son de muchas carencias todavía. Se necesita un plan estratégico nacional, políticas y regulaciones para los laboratorios del país, y una estrategia definida y responsiva para su implementación y para eso es necesaria una estructura organizativa. La falta de personal de laboratorio experimentado y la proliferación de laboratorios privados que no siguen los estándares de control de calidad, presentan un desafío importante pues a nivel nacional, no existe capacidad para garantizar una interacción regular con los laboratorios, ni una estructura para fomentar y facilitar las redes entre nacionales y privados, ni ningún mecanismo para sostener o proporcionar supervisión de la estructura general del laboratorio.

En el caso de las enfermedades no infecciosas, la situación de vigilancia como decía no hace mucho un epidemiólogo del sistema nacional “está en pañales” y eso pese al aumento de la incidencia y prevalencia de estas enfermedades. A pesar de esto último, no existen ni vigilancia ni investigaciones nacionales sobre equidad en salud, calidad de la atención, nutrición, factores de riesgo y daño en enfermedades crónicas y degenerativas e incidentes relacionados con el tránsito, la violencia social y doméstica y la salud mental.

Los desafíos relacionados con las enfermedades infecciosas y no infecciosas y su respuesta incluyen: aumento y preparación de personal, financiamiento, cuestiones técnicas y recursos, incluida capacitación, suministros y equipos.

Por supuesto a nivel universitario existe la capacidad de sus laboratorios para apoyar la detección temprana de infecciones emergentes, mejorar alimentos y trabajar medicamentos nuevos; pero en el momento no existe una política nacional dentro del SNS que permite unir la ciencia con su aplicación y entonces el impacto de la ciencia producida a su aplicación suele ser limitada.

Otros desafíos incluyen la escasez de personal calificado y capacitado, una capacidad de diagnóstico insuficiente de las redes epidemiológicas y medidas de bioseguridad inadecuadas dentro de lo industrial y el control ambiental. Se necesita un fuerte compromiso político en torno a las políticas y los recursos, así como una mayor capacitación y desarrollo de capacidades científicas con las políticas. Los centros de investigación por su lado deben trabajar mucho más las interacciones de disciplinas sociales con las de salud y los investigadores guatemaltecos deben establecer múltiples colaboraciones internacionales y debe ampliarse y profundizarse estas asociaciones y formar parte de una política nacional.

Trabajo salubrista y sociedad

Como ya señalé en otros artículos, la articulación del trabajo salubrista con la sociedad, en cuanto a compromisos y responsabilidades ha sido pobre y ésta ha sido como actor pasivo y no activo. La falta de educación y conciencia sobre cómo se transmiten las enfermedades y sus primeras fases de sus apariciones y el papel que corresponde en ello al hombre y a la naturaleza, sus actividades y sus comportamientos, hace en buena parte que la contención de enfermedades en los ámbitos clínico y de laboratorio sea un desafío. Así como se necesita educación y capacitación en aspectos técnicos del personal de salud, se necesita de amplios programas de capacitación de la población y sus distintos grupos, a efecto de entender los orígenes de las enfermedades, sus causales y corregir la participación de involucrados en ello.

La investigación

Por último, se necesita financiación y creación de capacidad de investigación general para atraer y retener a científicos de países en desarrollo en los campos de la microbiología, la patogénesis y el desarrollo de kits de prueba, medicamentos y vacunas.

​En otro aspecto, se vuelve necesario encarar y entender que la actividad humana individual e industrial también está intensificando la dispersión de enfermedades al modificar los entornos naturales, laborales, la movilización entre otros. Los comportamientos humanos cotidianos y de las industrias, representan también una amenaza cada vez mayor para la biodiversidad vegetal y animal y su comportamiento no digamos la humana. Los factores de riesgo que predisponen a los humanos a las infecciones  y no infecciones es alta e incluyen desnutrición, exposición a químicos y minerales y otras substancias citotóxicos, dispositivos físicos, resistencia y mal uso de medicamentos etc. están aumentando, y las amenazas igualmente, con implicaciones más amplias para la salud humana y de los ecosistemas.

Ante el rumbo que toman las ciencias y sus aplicaciones, estimo que se hace necesaria la formación de acuerdos universidades-gobierno para ofrecer importantes oportunidades para participar en el desarrollo de la biotecnología debido a muchas ventajas: capacidades en química, farmacología, tecnología de la información y estadística; costos de investigación relativamente bajos; y aumentar el número significativo de científicos en investigación y desarrollo farmacéutico/biotecnológico y epidemiológico.

Desafíos de formación e investigación impuestos por los desafíos en el desarrollo de una estrategia médica para la economía del conocimiento que incluya la biotecnología con centro del desarrollo de la medicina. Por ejemplo en enfermedades infecciosas, la genómica, sus avances incluyen la secuenciación del genoma para identificar virus y microorganismos emergentes, redes de comunicación globales, rápidos diagnósticos y nuevos enfoques para el desarrollo de vacunas y diseño terapéutico de otros tipos. Por otro lado debe abrirse la posibilidad de laboratorios de biología sintética en el contexto de nuestra biodiversidad y eso incluye trabajo de laboratorio para producir genes y proteínas artificiales, incluida una base de datos de genes potenciales. A través de este trabajo, se podrían presentar descubrimientos de fármacos para abordar enfermedades como la malaria, el cáncer de mama, los microbios infecciosos y la enfermedad de Alzheimer. Esfuerzos conjuntos podrían permear esta posibilidad.

En resumen

Se hace necesaria una estrategia nacional para lograr

Cada una y todas las instituciones involucradas encaminar esfuerzos para lograr una situación de salud mejorada en todos los sectores de población;

Mejores relaciones político técnicas y participativas entre las instituciones y un compromiso más amplio para un extenso rango de actores, con el propósito de trabajar conjuntamente para mejorar la salud;

Abogar y encaminar esfuerzos, para resultados de impacto que sean justos y que apoyen las metas de reducir la pobreza y lograr la equidad de manera incremental.

Estos cambios de perspectiva muestran el reconocimiento de la salud como un desafío colectivo y un elemento básico en ello, es una mayor interconectividad que identifica y trata amenazas en salud, detecta asimetrías que deben corregirse, pone más actores a la mesa de negociación de la salud y detiene costos aumentando beneficios e igualmente, logra equilibrio entre proveedores privados y sistema de salud público y el público se beneficia de aspectos como el acceso a medicamentos: un bien público global de salud.

Solo anote en su mente lo siguiente y pensará de otro modo: En países de bajo ingreso como el nuestro, la ayuda externa anda por ahí del 15% del gasto en salud, el gobierno cubre otro 15-20% y el resto, 30 – 70% de los gastos de salud total, es gasto de bolsillo. Y a nivel mundial, la inequidad también es grande: Solo 90 billones de dólares (2% del gasto de salud total) para países de bajo ingreso (con 56% de la carga de enfermedad) total general del gasto global en salud 4,5 trillones de dólares (Gottret el Schieber 2006).

Ya se ha dicho hasta la saciedad pero hay que recordarlo: La salud es motor de desarrollo y es un impulso crítico para la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y el desarrollo económico de largo término.

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