Foto ilustrativa. Hoy Guatemala arribó a la cifra de 10 mil muertes a causa del Covid-19. Foto La Hora/José Orozco/Diseño Esteban Cardona

Por Jeanelly Vásquez y Margarita Girón

El primer caso de coronavirus en Guatemala fue detectado el viernes 13 de marzo del 2020. Para supersticiosos un viernes 13 representa la mala suerte; no obstante, para el país esta fecha fue el inicio de una crónica, cuyo fin aún se ve distante. A poco más de un año y cuatro meses desde la detección del primer caso las cifras de decesos han aumentado gradualmente, con la última actualización del 20 de julio del 2021, Guatemala llora la partida de 10,029 habitantes.

Además de las cifras representadas en el Tablero del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), el Covid-19 ha dejado como resultado un impacto social y psicológico en los habitantes. En este día se recuerda el trágico desarrollo de la pandemia en Guatemala con casos de ciudadanos que han perdido a familiares, amigos, socios de trabajo, parejas o compañeros de sala en un hospital.

Muchas historias de esas más de 10,000 familias que han llorado la pérdida de un ser querido se vieron reflejadas a través de redes sociales.

Mildred Luna comentó en Twitter: “2 jóvenes llenos de sueños, trabajadores, emprendedores, con negocios establecidos, buenos hijos, parte de mi familia, engrosan esa cifra, el 25 y 26 de junio de este año, perdieron la batalla ante tal enfermedad”.

Por su parte, Sandra Isabel respondió a una publicación de Facebook: “Dentro de esa cifra -10,000- tengo mi tío abuelo, de 95 años, un tío como de 68 y algunos conocidos”.

Aunque hay 10,029 o quizá más, historias por contar, La Hora recuerda cómo cada uno de ellos no solo han sido una cifra, y han dejado vacío y luto en las familias guatemaltecas.

Un trabajador de una funeraria que usa equipo de protección para protegerse de la propagación del nuevo coronavirus. Foto AP

DESDE EL ANONIMATO, EN 2020 EMPEZABAN LAS DESPEDIDAS

El 4 de mayo La Hora destacó en la pieza “Una familia afectada por el COVID-19 rompe el silencio: ‘esto es muy duro’” la historia de “Vivian”, quien perdió a su esposo a solo dos meses desde que la pandemia fue declarada en el país. “Esto es muy duro”, resumió con esas cuatro palabras la trágica pérdida, describiendo a su esposo en vida como “un hombre cabal, un extraordinario padre de familia, un hombre entregado a su familia y a Dios. Era trabajador. Juntos les inculcamos a los hijos lo importante que era el esfuerzo y educarse”.

Su esposo murió luego de días de lucha por complicaciones de coronavirus. Ella remarcó la ausencia y dolor provocados por la pérdida de un ser querido: “No saben lo que se sufre, hasta que llega ese impacto. […] Los fines de semana eran el tiempo en el que más compartíamos y ahora, son los momentos más duros desde su partida”, declaró la mujer.

Para el 1 de mayo del 2020, días antes de conocer el caso de Vivian, Guatemala reportaba 16 muertes por coronavirus. El país y sus habitantes vivían la pandemia bajo incertidumbre, sin conocer mayores datos del Sars-CoV2 ni el desarrollo de variantes y alta transmisibilidad que el virus traería en un futuro.

La experiencia de Vivian se caracterizó por esta misma incertidumbre, iniciando con que el caso de su esposo no fue comunicado por autoridades, sino por el enfermo cuando era trasladado en ambulancia. “Recibí una llamada y él me dijo, ‘me llevan a Villa Nueva’. Fue muy duro porque nadie del hospital, ni de las autoridades me avisó, fue él desde la ambulancia”, expresó.

Al pasar los días recibió una llamada para supuestamente atender un tema de medicinas; en realidad, conocerían el fallecimiento del ser querido. “Bien temprano en la mañana del día siguiente, recibimos una llamada para pedirnos que nos hiciéramos presentes porque necesitaban pedirnos algo de una medicina. Fue tan difícil saber porque es la persona con quien compartí mi vida por muchos años”, contó.



