POR ASSOCIATED PRESS
SAN DIEGO (AP)

Las detenciones realizadas por la Patrulla Fronteriza durante noviembre aumentaron un 78 por ciento en comparación con el mismo período del año anterior (el nivel más alto durante la Presidencia de Donald Trump) y por tercer mes consecutivo la mayoría de los arrestos fueron de familias y menores de edad.

Las cifras son el más reciente indicio de que las personas que cruzan la frontera de forma ilegal son, en mayor medida, familias y niños quienes viajan sin compañía de un adulto. Es una tendencia que comenzó hace algunos años, pero que ha ido en aumento desde hace algunos meses.

La Patrulla Fronteriza realizó 25 mil 172 arrestos de personas que ingresaron al territorio, en el mes de noviembre, una cifra casi cuatro veces más, comparada con la registrada durante el mismo período del año pasado, informó la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza. Hubo 5 mil 283 detenciones de niños que viajaron sin compañía de un adulto, un incremento de 33 por ciento en comparación con el año anterior.

En general, la Patrulla Fronteriza hizo casi 51 mil 856 arrestos el mes pasado, 1 por ciento más que los 51 mil 1 registrados en octubre y más de los 29 mil 85 del mismo período de 2017. Fue el cuarto aumento mensual consecutivo.

Muchas familias y niños, en su mayoría de Guatemala, El Salvador y Honduras, se entregan a los agentes y solicitan asilo o algún otro tipo de protección, un cambio drástico con respecto a hace varios años, cuando las personas que cruzaban ilegalmente eran principalmente mexicanos y no pretendían entregarse a los agentes de migración. Los centroamericanos solicitantes de asilo tienen bajos índices de aprobación. Pero muchos se quedan en Estados Unidos mientras sus casos pasan por los tribunales de inmigración saturados, un proceso que puede tomar varios años.

Los arrestos de noviembre “son un resultado predecible de un sistema de inmigración disfuncional”, dijo Katie Waldman, portavoz del Departamento de Seguridad Nacional. La funcionaria hizo énfasis en un fallo emitido el 19 de noviembre por un juez federal en San Francisco que frena una nueva política para negar el asilo a las personas que ingresen de forma ilegal al país. El fallo enfureció a Trump, quien hizo de la inmigración ilegal una prioridad fundamental durante su campaña presidencial de 2016.

La Patrulla Fronteriza opera entre cruces fronterizos. Al sumar 10 mil 600 personas que fueron arrestadas en cruces oficiales en noviembre, hubo 65 mil 456 detenidos por ingresar al país sin autorización. Es el nivel más alto desde junio de 2014, durante la mitad del segundo mandato del presidente Barack Obama y en el punto máximo de una afluencia de familias y niños centroamericanos.

Trump envió 5 mil 600 soldados a la frontera con México en noviembre, cuando una caravana de migrantes centroamericanos viajaba por México hacia la ciudad fronteriza de Tijuana, al otro lado de San Diego.

EE. UU. HA SEGUIDO SEPARANDO A FAMILIAS MIGRANTES

El gobierno estadounidense ha separado a 81 niños migrantes de sus padres en la frontera con México desde junio, a pesar de que emitió una orden ejecutiva cesando la práctica y de un fallo similar emitido por un juez, según datos oficiales provistos por las autoridades a The Associated Press.

Las autoridades mantienen la potestad de separar a un niño de sus padres en casos específicos, alegando por ejemplo que peligra el bienestar o la salud del niño o si el padre tiene antecedentes penales. Tales excepciones ya existían incluso antes de la política de «tolerancia cero» aplicada por el gobierno de Donald Trump.

El gobierno decide cuándo un caso amerita esa excepción, pero eso preocupa a los activistas a favor de la inmigración, quienes temen que muchos padres migrantes están siendo etiquetados falsamente como delincuentes.

Desde el 21 de junio (día posterior a la orden ejecutiva firmada por Trump) hasta el 4 de diciembre, 76 adultos fueron separados de sus niños, según la información. De ellos, 51 fueron procesados penalmente: 31 tenían antecedentes penales y 20 por otras razones no especificadas. Nueve fueron hospitalizados, 10 estaban vinculados con pandillas y cuatro tenían órdenes de extradición. Dos habían incurrido en infracciones migratorias y tenían pendientes órdenes de deportación.

«El bienestar de los menores de edad en nuestra custodia es la máxima prioridad», dijo Katie Waldman, vocera del Departamento de Seguridad Nacional, que supervisa las labores de inmigración. «Como hemos dicho antes y como demuestran las cifras, las separaciones familiares son excepciones. Si bien hubo una breve alza durante el período de tolerancia cero, debido al aumento de detenciones de adultos, la cifra ha regresado a su nivel anterior».

Durante el punto máximo de la aplicación de la «tolerancia cero» en el verano, más de 2 mil 400 niños fueron separados de sus padres. La práctica desató el oprobio mundial. Grupos religiosos, políticos y humanitarios la calificaron de cruel e inhumana. Imágenes de niños llorando y de padres angustiados saturaron los titulares de diarios y las pantallas de televisión.

Un juez federal que escuchó una demanda entablada por una madre que había sido separada de su hijo prohibió que siguieran las separaciones y ordenó al gobierno reunificar a las familias.

Sin embargo, el juez, Dana Sabraw, permitió que sigan las excepciones según cada caso individual y autorizó demandas contra nuevas separaciones si el caso lo amerita.

