Mediante un acuerdo gubernativo el MARN reguló varios aspectos relacionados al plástico. FOTO LA HORA/JOSÉ OROZCO

Por Alfonso Mata
alfmata@hotmail.com

¿Correcto o incorrecto el decreto 189-2019 del Ministerio de Ambiente? Una respuesta certera sobre ello, necesita del análisis en varios aspectos.

Problema: La mayoría de los materiales de utensilios desechables de plástico del que habla el decreto, se usan solo una vez y luego se envían al basurero o se tiran al ambiente. Sus posibles substitutos no tienen una vida tan efímera, pero lo que pesa es ¿qué material tiene menos impacto en el medio ambiente y en la salud de la población?

La situación: El problema entonces es ¿Cómo disminuir el uso de esos materiales y eliminarlos? La respuesta a la primera disminuir necesita de dos cosas: educación para readecuar consumo y rechazo de los envases de plástico y combinarlo con el uso de materiales simples menos dañinos y, como suele decirse, respetuosos con el medio ambiente, como cierto papel, vidrio y metal. El metal se puede fundir nuevamente; los recipientes de vidrio se pueden entregar y usar una segunda, tercera o incluso una décima vez y el papel se descompone por completo en unos pocos meses o se quema en el peor de los casos. En cambio, las bolsas de plástico, no se pudren por siglos. Los posibles substitutos no agobian ni ahogan el planeta, aunque vuelve más molesto su uso, razón por la cual la educación es importante. ¿Es esto cierto?

El ministro de Ambiente, Alfonso Alonzo, explicó recientemente que la prohibición deberá completarse en dos años.
FOTO LA HORA

La duda entonces es ¿qué es mejor: una bolsa de polietileno o de papel, una botella o una lata de vidrio o plástico? Aquí llegamos a un problema clave: cómo determinar los beneficios y los daños del uso de esos materiales. A primera vista, la respuesta es simple: los materiales biodegradables son mejores que los sintéticos como los plásticos y los envases duraderos y reutilizables son mejores que los desechables pues duran más y el material de que están hechos es reciclable.  Pero hay algo más detrás de esa escena primera de razonamiento.  ¿Qué daño ambiental genera la producción de envases de diferentes materiales? ¿Cuánto combustible y energía se necesita para producir/transportar el producto en particular? ¿Qué tan bien conserva el empacado o embalaje las propiedades del material que se coloca y cuánto tiempo puede almacenarse en él? ¿Qué tan fácil es reciclar? Y todo lo anterior ¿en cuánto contribuye al daño ambiental?

Resulta entonces evidente que para saber si el decreto como está es lo adecuado, es muy útil considerar el problema del plástico, no desde el punto de vista de un montón de bolsas y botellas de plástico atascadas en ríos y cubriendo terrenos, sino desde la perspectiva de un análisis del ciclo de vida de él y los productos que podrían substituirle. En pocas palabras, las autoridades y niveles de decisión deben evaluar el impacto ambiental de los envases en todo su ciclo y su uso; es decir, su producción a partir de la extracción y movilización de los recursos naturales, hasta el final, cuando se tira o se elimina el producto comercial y desde que se envasa o coloca algo en él o su uso en hacer algo, hasta que se consume. Por lo tanto, una ventaja solo en una de las secciones del camino de vida del producto, no garantiza su victoria en la «medida ambiental» y a esa victoria unilateral de decisión, se puede llamar arbitraria; de hecho, cualquier decisión gubernamental debe tratar de elegir el mal menor.

Hagamos entonces un ejercicio ¿qué tiene peor impacto ambiental: bolsas de plástico en el océano o talar bosques o cuerpos de agua envenenados por las aguas residuales de fábricas de pulpa y papel? ¿Montañas de botellas de plástico en terrenos baldíos y carreteras o toneladas de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera durante la producción y el transporte de envases de vidrio y de metal o de papel?  Muy a menudo se esconden detrás de lemas «respetuosos con el medio ambiente», y con ganas de ayudar a la naturaleza de mitos conflictivos sobre los peligros y beneficios de ciertos materiales, incluidos los polímeros. Una cosa si es cierta.

La solución al problema de la contaminación ambiental radica en un plano más amplio que simplemente el rechazo del uso de ciertos materiales y cambiarlos por otros.

La solución al problema de la contaminación ambiental radica en un plano más amplio que simplemente el rechazo del uso de ciertos materiales y cambiarlos por otros.