JULIO DEL 2020: HASTA LO MÁS SANOS SON SUSCEPTIBLES

Más adelante, en julio del 2020 este vespertino conoció la historia de José, un muchacho que perdió a su padre y abuela en la pandemia. Para este entonces el virus habría cobrado la vida de no menos de 1,350 personas, dos de ellas fueron José Ramiro Martínez y Amalia Amparo, una madre y su hijo, quienes fallecieron días después de contagiarse de Covid-19.

Para este punto el contacto entre las familias guatemaltecas se vio afectado por la aparición del virus transmisible; José Martínez explicó a La Hora que su padre visitaba a su abuela de 90 años regularmente, él por ser enfermero llegaba a atenderla, pero al llegar la pandemia las visitas se redujeron.

“Mi papá era un hombre muy sano, tenía 67 años, le gustaba hacer deporte, el hacía mucha bicicleta, nunca se nos enfermó de gravedad, él no tenía diabetes, ni cáncer, ni enfermedad renal, nada, era muy sano”, destacó, hasta que un 6 de junio llamó a José para traerlo de la casa de su abuela. Ese fue el último día que lo vio con vida, pues el 15 de junio su padre falleció a causa del coronavirus. El joven contó que solo tres personas pudieron darle el pésame, no porque fueran los únicos que lo quisieran hacer, sino porque la situación en ese entonces no permitía una ceremonia convencional.

Desafortunadamente el joven tuvo que enfrentar el fallecimiento de su abuela, el 25 de junio, pues contó que luego que su padre fuera ingresado al hospital ella desarrolló síntomas. José dijo que no tuvo certeza de cómo pudieron haberse contagiado con el virus.

TAMBIÉN QUIENES ESTÁN EN PRIMERA LÍNEA HAN DESPEDIDO AMIGOS

Hace un año, el doctor Óscar Hernández murió a causa del coronavirus, él médico estuvo durante unos meses en el Hospital Temporal del Parque de la Industria y tras su partida, personal médico recordó al galeno que no pudo ganar la batalla.

“Es la primera vez que le encuentro sentido a la palabra ‘héroe’”, “Espero que los que quedamos aún acá podamos honrar tu lucha, cuidándonos unos a otros”. “El cielo tiene un héroe más caído en cumplimiento de su deber”, “Estás ya en el cielo y nos cuidas desde allá”, expresaron sus compañeros.

Un mes después, la enfermera chiquimulteca, Lilian Erazo también perdió la batalla. “Lastimosamente ha perdido la batalla con esta enfermedad del coronavirus”, expresaron usuarios en redes sociales.

Durante el homenaje, también fueron mencionados los servidores públicos que se encuentran en primera línea, quienes ponen su vida en riesgo. “Hoy se tiene una pérdida más, Lilian era una enfermera bondadosa y servicial”, puntualizaron.

El Cementerio la Verbena y el General fueron los lugares en los que cientos de guatemaltecos dieron el último adiós a sus seres queridos. Foto: José Orozco/LH

UN “AÑO NUEVO” TRISTE PARA LA FAMILIA DE DON MARIO

Don Mario L. tenía más de 60 años, se contagió trabajando, entre los últimos días de noviembre y primeros de diciembre del 2020, mientras muchas familias guatemaltecas aprovecharon las fiestas para reunirse o hacer actividades juntos. Para la familia de don Mario, las fiestas fueron indiferentes, pues justo en la semana de Navidad, recayó por secuelas que dejó la enfermedad en sus pulmones y fue ingresado en el Hospital del Parque de la Industria, sin saber que sería la última vez que vería a su familia.

En horas de la mañana del 1 de enero, don Mario perdió la batalla, dejando un vació en doña Betty, su esposa y en sus hijos que tuvieron que decidir quiénes acompañarían el sepelio, pues según las reglas del cementerio privado, únicamente 5 personas podían ingresar.

“Papa Mario no se merecía un sepelio así, a él lo conocía mucha gente, era muy querido y ahora ni nosotros que somos su familia podemos estar juntos para despedirlo”, dijo uno de sus hijos, mientras observaba cómo descendía el féretro de la carroza fúnebre.



