Varios centros asistenciales enfrentan complicaciones para atender casos de COVID-19, ante el incremento en los contagios. Foto: La Hora.

Carlos R. Paredes

Los resultados del 10 de agosto nos muestran que el porcentaje de positivos se eleva a 34.5%, los casos confirmados se elevan a un récord de toda la pandemia con 4,618 y los casos activos suben casi 1,500 personas en un solo día. Los hospitales están saturados y el Hospital General San Juan de Dios cerró su emergencia el 10 de agosto por 48 horas. Las tendencias de los indicadores siguen subiendo por lo que aún no alcanzamos el pico de la ola.

Los resultados anteriores son claros, la situación es muy difícil para Guatemala, ya que a medida que se deteriora la situación, las alternativas de solución se vuelven más drásticas. La medida más efectiva para aliviar los hospitales es un encierro muy estricto y prolongado. Panamá sufrió un incremento a más de 30% positivos y lo corrigió con un draconiano encierro de 2 meses. Todos sabemos que un encierro estricto y prolongado en Guatemala sería desastroso para la economía de las familias y del país. Debemos mantenernos alejados de un encierro, pero para eso debemos aliviar los hospitales rápidamente bajando el porcentaje positivos.

Las preguntas que hoy nos hacemos son ¿Qué pasó? ¿Por qué se deterioró tanto la situación?

En febrero 2021 teníamos 9% positivos y ahora se registra casi 4 veces ese resultado con 34%. El incremento es un claro indicativo que la población se relajó y dejó de cumplir con las medidas de prevención. Se podría decir entonces que nosotros somos los culpables del deterioro de la situación del contagio por nuestro descuido, pero no es tan sencillo.

La naturaleza humana tiende a seguir instrucciones si siente algún temor. Durante todo el 2020 estuvimos atemorizados por el contagio y tomamos nuestras precauciones: se respetó el semáforo, se aplicaron los protocolos de seguridad y se cumplían con las medidas de prevención. Por ello es que los resultados bajaron y llegamos a 9%. Sin embargo, al tener menos de 50 municipios en rojo, nos relajamos y dejamos de ser cuidadosos. Lamentablemente, la autoridad encargada de supervisar el cumplimiento de las medidas, la municipalidad en cada municipio, no hizo su trabajo.

Las mayorías de las municipalidades sencillamente se dieron por vencidas y ni siquiera intentaron cumplir con su obligación. Por supuesto, la población se percató que podía incumplir las medidas de prevención sin consecuencia y se cuidó cada vez menos. El gobierno central realizó varios llamados a la conciencia de cada uno de nosotros, pero como no hubo ninguna autoridad para obligarnos, hicimos caso omiso. Adicionalmente, varias municipalidades incrementaron grandemente el número de pruebas realizadas para que ese parámetro del semáforo estuviese en verde. Con ello compensaban los otros dos parámetros logrando mantenerse en un color menor aun cuando la situación ya era crítica.

El resultado lo vemos con los resultados del día de hoy mencionados al inicio. Estamos en una situación muy difícil provocada por nuestro relajamiento porque las municipalidades no cumplieron con su deber.

¿Qué podemos hacer? Sólo hay una salida para evitar el encierro y es bajar el porcentaje de positivos.

1. Nosotros debemos ser ciudadanos disciplinados y responsables, y cuidarnos como lo hicimos en enero luego de la burbuja de la segunda ola
2. Por otro lado, el gobierno debe agilizar la campaña de vacunación. Debe evitar las largas colas y luego decirle a la gente “se terminaron las vacunas”. Por supuesto, todos nosotros debemos acudir a los centros de vacunación y ser inoculados.
3. Las municipalidades deben despertar y cumplir su obligación.

No importa quién es el culpable. Lo importante es corregir la situación.

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