Por ejemplo, en cuestión de bolsas. Aunque el papel se considera material biodegradable, esta propiedad es parcialmente positiva, pero otros elementos vienen con un signo menos. En primer lugar, la producción de papel no es en absoluto un proceso respetuoso con el medio ambiente, ya que afecta el ambiente deforestando como vertiendo residuos de fábricas de pulpa y papel. En segundo lugar, una bolsa de papel es, de hecho, el mismo producto desechable que su contraparte de polímero, lo cual es malo porque no ayuda a reducir el desperdicio. En tercer lugar, para mejorar las propiedades del papel, en particular, aumentar la resistencia, se añaden los mismos polímeros a su composición, se utilizan varios adhesivos y otra «química», lo que complica al proceso de su reciclaje. Por lo tanto, para la biodegradabilidad del papel hay que pagar demasiado.
El plástico tiene ventajas innegables en bolsas, es liviano, barato y bastante ecológico en términos de producción por lo que sería un error cerrarles los ojos en lugar de ponerlos en un uso adecuado y restringido mientras averiguamos la mejor forma de reciclarlo. Por otro lado, los polímeros, principal causa de contaminación de los plásticos, se están aglomerando activamente en otros usos; por ejemplo, en piezas de automóviles.  Pero todavía no hemos aprendido a estos cómo desecharlo adecuadamente y en menor cantidad.

De tal forma que, si realmente queremos ayudar en el problema de desechos y contaminación, esto debe ser un esfuerzo regulado mundialmente y no solo de algunos países con una cultura de gestión de residuo malo como el nuestro. En países donde se presta mucha atención a los problemas del procesamiento de residuos, aproximadamente un tercio del volumen total de plástico doméstico se recicla a lo que se suma que la persona es en gran parte responsable de uso y dónde estará la cosa después de su uso. En tal sentido es loable y fundamental la educación y el control así que: Mejorar la cultura de gestión de residuos, es una condición importante para combatir la contaminación ambiental.

Las bolsas no son el único componente polimérico de los desechos domésticos, porque se suman las botellas y otros utensilios de una variedad de envases de diferentes materiales poliméricos. Una botella de plástico de medio litro común, no pesa más de 40 gramos, mientras que una botella de vidrio del mismo volumen, pesa aproximadamente diez veces más, cerca de 400 gramos. Dado que en el mundo moderno los bienes recorren un largo camino desde el fabricante hasta el comprador, entonces cada kilogramo extra de carga transportada se convierte en kilogramos extra de gases de escape y a la atmósfera. Además, es necesario transportar el vidrio con más precaución que el plástico, lo que significa un embalaje adicional y costos adicionales. El transporte óptimo de bienes y desechos, es un componente igualmente importante para salvar los recursos del planeta.

Mejorar la cultura de gestión de residuos, es una condición importante para combatir la contaminación ambiental.

La mejor opción para la humanidad, independiente del material, es minimizar la cantidad de desechos y crear tales condiciones para que los materiales hagan tantos ciclos de uso y reciclaje como sea posible.

Pero hay asunto que atender: En términos de su combinación de propiedades, el plástico es el material más práctico para el envasado de productos y bienes. Es liviano y duradero, por lo que su ciclo producción se obtiene con el menor peso posible. Esto es importante porque no solo ahorra recursos para su producción, sino que también reduce el costo de transporte del producto terminado y los desechos de su uso. Además, los polímeros brindan una gran libertad para crear materiales con las propiedades que necesitamos. La tecnología ya permite producir productos plásticos fuertes y duraderos, y podemos fabricar materiales desechables y biodegradables, por lo que cuáles son mejores si consideramos que todavía vivimos en el mundo real, donde todo no es perfecto en absoluto.
Vemos pues que es tarea difícil comparar el impacto ambiental de dos o más procesos diferentes. Por ejemplo, un kilogramo de tereftalato de polietileno (PET) es de 2.3 kilogramos de CO₂, y para un kilogramo de vidrio – 0.6 kg. Sin embargo, si recordamos que una botella de vidrio pesa mucho más que una botella de plástico, entonces la situación produce un resultado contrario, y ahora la huella de carbono del plástico por botella será casi tres veces menor en contaminación. Por supuesto, estas cifras pueden aclararse, dados los diferentes factores y matices de la producción de cada material específico en un lugar en particular, pero el orden de magnitud seguirá siendo el mismo.