PERIODISTAS Y COMUNICADORES TAMBIÉN HAN PARTIDO

En el mes de abril, la pandemia también golpeó al gremio periodístico, Amafredo Castellanos y el fotoperiodista José Antonio Castro, quienes fallecieron por complicaciones derivadas del Covid-19. Pero no han sido los únicos, el productor del programa de televisión “Que Chilero” de TV Azteca Guatemala, Frisly Macario, falleció según usuarios de redes sociales y compañeros a causa del virus.

Así como otros comunicadores que no han sobrevivido al virus que no discrimina clases sociales, género, ni edad.

Recientemente, el comunicador y locutor guatemalteco, Sergio Rodríguez falleció, tras días de luchar contra el virus. En Facebook, Rodríguez realizaba comentarios del avance de la enfermedad hasta que dejó de publicar.
El 1 de julio se lee: “En tus manos encomiendo mí espíritu…”. Días después, realizó una nueva publicación con el mensaje: “Gracias por sus oraciones a todos, aquí estoy luchando contra todo”, este es el último mensaje público en la cuenta de Rodríguez, hasta que días después se confirmó su deceso.

Ronni Zúñiga, a través de una publicación despidió a su amigo: “Sigue volando y encontrando mucha luz en tu camino amigo, las puertas del cielo seguro se abrieron de par en par. Descansa en paz Sergio Rodríguez ¿Y las vacunas? No llegaron a tiempo para «Chejo».

Amafredo Castellanos (izquierda) y José Antonio Castro (Derecha) fueron algunos de los periodistas que murieron durante la pandemia. Foto La Hora

CUANDO SE SUPERARON LAS 9,000 MUERTES

Casi un año después de las pérdidas de José, Guatemala ya rebasaba las más de 9,000 muertes por Covid-19; el 25 de junio se reportaron 9,008. Un día después, guatemaltecos se reunieron en la Plaza de las Niñas de la zona 1 capitalina para rendir un homenaje con velas rojas para los familiares, vecinos y amigos fallecidos a causa del Sars-CoV2. Ellos agruparon las velas para que desde una perspectiva cenital se leyera “+9000”.

“Sabemos lo importante que es para los guatemaltecos y guatemaltecas hacer un ritual de memoria de las personas que han perdido la vida”, prosiguió, “y por eso estamos hoy acá, para hacer ese memorial, para hacer ese homenaje”, declaró un ciudadano presente.

Él aseguró que no solo se encontraban presentes para conmemorar a estas personas, sino para reiterar que las muertes pudieron evitarse con una vacunación efectiva y gestión competente del Estado de Guatemala. Durante la ceremonia los presentes escucharon y compartieron testimonios respecto a sus pérdidas cercanas. El hijo de un vendedor de especias, con lágrimas y sosteniendo un retrato de su padre, relató su pesar y contó que hasta ese día no había podido despedirse correctamente de él.

Incluso para quienes fabrican ataúdes la realidad cambio, debieron fabricar más y abaratar precios para ayudar a quienes atraviesan estos duros momentos. Foto La Hora

“Yo tengo un año de que no me he podido despedir de mi papá como debe ser —respiró profundamente—, lo más triste, lo más indignante es no poderle haber dado un entierro digno… no poder haber asistido a un funeral… no haber podido acercarse el día del entierro, abrir la caja y darle un último abrazo, un último beso”, compartió.

El ciudadano relató que la muerte para un paciente de coronavirus es una sentencia a días de soledad, sin acompañamiento y comunicación con sus seres cercanos. “Y es nefasto, es triste, es un golpe psicológico morir a consecuencia del coronavirus, tener cuarenta días de encierro, no poderse comunicar, no poder recibir una ayuda, no poder recibir un abrazo, no poder recibir palabras de aliento de persona a persona. No es nada fácil morir de coronavirus”, manifestó.

Un cartel con este mensaje fue colocado en una pared del Cementerio La Verbena. Foto La Hora/Moises Castillo/AP

UNA FAMILIA COMPARTIÓ EL ÚLTIMO ADIÓS A SU SER QUERIDO

Ese mismo mes Pablo Josué Sánchez Ramírez compartió, a través de un video en Facebook, el entierro de su hermano, conocido en redes sociales como “Héctor Teto Rocker”. Pablo describió en la publicación que vestía una camisa azul, no negra como suele verse en el período de luto, porque esa era la camisa que su hermano le regaló.

