La oportunidad del etanol para Guatemala

Agustin Torroba
Agustin Torroba
MSc. Agustín Torroba
Especialista Internacional en Biocombustibles y Energías Renovables
Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura

 

 

 

 

Los biocombustibles líquidos son combustibles producidos a partir de materias primas de origen biológicas, fundamentalmente a través de aquellas que provienen del sector agropecuario.

El etanol es el biocombustible más difundido a nivel mundial: más de 60 países alrededor del mundo lo consumen con tres grandes objetivos: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la calidad del aire, promover el desarrollo agrícola y por sus aportes a la seguridad y diversificación energéticas.

Países de distintos climas, altitudes y latitudes hoy utilizan distintas mezclas de etanol con gasolina, las cuales suelen estar en rangos de 5-10%, pero existen importantes experiencias de porcentajes superiores.

Actualmente, Guatemala produce y exporta etanol de gran calidad, en término de la sostenibilidad de su producto, teniendo muy bajas emisiones de dióxido de carbono en comparación con la gasolina fósil que reemplaza. Esto hace que, por galón de gasolina reemplazada por etanol, las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan en más de un 70%.

En este contexto, y por los compromisos ambientales asumidos por el país, Guatemala ha impulsado normativas para que, a partir de enero del 2025, el país comience a utilizar etanol en su gasolina, en una mezcla del al menos 5%. Adicionalmente, el país ha dictado normativa en línea con las mejores prácticas internacionales, asegurando que el 60% del etanol que se consuma cumpla con muy elevados estándares internacionales en materia de descarbonización.

Todo esto bajo un esquema de libertad de mercado y guiado por las referencias de precios de los mercados internacionales relevantes hacen que Guatemala se sume a la lista de países que utilizan este biocombustible para descarbonizar su matriz de transporte. En esta lista podemos encontrar a todos los países integrantes de la Unión Europea, pero también a Estados Unidos, Canadá, Colombia, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay, por mencionar la diversidad de flotas de vehículos, climas, altitudes y latitudes que convierten al etanol en un combustible probado, masivo y seguro a nivel mundial.

Debido a la urgencia climática, los biocombustibles son la forma más rápida y económica de descarbonizar el sector del transporte. Esto ayuda a complementar a nuevos paradigmas como la electromovilidad, que avanzan, pero demasiado lento, especialmente en Latinoamérica. Es por ello que los biocombustibles en general y el etanol en particular se ha convertido en una de las opciones más utilizadas a nivel mundial para descarbonizar e incorporar energía renovable: la Agencia Internacional de Energía prevé que, en el 2024, el 90% de la energía renovable utilizada en el sector transporte serán biocombustibles líquidos (el 10% energía eléctrica en vehículos que provienen de fuentes renovables).

Para concluir cabe destacar que Guatemala se está sumando a otros dos países de la región que impulsan el etanol: Costa Rica y Panamá. Su gran ventaja, es que ya cuenta con una fuerte producción que fácilmente podrá incorporar a su matriz de combustibles. Esto le permitirá industrializar excedentes agrícolas para sustituir importación de fósiles, a la vez que descarboniza el sector de transporte terrestre en línea con los compromisos del país.