El abogado Lee Gelernt, de la Unión Americana para las Libertades Civiles (ACLU), dijo que espera que el juez ordene que los alerte si hay una nueva separación, porque actualmente no se les está avisando y por lo tanto es imposible introducir demandas en contra.

«Estamos muy preocupados por la posibilidad de que el Gobierno esté separando a familias a raíz de denuncias vagas de antecedentes penales», expresó Gelernt.

Según los datos oficiales, desde el 19 de abril hasta el 30 de septiembre, 170 unidades familiares fueron separadas porque se determinó que no había parentesco entre sus miembros. Ello afectó a 197 adultos y 139 menores. Ello podía incluir también abuelos u otros familiares en casos donde no había prueba de un parentesco. Muchos de los que huyen de la pobreza y violencia en su lugar de origen están apurados y no llevan consigo actas de nacimiento ni documentos similares.

Otras separaciones se implementaron porque los hijos no eran menores de edad.

En el año fiscal 2017, que comenzó en octubre de 2016 y terminó en septiembre de 2017, mil 65 unidades familiares fueron divididas, lo que usualmente abarca un niño y un padre: 46 por fraude y mil 19 por razones médicas o de seguridad, según los datos.

Las cifras «muestran de manera inequívoca que los contrabandistas, los traficantes de personas y los delincuentes están usando a cientos de menores para aprovecharse de nuestras leyes migratorias e infiltrarse en territorio estadounidense», dijo Waldman.

En semanas recientes, miles de migrantes centroamericanos se han aglutinado en caravanas tratando de atravesar México y llegar a la frontera estadounidense. Trump, un republicano, ha usado sus poderes de seguridad nacional para imponer normas que niegan el asilo a todo el que haya cruzado la frontera ilegalmente, pero un juez ha ordenado suspender esa política mientras los tribunales estudian una demanda sobre el tema.

La política de tolerancia cero fue aplicada como manera de inhibir los cruces ilegales fronterizos. El gobierno de Trump dice que el auge de familias centroamericanas que están llegando a los puestos fronterizos está mermando los recursos del país.

MIGRANTES NO SE INTIMIDAN Y CONTINÚAN CRUZANDO

Mientras el gobierno del presidente Donald Trump centra su atención en las caravanas de migrantes que intentan cruzar la frontera sureña de Estados Unidos por California y en la aprobación de la construcción del muro fronterizo, la migración aumenta en el otro extremo de la frontera, en el sur de Texas.

El fin de semana pasado, en el Valle del Río Grande, en Texas, los agentes de la Patrulla Fronteriza detuvieron a mil 900 personas que intentaban cruzar la frontera sin autorización.

Los agentes fronterizos en el Valle del Río Grande detienen a aproximadamente 680 personas al día, comparados con los 145 arrestos en San Diego, limítrofe con Tijuana, México, en donde se calcula que unas 6 mil personas esperan cruzar.

Raúl Ortiz, el subjefe de la Patrulla Fronteriza para el sector del Valle del Río Grande, dijo que menos de una docena de personas han dicho que son parte de una caravana de migrantes.

Alrededor de 380 personas detenidas al día son adultos con niños, lo que la Patrulla Fronteriza categoriza como “unidades familiares”. Unos 75 menores sin compañía de un adulto son detenidos cada día. En su mayoría provienen de Guatemala y Honduras, dos países asediados por la pobreza y la violencia a causa de pandillas.

La Patrulla Fronteriza detuvo a más de 50 mil personas en la frontera sur durante el mes de octubre, la cifra mensual más alta en lo que va del año. Ortiz señaló que el flujo de migrantes ha permanecido constante en noviembre.

Muchos de los traficantes –conocidos como coyotes– trasladan a los migrantes al Valle del Río Grande, el corredor de mayor actividad de cruces ilegales, cobrándoles miles de dólares por persona.

Unos 2 mil 600 soldados fueron enviados al sur de Texas por instrucciones de Trump, quien ordenó un despliegue de elementos militares en activo como respuesta a las caravanas. Los soldados instalaron un campamento cerca del cruce fronterizo de Donna, Texas, y colocaron alambre de púas cerca de varios de los puentes que cruzan el río Bravo, o Grande, que separa a Estados Unidos de México.

Los soldados han permanecido en Texas a pesar de que las caravanas se enfilaron al oeste. Ortiz dijo que el despliegue y una misión previa de la Guardia Nacional han ayudado a liberar a los agentes de la Patrulla Fronteriza de otras tareas, para poder detener migrantes.

Sin embargo, las incautaciones de drogas han caído ligeramente en el Valle del Río Grande, señaló Ortiz. Parte del motivo, indicó, es “la cantidad de energía que (la Patrulla Fronteriza) ha invertido” en detener al gran número de migrantes.

El incesante flujo migratorio también ha derivado en un creciente número de menores y adultos detenidos. Un centro de detención temporal para menores en Tornillo, Texas, sigue expandiéndose, con indicios de que la instalación se está volviendo más permanente.

La hermana Norma Pimentel, directora ejecutiva de Caridades Católicas del Valle del Río Grande, dijo que entre 100 y 200 familias ingresan a diario al refugio que tiene a su cargo. “Llega mucha gente, y no paran”, comentó.

Pimentel dijo que una vez le preguntó a un grupo de migrantes por qué seguían arriesgándose sabiendo lo difícil que sería quedarse en Estados Unidos. “Dijeron ‘tengo que venir porque es peor quedarse en casa. Es más peligroso’”, relató.

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