El audiovisual muestra escenas que pocos conocen: cómo es un entierro de una persona que falleció de Covid-19. No todos los familiares de Héctor pudieron sostener el ataúd, este fue cargado por cuatro hombres con un traje especial, máscara y guantes; la caja se veía envuelta en plástico. El video muestra las reacciones de los familiares, Pablo trataba de tocar la caja mientras lloraba, pero uno de sus familiares lo alejó, mientras él solo extendía su brazo en dirección a la caja. En el audiovisual se escuchan los llantos y sollozos de los queridos del fallecido, Pablo, sostenía su cabeza con sus manos y sus cercanos trataban de apoyarlo y tranquilizarlo.

“Perdóname si en algo te fallé, te quiero mucho; gracias por todo”, “Hijo lindo, gracias por todo, siempre estuviste con nosotros; gracias por querernos, por cuidarnos; eres un buen hijo”, pronunciaros entre lágrimas los padres de Héctor.



Pablo, quien caminaba entre las columnas del cementerio y entre ratos se agachaba en el suelo y apretaba los puños dirigió unas palabras a su hermano: “De verdad, si yo fui mal hermano para ti, perdóname. Quiero darte las gracias, te amo; estoy orgulloso de todo lo que hiciste y solamente puedo decirte que siempre tendré esa imagen en mi corazón. Si algún día Dios me permite tener hijos, les voy a hablar de su tío Héctor, les voy a decir lo grande que fuiste y los momentos impresionantes que tuviste”.

Rocío, la otra hermana de Héctor y Pablo también agradeció a su hermano todas sus contribuciones en vida; recordó anécdotas juntos y cuando él le decía “flaca”, “ya no me van a decir flaca, te quiero mucho…mucho”, dijo Rocío.

“Dejas un gran vacío en nuestra casa y me enseñaste tanto; llegaba con mi computadora contigo porque no me encendían los programas y tú me decías ‘flaca, es que lo tenés al revés’. Héctor, de verdad, perdóname si hice algo malo”, se despidió su hermana.

Foto ilustrativa. Una mujer en las cercanías del Cementerio La Verbena espera el ingreso a ese lugar del cuerpo de una familiar que falleció a causa del COVID-19. Foto La Hora/Moises Castillo/AP

JULIO DEL 2021: LOS MÁS VULNERABLES SON IGNORADOS

Durante el desarrollo de la pandemia en Guatemala el Plan Nacional de Vacunación ha sido criticado por ciudadanos, quienes aseguran que es excluyente y poco práctico, prueba de ello es el caso de Chusito, un joven con Síndrome de Down que falleció el 20 de julio luego de pasar dos semanas en el hospital luchando contra el Covid-19.

Chusito fue rescatado por Misión ANINI de las calles, él al igual que muchos otros jóvenes con una segunda oportunidad fueron vulnerados con la llegada del coronavirus. “Ahorita estamos con la pena que uno de ellos falleció. Teníamos 12 en el hospital del Parque de la Industria y uno de ellos no aguantó, estaba entubado; tenía ya 15 días de estar en el hospital, pero no soportó y murió”, contó.



Gularte indicó que desde hace tres meses se envió la solicitud al Ministerio de Salud para vacunar a los asistidos por ANINI, pero no se ha obtenido una respuesta. “Estamos cansados, llevamos tres meses de haber mandado una carta a la señora Ministra de Salud Pública y Asistencia Social y no contestan, ni siquiera nos dicen que no. Hace dos meses volvimos a enviarla, hace un mes volvimos a enviarla, la semana pasada volvimos a enviarla y no nos dicen nada”, comentó.

“Gracias Chusito por habernos dado la oportunidad de ser tu papá, tu mamá, tu hermano, tu amigo. Recordamos con cariño, cómo ayudabas a todos tus hermanos y a quienes te cuidaban. En nuestra mente y corazón siempre estará grabada tu sonrisa, tu forma tan especial de ayudar a todos y darte a querer tanto. ¡Hoy el cielo está de fiesta! Nunca te olvidaremos”, publicó la Misión ANINI en Facebook.

El director general aseguró que “esta muerte –y muchas más– no hubiera sucedido si hubiera estado vacunado”.

El Covid-19 provocó miles de muertes en el país durante 2020 y en lo que va de 2021. Foto La Hora/José Orozco
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