La siguiente etapa de la vida útil del empaque se relaciona con los productos que contiene. La disputa se torna sobre qué material conserva mejor las propiedades del producto, en esto se crean muchas especulaciones. Por ejemplo, que una botella de plástico cambia el sabor del líquido vertido en ella, o incluso libera sustancias nocivas por completo. El vidrio, por supuesto, es un material estable, y prácticamente no hay quejas sobre las botellas de vidrio con respecto a la confiabilidad y seguridad, pero al plástico se le ha tratado mal. Desde un punto de vista químico, el plástico es un material aún más inerte que el vidrio, pero ¿cómo preserva el almacenamiento las propiedades del producto?

En la imagen, plásticos atrapados por una biobarda colocada por el Ministerio de Ambiente.
FOTO LA HORA/MARN

A pesar de que muchos materiales parecen sellados e impermeables a primera vista, de hecho, esto no es así.  Las moléculas de diferentes sustancias pueden penetrar de manera diferente a través de los materiales. Por ejemplo, el material puede ser impermeable a las moléculas de agua, pero permeable a las moléculas de oxígeno. ¿Por qué es importante el oxígeno? El hecho es que a partir del contacto del oxígeno con los contenidos que contiene, comenzarán a ocurrir procesos oxidativos, por lo que el sabor del producto cambiará e incluso se volverá no comestible mucho antes de la fecha de vencimiento. La capacidad de un material para evitar que otras sustancias o radiaciones como los rayos ultravioletas penetren, se denomina propiedad de barrera. Las propiedades de barrera del PET, permiten almacenar perfectamente el agua potable en botellas de este material: no le teme a la luz ultravioleta, y las pequeñas cantidades de oxígeno que han pasado a través del empaque no afectarán su calidad. Sin embargo, para muchos otros productos, este nivel de protección puede no ser suficiente: los jugos, las salsas y las bebidas alcohólicas son mucho más sensibles al oxígeno. Por lo tanto, para que el mismo jugo se almacene en una botella de plástico durante mucho tiempo y de forma segura, debe modernizarse ligeramente, para aumentar las propiedades de barrera del material polimérico.

Pasemos ahora a los residuos. Dos formas en todos los materiales. En primer lugar, debemos tratar de minimizar la cantidad de desperdicio y con los desechos que se forman, debemos pensar, ¿es posible usarlos en otras cosas? las botellas de plástico se pueden recoger, lavar y reutilizar, como se hace con sus «hermanas» de vidrio. Sin embargo, esto no siempre es posible, y no siempre es económicamente ventajoso. Por lo tanto, el siguiente paso es convertir los desechos en una materia prima secundaria, cosa que es posible y se puede optimizar más y bajar costos y contaminación.

Finalmente, reutilización. A partir de materias primas secundarias, es posible no solo fabricar objetos y también obtener químicamente otras sustancias. Los mismos polímeros (desde un punto de vista químico, estas son moléculas de cadena larga que consisten en miles de fragmentos idénticos) pueden «desmontarse» en pedazos para nuevos usos en la industria química. Finalmente, los últimos pasos en nuestra pirámide son la incineración de desechos para obtener energía y si es imposible incinerar, la basura se envía a un vertedero. Este proceso clásico debe cambiarse. Al final, es técnicamente posible lavar incluso las bolsas de plástico desechables.

La mejor opción para la humanidad, independiente del material, es minimizar la cantidad de desechos y crear tales condiciones para que los materiales hagan tantos ciclos de uso y reciclaje como sea posible.

Un malentendido de estas prioridades, así como el concepto de un ciclo de vida, conduce a conceptos erróneos y mitos. Por ejemplo, el papel después del contacto con el desperdicio de alimentos generalmente no es apto para el reciclaje, por lo que solo se recicla el cartón y el material impreso, pero no el papel de embalaje. Por lo tanto, el papel y el cartón se consideran materiales más ecológicos que los polímeros, debido a que en la naturaleza descomponen órdenes de magnitud más rápido que el plástico.

Por consiguiente, el decreto en su objetivo solo es parcialmente funcional. La elección de medidas específicas en la producción y manejo de plásticos para minimizar el impacto ambiental y la eficiencia económica del proceso, deben unirse antes y discutirse como programas nacionales de control ambiental: mejores controles de uso y procesamiento en el ciclo de los productos y educación en su uso son elementos claves y no solo prohibiciones.

Artículo anteriorTrump dice alegrarse de juicio político, tuitea enojado
Artículo siguienteMorales aboga en la ONU por el precio del café